Perspectivas en las ventas de ereaders y ebooks
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Cuando empezaron a popularizarse los lectores de libros digitales allá por 2007, empezó a sobrevolar un pájaro de mal agüero por el firmamento, proyectando su sombra siniestra sobre el mundo editorial, que se agitaba con los peores presagios para el sector. Las librerías eran las peor paradas en esta ola de pesimismo, y los augurios de la mayoría de los voceros de los medios, presagiaban el fin de estos establecimientos, en manos de los gigantes de internet como Amazon, Apple y en aquella época mucho más Google —Amazon todavía no había dado el salto al mercado internacional— La cuestión llego al culmen en el año 2009 cuando el FICOD, supuso la confirmación de la irrupción al mercado de los contenidos digitales y con ello de los ereaders. Ya en este año 2009, en esta página mostrábamos nuestros recelos sobre tan vertiginoso crecimiento, apelando a experiencias anteriores y a la capacidad de penetración en el mercado de otras tecnologías anteriores.
Finalmente en el 2010 el Papyre de Grammata fue galardonado como el mejor producto del año algo que nos pareció chocante a más de uno porque realmente era un aparato bastante vetusto fabricado en China, pero eran los tiempos gloriosos de estos dispositivos y efectivamente había mucha demanda y sus precios eran exorbitantes comparados con los de ahora. Todavía recuerdo que el primer Papyre que me compré costó la friolera de 399 euros, casi 400, cuando hoy el peor ereader que se pueda comprar en el mercado, lo supera con creces y puede costar alrededor de los 60 o 70 euros.
En el año 2013 y a pesar de que las ventas empezaban a ralentizarse Estatista anunció a bombo y platillo que el año 2017 las ventas de ebooks, superarían a las ediciones impresas en papel .
La verdad es que desde la aparición del iPad de Apple en el año 2010 lo que parecía que iba a ser el aparato de moda del futuro, se ha ido resintiendo y ha ido bajando sus ventas en el mercado. En los últimos dos o tres años, podríamos decir que el mercado se ha ido reestructurando y siguiendo una regla que machaconamente se manifiesta irremediablemente, la producción se ha ido concentrando en dos o tres marcas dependiendo del país que actúan como un oligopolio. El liberalismo combinado con el mercado desregulado funciona así. Las empresas grandes y transnacionales, acaban por arrasar a las empresas medianas o incluso grandes pero que limitan su ámbito a uno o pocos estados más. Aquellos comercializadores de contenedores llenos de ereaders traídos de empresas Chinas a una nave industrial de las afueras, han pasado a mejor vida, y actualmente en nuestro país, sólo han sobrevivido las empresas que tienen fábrica propia abierta en China produciendo sus propios dispositivos y dando un servicio postventa que añade valor al producto que venden, como bq, Energy Sistem o Wolder. Aún así sobrevivir a la competencia de Amazon y Kobo no es fácil. El pez grande se come al chico.
Lo que ha ocurrido era bastante previsible. La tinta electrónica con capacidad de mostrar solamente imágenes estáticas (no vídeo) en escalas de grises, no puede reemplazar a las pantallas de LCD, OLED o TFT en la vida, es imposible, en realidad siempre lo ha sido.
Es como si ahora se lanzase al mercado uno de aquellos enormes teléfonos móviles de los años noventa con pantallas monocromáticas que servían solamente para recibir y enviar llamadas y que se nos tratase de convencer de que son la panacea universal.
¿Pero entonces, por qué se han vendido tantos ereaders? Pues porque se pensó en un primer momento que realmente los ereaders iban a acabar con los libros impresos y las pantallas de tinta electrónica iban a avanzar perfeccionándose hasta convertirse en una pantalla versátil transportable. La realidad es que hoy el aparato de moda es el teléfono móvil que poco a poco va marginando a las tablets, ereaders, portátiles y en algunos casos incluso al ordenador de sobremesa.
Entrando ya al fondo del asunto, nos encontramos con que este año están saltando todas las alarmas en el mercado. Las ventas de ebooks no sólo se han estabilizado sino que están bajando y los medios se están haciendo eco de esta tendencia que parece echar un jarro de agua fría sobre las expectativas de los ebooks y los ereaders.
La Asociación de editores de America (AAP en sus siglas en inglés) en abril de este año, nos comunicó un descenso global en las ventas del 6,7% en los ingresos de las editoriales desde enero de 2015. Las ventas de libros digitales se redujeron casi un 25% en el mismo periodo en Estados Unidos. Simon & Schuster acaban de informar que las ventas han descendido un 6%.
Este fenómeno que parece acompañar al descenso de las ventas de ereaders, nos indica que finalmente el mercado se está regularizando. Cabría preguntarse ¿Realmente la digitalización de contenidos y los lectores de libros digitales, Podrían aumentar el porcentaje de población que lee libros?
Pues parece que no, que no ha sido así. El País publicó un artículo en el que se afirma que el 35% de los españoles no lee un libro nunca y del restante 65% sólo un porcentaje del 29,3% lee todos los días o casi todos los días.
Creemos que aquí está la madre del cordero, el nicho de mercado correspondiente a los aficionados avanzados a la lectura, es muy posible que esté entre el 20 y el 30% de la población. Tampoco creemos que se haya alterado mucho este porcentaje con la aparición de los ebooks. Lo que si parece que ha ocurrido, es que aquellos que ya leían de forma más o menos cotidiana, han aumentado su afición a la lectura. Sin embargo, aquellos que se han iniciado o han retomado esta afición, no han consolidado la misma.
Regalarle un ereader a alguien que no tiene costumbre de leer, le puede animar a hacerlo en un primer momento por la comodidad de la lectura y las facilidades económicas para conseguir los ebooks, pero al cabo del tiempo el lector que se ha comprado o le han regalado, terminará perdido por los cajones de alguna mesilla de noche, o de alguna cómoda de casa.
Esto tiene una lógica aplastante, a alguien que lee uno o dos libros al año, no le es rentable comprarse un ereader, finalmente va a preferir comprarse ese libro seguramente de moda en su edición de papel.
Esto ecológicamente es también más eficiente porque la contaminación y emisión de CO2 producida en la fabricación de un ereader no viene a compensarse hasta que se leen 20 libros impresos en ese ereader.
Pues bien, quitada la expectativa tecnológica hacia estos dispositivos, han perdido su interés por los consumidores y por lo tanto sus ventas han bajado. Pero no así entre los aficionados a la lectura que siguen fieles a sus lectores, e incluso los renuevan cada cierto tiempo con nuevos aparatos. El nicho de mercado seguramente se establecerá en porcentajes que ronden el 25% de la población —punto arriba, punto abajo— que son además los consumidores que compran libros habitualmente.
Hay otros factores que influyen además sobre las ventas de ebooks, y parece que los medios no quieran hacerse eco de ello por algún motivo que ignoramos.
La autoedición triunfa en internet, lo nuevos autores han huido de las editoriales tradicionales que les cobran un dineral por editar su libro evitando el riesgo, y han acudido en masa a sitios como Amazon que le publican su ebook gratuitamente. Resulta que los libros de Amazon, no tienen ISB sino un número ASIN que facilita la propia multinacional, con lo que todos estos libros nuevos, no entran dentro de las estadísticas oficiales, y no estamos hablando de pequeñas cantidades, puede que el porcentaje de ediciones digitales no contabilizadas en las estadísticas por ser autopublicadas supere el 30% habría que revisar las cifras publicadas.
Hay otro factor que no ha dejado de contar en las estadísticas, la piratería sigue funcionando y restando ventas sobre todo a las grandes editoriales que ven como sus esfuerzos en publicidad y en promociones se desvanecen con las bajadas gratis.
Por otra parte, hay que tener en cuenta ciertos matices que se dan en las ediciones en papel respecto a las digitales, por ejemplo no es lo mismo la edición de un Atlas, o un libro de fotografía que la edición de una novela de tapa blanda. En países como Inglaterra las ediciones digitales de este tipo de libro, empiezan a superar a las de papel impreso y es una tendencia que parece que van a seguir la mayoría de los países.
La digitalización lleva una marcha imparable, finalmente el proyecto de Google se completará y todos los contenidos culturales, estarán a disposición de los ciudadanos en formato digital, pero los ebooks convivirán todavía durante bastante tiempo con los libros de papel.
Respecto a los ereaders se avecina una revolución para finales de año con el anuncio de Amazon del lanzamiento de un ereader con tinta electrónica a color, aparato que puede acabar con las actuales tablets, y que puede inundar el mercado de pantallas de tinta electrónica en los móviles, monitores y tablets, pero eso igualmente no creemos que provoque el aumento del número de ciudadanos aficionados a la lectura.
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