¿El futuro de la distribución por internet está en las impresoras 3D? parece que Amazon piensa que si
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Estamos en una época de cambios que afectarán la vida de nuestros hijos y nietos de forma radical. No me estoy refiriendo a cambios producidos en el seno del grupo social, no hablo de confrontaciones de ideologías, ni de concepciones del mundo, ni siquiera de formulas económicas para solucionar las graves deficiencias del sistema financiero actual. Los tiempos en los que un teórico podía cambiar el mundo a través de una utopía sociológica y económica, parecen haber cambiado, lo mismo que ha cambiado el imperio de las creencias religiosas por la concepción científica del mundo y de la realidad.
Ahora son los técnicos, los científicos los que revolucionan la sociedad cambiando nuestros hábitos sociales y el modo de producción y de distribución de los bienes en el sistema. Ya pasó con internet —no olvidemos que apenas tiene veinte años de vida prácticamente— que ha conseguido cambiar absolutamente el acceso a la información, nuestra comunicación y la distribución de productos.
Ahora estamos empezando a ver el nacimiento de lo que en un futuro probablemente afectará a nuestra vida diaria, como son los “wearables” y otra tecnología que ahora mismo está en pañales pero que cambiará radicalmente nuestros hábitos de consumo si llega a imponerse.
Nos estamos refiriendo a la impresión 3D. Las impresoras 3D no sólo pueden modelar maquetas, o muñecos, o pequeñas estatuas. Pueden hacer mucho más y en la medida que vayan avanzando, seguramente en el futuro podrán hasta reproducir hasta productos biológicos teniendo el cartucho de “tinta” o material adecuado. Ni que decir tiene, que también podrán reproducir la mayoría de los productos que se distribuyen hoy en las tiendas del mercado.
¿De que estamos hablando? Pues muy sencillo, de que es posible que a medio plazo uno elija a través de un catálogo digital un bolso por ejemplo y al darle al botón de comprar no se movilizara todo un sistema de distribución como hasta ahora. No habrá un mozo de almacén buscando el producto, no habrá alguien que lo empaquete, no habrá alguien que lo lleve a correos, no habrá ningún cartero que lo entregue en nuestra puerta, ni siquiera habrá un dron que aterrice en nuestro balcón para entregar el producto terminado.
Todo será mucho más sencillo, simplemente la empresa vendedora nos transmitirá un programa informático y nuestra impresora 3D empezará a “imprimirlo” y a los pocos minutos tendremos en nuestro poder un bolso recién fabricado. Todo se comprará “bajo demanda” no habrá prácticamente excedentes de producción, sólo se producirá lo que se demanda, ni más, ni menos, el sueño de todo economista buscando la máxima eficiencia productiva. Todo dependerá del talento del que diseña el producto, no de la cantidad que se produce eliminando la economía de escala.
UNA UTOPÍA QUE EMPIEZA A SER REALIDAD
Amazon ha creado una tienda de comercio electrónico para productos impresos en 3D de momento no es una maravilla lo que ofrece, todo son productos de plástico con un diseño más o menos innovador y original, pero también ofrece hevillas para cinturones, soportes para móviles y hasta piezas para submarinismo. Acaban de empezar.
Y Jeff Bezos lo está haciendo como siempre con un ánimo de acaparar el mercado, no recurre a sitios de terceros como Shapeways, Cubify o MakerBot los modelos son propios.
¿COMO FUNCIONA EL MODELO DE NEGOCIO DE AMAZON?
Amazon tiene una ventaja evidente sobre los comerciantes habituales, algo que se vio hace muchos años con la aparición de las grandes superficies con enormes espacios para la distribución de productos que abarataban los costes de producción y mantenimiento, ahorrando alquileres y sueldos en repositores y dependientes al aumentar la superficie de los estantes donde se colocan los productos. Esto permitió abaratar los precios al ser los propios consumidores los que se sirven la mercancía y se desplazan a los grandes hipermercados de las afueras de las ciudades.
En la distribución de bienes por internet, es el vendedor el que tiene que hacer llegar el producto a su casa al comprador, y ahí es donde vienen los quebraderos de cabeza de Amazon, porque se obliga a hacer gigantescas inversiones en terrenos y construcción de grandes centros de distribución que suponen un coste añadido al producto. No es de extrañar su obsesión por abaratar costes laborales aún a costa de potenciar proyectos tan disparatados como el reparto con drones aquí es donde está el talón de aquiles del modelo de venta por internet.
Si se quiere monopolizar la distribución de bienes por internet e igualar ese modelo a la magnitud actual de comercio minorista, habrá que tener edificios enormes en los que almacenar los productos hasta que se entreguen a los consumidores. Los productos físicos ocupan un lugar en el espacio, eso es inevitable según la ley de la física, y los productos que ahora se almacenan en los pequeños comercios minoristas y las grandes superficies, si se venden por internet, tendrán que almacenarse en los edificios de Amazon, hasta que alguien los compre.
Esto que parece una verdad de Perogrullo, sin embargo limita el crecimiento del comercio electrónico y parece que es la pesadilla de Jeff Bezos. Ahora mismo, Amazon tiene la posición ventajosa de poder almacenar mucho más eficientemente los productos en espacios enormes y automatizar el proceso de selección y empaquetado de esos bienes, no hay tienda de barrio, ni librería, ni tienda de electrodomésticos que pueda competir con un centro de logística de Amazon. Pero esto no puede seguir siendo así, no puede crecer eternamente hasta cubrir toda la demanda del mercado.
¿CUAL ES LA ALTERNATIVA?
Sólo hay una: incrementar la eficiencia en sus operaciones de almacenamiento y distribución para aumentar sus márgenes de venta.
Y aquí es donde la idea de iniciar una distribución vía impresión 3D cobra un significado distinto. No se trataría ya de vender un producto físico sino un programa informático. Simplemente con que el cliente compre el programa necesario para que su impresora 3D lo “imprima” en el salón de su casa, es suficiente. Se eliminan de un plumazo, los almacenes, los edificios, los empleados, los carteros, prácticamente todo. Simplemente sería necesario un centro de ordenadores para almacenar los “contenidos digitales” seguramente el sueño de Jeff Bezos.
Posiblemente veamos en el corto plazo como Amazon empezará a comercializar tanto impresoras 3D como filamentos para estas impresoras y posiblemente veamos como su precio bajará rápidamente en los próximos años, a la vez que el gigante vendedor de internet empieza a ampliar su catálogo de productos, en los que no sólo habrá juguetes y joyas de plástico como ahora, habrá un sin fin de objetos de uso diario.
Conclusión
Evidentemente y a la vista del estado actual de estas impresoras dudamos mucho que veamos pronto algunas de las cosas que hemos descrito más arriba, todavía tendrá que pasar mucho tiempo para llegar a encargar la cena a la impresora 3D y eso además traerá otras consecuencias sobre la calidad de vida de los seres humanos que habría que desarrollar, lo mismo que las consecuencias sobre el medio ambiente y la estructura de la sociedad, pero eso es algo demasiado exorbitante para este artículo.
A modo de ejemplo veamos un curioso video sobre las galletas Oreo.
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