Microrrelato 68 - La premiada
Tras varios besos, abrazos y alguna que otra lágrima, la premiada se levantó y bajó la escalinata que llevaba hasta el escenario donde le esperaba un trofeo en forma de tubo plateado, con ribetes dorados, estrecho en su base y ancho en su punta. Embutida en un llamativo traje negro, que dejaba al desnudo uno de sus hombros, miró al frente, recorriendo toda la sala con un elegante giro de cuello, a izquierda y derecha, arriba y abajo. Al finalizar la salva de aplausos, se dirigió a la platea.
- No voy a agradecer, a los que me quieren y me han ayudado, absolutamente nada. Ellos saben quiénes son. Este premio está dedicado a todos aquellos que me mandaron a la mierda. A los que me dijeron que no había procesos de recepción de guiones en muchos años. A los que insistieron en que me dedicara a otra cosa, porque para esto no valía. A los que escuché quejarse, amargamente, de que aquí es muy difícil hacer cine, cuando son los primeros que no permiten hacerlo. A todos ellos, ¡Gracias! ¡Me habéis dado un motivo para seguir adelante! ¡Y a los que peleáis a diario, ya sabéis lo que tenéis que hacer cuando os encontréis a todos estos! ¡Luchar!
La premiada se dio la vuelta y realizó, una y otra vez, reverencia tras reverencia, tras reverencia……….
Una sintonía tipo reggae, proveniente de un Smartphone, despertó a Julia,
amodorrada delante de su portátil. Sólo unos instantes le permitieron darse cuenta de que todo había sido un sueño. Pero lo suficientemente bueno como para arrancarle una sonrisa y colocar sus manos sobre el teclado. Y, botonazo a botonazo, dejar correr su imaginación para continuar peleando por las historias que quería contar a la gente y así sentirse una auténtica premiada.