Relato 82 - VIVIENDO EN LAS ESTRELLAS

 
 
Hay dos tipos de personas, las que creen en la ciencia y las que por el contrario creen en la magia. Yo creo que la magia es ciencia y viceversa ¿crees en los cuentos de hadas? Una vez me dijeron que toda historia imaginada y creada ha sucedido o sucederá en alguna parte del mundo o quién sabe, si en otro universo. Quizás tú conoces o eres Andrea. En cualquier caso esta historia debe ser contada. Prepárate para abrir tu mente y tu corazón, se trata de una emocionante aventura.
 
Andrea es una joven criatura de un planeta lejano, llamado Anôrok, allí tiene todo lo que puede desear y a menudo eso le parece aburrido. La mayoría del tiempo Andrea se muestra como forma humana, con el cabello pelirrojo y grandes ojos verdes, le gusta hacer como que se enfada y encender su pelo en llamas. Es una de mis criaturas favoritas de ese mundo. Otras veces le gusta ser un águila con poderosas alas para volar, otras un delfín, para surcar el mar dando saltos y otras un gatito para acostarse en el regazo de su madre y darle su compañía y cariño.
 
Hoy Andrea estaba especialmente emocionada, cada año todas las especies de este mundo pueden elegir si viajar a otro planeta en alguna misión amorosa y divertida o valiente y terrorífica pero igualmente útil y apasionante. Aunque no es obligatorio irse, eso es decisión de cada uno. Ya había viajado a todo tipo de lugares, había sido pirata, ogro, hada, un brujo con grandes poderes, muchísimos personajes diferentes, pero esta vez quería ser más valiente, quería ayudar a un planeta que necesitara de sus dones y virtudes, ya llevaba mucho tiempo esperando ese momento, pero siempre le aconsejaban ir a ese lugar cuando tuviera más experiencias acumuladas. Esta vez estaba decidida y no se echaría para atrás, sentía desde lo más profundo de su ser que estaba lista, se embarcaría en su mayor aventura, por fin viajaría a la Tierra. Sus familiares se despidieron de ella con orgullo, sabían que estaría bien, ellos siempre estarían en contacto con ella y la ayudarían, pero sólo si ella se lo pedía. Antes de irse, los protectores de los viajeros le advirtieron, que para ir allí y tener una experiencia completa, debían de borrarle sus recuerdos y que sólo dependería de ella recuperarlos allí o no. Olvidaría su origen, sería como estar dormida. Andrea ya sabía las condiciones y no tenía miedo, en cualquier caso, en el momento de volver a su planeta de origen los recuperaría. Su mejor amiga la abrazó fuertemente emocionada y le dijo - cuenta con mi apoyo - ella ya había estado en aquel misterioso planeta, Andrea tenía unos planes muy nobles, pero a la vez era muy arriesgado, así que necesitaría ayuda.
 

LA TIERRA (2020)

 
Evelyn y Christoffer son una hermosa pareja que está a punto de graduarse, pensaban que este era su año, el año de por fin ser libres, viajar, buscar trabajo, independizarse, estaban deseando acabar el curso, aunque aún quedaban muchos exámenes por delante. Se dirigían a la cafetería de la universidad y como todas las mañanas, llegaban treinta minutos antes de que empezara su clase de botánica, para tomarse un buen café que les ayudara a despertar. Disfrutaban mucho de esos momentos juntos charlando, cualquier tema era bueno, filosofía, ciencia, política, misterio, etc. A ese momento les gustaba llamarlo la tertulia y siempre se les hacía demasiado corto. Esta mañana tenía algo un tanto peculiar, el debate que tenían ellos en su mesa, era el que tenían todos los demás alumnos, profesores y demás trabajadores de la cafetería. En las noticias sólo se hablaba de una cosa, al parecer un extraño virus estaba afectando a las personas en muchas partes del mundo, un virus que no conocían y difícil de combatir. Evelyn y Christoffer no podían creerlo, pensaban que sólo era una falsa alarma, seguro que se solucionaría pronto y todo habría quedado en un mal sueño. Pero como ya todos sabréis, no fue así.
 
Durante todas las clases los profesores intentaban dar el temario con normalidad, pero era imposible, inevitablemente volvían al mismo tema del virus, gracias a su profesión, podían hablar de ello con más conocimiento, por lo que eran más conscientes de lo que podía conllevar que el virus se contagiara tan fácilmente y del riesgo que corrían las personas mayores y las que tuvieran patologías previas, a las que se sabía que les hacía más daño.
 
Se trataba de un virus que se transmitía por el aire y por contacto, afectaba sobre todo al sistema respiratorio y podía parecerse a una simple gripe, pero era más fuerte y ya habían muerto muchísimas personas en todo el mundo por su causa. Era crucial hacer la vacuna lo antes posible.
De vuelta a casa, Christoffer quiso contarle a Evelyn un sueño que había estado teniendo últimamente y no le dejaba descansar por las noches, se le veía muy nervioso y asustado, pero a la vez intrigado. Ella le cogió la mano fuertemente y le dijo -tranquilo, estoy aquí contigo, todo está bien- de pronto el muchacho tuvo una extraña sensación de paz, sabía que era verdad, que no había nada que temer, así que se dispuso a contarle lo que veía en sus sueños. Siempre era igual, veía a una niña con el pelo rojo, estaba en un bosque, con árboles enormes, sonreía todo el tiempo y parecía mirarlo a él, aunque ella era la única persona en ese lugar.
 
De repente se transformaba en un majestuoso ave fénix, este ardía completamente, estaba hecho de fuego y se le veía disfrutar de ello. El ave volaba por el bosque quemando y destruyendo todo a su paso. Él intentaba gritar, moverse e impedir lo que hacía, pero era imposible y se sentía angustiado por ello. Podía observarlo todo muy de cerca, pero en realidad no estaba allí. El pájaro aterrizó aparentemente muy cerca de él y aunque de nuevo tomó su forma humana, seguía teniendo una fuerza y seguridad inquebrantable.
 
La niña hizo un gesto con sus ojos, invitando a Christoffer a mirar a su alrededor, era maravilloso, el bosque estaba renaciendo, crecían árboles por todos lados a mucha velocidad, más fuertes y más verdes que antes, la pequeña se agachó para coger una de las maravillosas flores de loto que acababa de florecer en un lago y se la entregaba, encendiéndola de nuevo en llamas.
 
Por último, el muchacho se despertaba en su cama y sentía que algo quemaba sus manos. Estaba desconcertado, tenía la flor que le había entregado la niña y rápidamente su habitación, su casa, su ciudad y el mundo entero empezaban a arder. Todo formaba parte de un sueño, no entendía porque le afectaba tanto, pero lo que estaba pasando en diferentes países con respecto al virus, le hacía estar más inquieto. Sabía que no pasaría una buena noche. Evelyn decidió quedarse a dormir con él. En las noticias anunciaban un posible estado de alarma y un confinamiento de 15 días, así que querían aprovechar el tiempo al máximo para estar juntos.
 
Esa noche cenaron en la terraza, casi habían olvidado todo lo que estaba pasando, bebieron vino y comieron pizza de champiñones y albahaca que habían preparado juntos. Charlaron por un buen rato, hasta que finalmente se fueron a dormir, esa noche Christoffer no tuvo ninguna pesadilla, el estar cerca de Evelyn siempre le traía paz.
 
Una semana más tarde sus padres les mandaron a hacer la compra, ya era oficial, al día siguiente empezaría un confinamiento, cerrarían trabajos que no fueran esenciales, las universidades y colegios ya lo habían hecho antes, todo era increíble ambos aún tenían la esperanza de que todo se solucionara pronto.
 
De camino al supermercado se asombraban más y más, las calles estaban vacías y las pocas personas que veían, llevaban mascarillas o guantes o las dos cosas. Cuando llegaron, todos estaban como locos, cogían alimentos casi sin mirar y a pesar de las advertencias de la distancia de seguridad, aconsejada para no contagiarse, parecía preocuparles más no quedarse sin comida. Así que ellos empezaron a alarmarse también, aquello se asemejaba cada vez más a el fin del mundo que habían visto miles de veces en películas, debían prepararse para lo que viniera. Cogieron papas, huevos, leche, pasta, verdura y fruta de toda clase. El papel higiénico de repente parecía ser algo escaso y de valor incalculable, todos llevaban mucho en sus carros y casi no quedaba ya en las estanterías.
 
Llego el momento de despedirse, cada uno debía volver a su casa. Christoffer le dijo a Evelyn que la echaría de menos y se besaron y abrazaron, ella sonrió y le dijo que no fuera exagerado, que solo eran un par de semanas, que volverían a la universidad y seguirían con sus planes, esto se quedaría en una simple anécdota para contar a sus hijos.

 
Christoffer siempre había sido un chico fuerte, valiente y decidido, le encantaba vivir aventuras, se apuntaba a todos los concursos de competiciones de la universidad, daba igual de lo que se tratará, a veces era un caos, con demasiados proyectos en su cabeza. Evelyn admiraba eso de él, le solía decir que era su inspiración, ella era más tranquila y continuamente se pensaba todo demasiado, le gustaba ser organizada, hacer las cosas bien para no equivocarse, por ello tenían mucho que enseñarse el uno al otro.
 
En este caso Christoffer no tomó la situación como una aventura, llevaba tiempo intuyendo que algo malo se avecinaba y así era, siempre había tenido la sensación de que debía aprovechar el tiempo al máximo, ansioso por experimentar sentimientos, lugares, olores, etc. Su inquietud sólo disminuyó un poco al conocer a la que él llamaba su Alma gemela, Evelyn.
 
Últimamente no podía evitar estar triste, sentía que pronto tendría que despedirse. Ella había notado que estaba raro, como asustado, nunca lo había visto así, por lo que decidió poner en práctica todo lo que había aprendido de él, esta vez sería ella la valiente, la intrépida, a la que nada le asusta y le brindaría su apoyo, fuera lo que fuera lo que le preocupaba a Christoffer.
 
Cuando estaba a punto de llegar a su casa, decidió antes acercarse a la librería que estaba justo al lado, eso le ayudaría a pasar los días más entretenido, tenía pensado buscar alguno sobre plantas o animales salvajes, pero se sorprendió a sí mismo cuando vio que le llamaba enormemente la atención uno en el que el título era "Viviendo en las estrellas" con el dibujo de una flor de loto, leyó la contra portada y aún le atrajo más el tema, se trataba de un libro sobre la reencarnación. Pensó que nunca había leído sobre ese tipo de historias, pero que quizás podría ser interesante, se dijo -será un tema de conversación fabuloso para tener con Evelyn en la próxima tertulia- además, no podía deshacerse de él, algo le decía que debía leerlo.
 
Una vez en su casa el muchacho se disponía a quitarse los zapatos y dejarlos en la entrada, como habían estado haciendo últimamente por precaución, echó un vistazo a la cocina y se quedó embobado con la imagen de su abuela y su madre charlando y preparando el almuerzo juntas, había visto esa imagen muchísimas veces y le hacía muy feliz, pensaba en lo afortunado que era de tenerlas y se apresuró a darles un abrazo, no podía evitar sentir que debía aprovechar su tiempo y demostrarles a sus seres queridos lo importante que eran para él. Justo al terminar de abrazar a su abuela Adele, ella empezó a toser, había estado aguantando las ganas mientras le daba ese intenso abrazo, sabía que era importante para él. Por un momento todos se quedaron en silencio mirándose a los ojos. La tierna abuela sonrió y les hizo un gesto tranquilizador - no os preocupéis por mí, creo que llega el momento de volver- se puso la mano en el pecho y caminó con dificultad hasta su dormitorio para acostarse en la cama.
 
Christoffer no lo podía creer, ese estúpido virus podía haber afectado a su abuela, ella significaba mucho para él, siempre le había dado mucho cariño, de repente se le vinieron a la mente numerosas imágenes de momentos que habían compartido juntos. Ella le había enseñado a leer, a tocar la guitarra, a cocinar sus comidas favoritas. Estaba a punto de volverse loco de angustia y rompió a llorar. Pero de pronto escuchó a su abuela que lo llamaba, intentó recomponerse un poco y secarse las lágrimas. Se acercó a la cama donde estaba acostada y se sentó en una silla que tenía a su lado. Adele cogió la mano de su nieto y le recordó algo que de pequeño adoraba hacer con ella. Su abuela le había enseñado a rezar, a tener fe y esperanza, a confiar en las experiencias que vivimos. Así que Christoffer gracias a la oración de su abuela pudo relajarse y no se le ocurrió otra cosa que pedir ayuda, a quien le estuviera escuchando, la pidió con todas sus fuerzas, sabía que era importante creer en lo que hacía. Unos minutos le bastaron para recordar, era increíble, no podía entender cómo había podido olvidar durante tanto tiempo su verdadera identidad. Lo recordó todo, recordó a toda su familia despidiéndose de ella, en aquel maravilloso planeta, no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas. Su abuela lo miró por última vez en la Tierra, sonriente. Finalmente llegó la despedida.

 

ANÔROK (Misión a la tierra)

 
Andrea antes de partir planea su viaje con los sabios protectores, está muy entusiasmada, deseando poder ayudar. En la reunión hablan de cuáles serán sus objetivos.
 
 
Sabios - Deberás recordarles a los humanos que todos están conectados y que deben trabajar en equipo, han olvidado cuidar su planeta y el respeto por su raza. Los seres humanos han permanecido dormidos durante mucho tiempo y ha llegado la hora de despertarles.
 
Andrea - De acuerdo lo haré, pero como puedo hacer eso, como podré llevar mi mensaje a tanta gente.
 
Sabios - Llevarás contigo una chispa de fuego de este mundo, irás sembrándola durante tu vida allí y en el momento perfecto, brotará y muchos volverán de regreso a este planeta. Ellos lo verán como una horrible tragedia, pero estarán equivocados. Gracias a esta chispa los cielos volverán a ser azules, los bosques más verdes y recordaran la más grandiosa verdad, que todos somos uno.
 
 
Andrea - ¿Esa chispa se quedará allí para siempre? no quisiera hacerles daño.
 
Sabios - El tiempo que sea necesario, en cualquier caso, no te sientas culpable, los humanos que están allí, también son nuestros hermanos y ellos mismos han decidido tener esa experiencia, pero lo han olvidado. Cuando vuelvan a su planeta de origen tanto tú, como ellos y nosotros lo celebraremos.
 
Su mejor amiga Abby entró en la sala y dijo -yo me apunto, quiero participar y ya tengo experiencia allí, además siempre he querido llamarme Evelyn- y todos rieron entusiasmados.

 
…¿Y tú? ¿Ya estás despierto?

 
 

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