Un 60% de los ebooks comprados en línea en la tienda de Kobo, no se han leído.
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Kobo manifestó en el pasado mes de abril un dato sobre los hábitos de sus compradores de libros digitales que cuando menos es bastante llamativo. Gracias a los medios que tienen averiguaron que el 60% de los ebooks que se compran en línea en su tienda nunca se abrieron. Nos estamos refiriendo a los comprados a través de ereader, tablet u ordenador. Para colmo de paradoja, resulta que los libros con más probabilidades de que no se abrieran eran los más caros.
No solamente es Kobo quien dice esto, la empresa Jellybooks ha desarrollado un software que rastrea los hábitos de lectura de los consumidores, a cambio de artículos gratuitos o descuentos. Más de 100 editores están usando su API para su propia tienda.
Esta empresa ha descubierto que entre el 40% y el 50% de los ebooks comprados nunca se comenzaron siquiera a leer, aunque si lo vemos por géneros estos porcentajes tienden a fluctuar. Hay un porcentaje de terminación de la lectura comprendido entre el 70 y el 90% pero en algunos casos ese porcentaje no pasa del 20 al 40%. Parece que las obras gráficas tienen mayor posibilidad de ser terminadas.
Los géneros más vendidos son el Romance, el erotismo, la ciencia-ficción, la fantasía y lo paranormal, porque la mayoría de estos libros son auto-publicados y no están disponibles en forma impresa.
Hipótesis sin confirmar, nos cuentan que determinados géneros como el erotismo hardcore y la ficción gay se compran en formato digital para no revelar su lectura en público, ya que en un ereader no se vé la portada del libro.
En 2014 el Centro de Investigación Pew reveló que una cuarta parte de los adultos estadounidenses, no había leído un solo libro en el último año. El número de no lectores casi se ha triplicado desde 1978.
Este dato hay que analizarlo con cautela, lo mismo que antes de internet la gente decía “Yo no leo, pero veo mucha televisión y voy al cine” ahora los que no leen literatura, nos cuentan que leen mucho, pero lo hacen en internet, que están todo el día leyendo mensajes, noticias en el facebook, otras redes sociales, el correo electrónico o blogs especializados. Posiblemente esto último sea verdad, lo que cabe preguntarse al igual que hace unos años, es si se puede equiparar ver televisión, ver una película o navegar por internet a la experiencia de leer. Nosotros lo dudamos sinceramente, entre otras cosas porque leer es una experiencia que lleva a la interiorización y desarrolla la imaginación, lo hemos explicado en otras ocasiones. Por otro lado el nivel de complejidad que requiere una novela, no es el mismo que el de un artículo de un blog. La información no es literatura aunque se sirva de esta para transmitirse. La literatura tiene categoría de arte, interpreta el mundo, va más allá del simple hecho de informar. Los audiolibros cumplen con la misma función que los libros impresos, como con la palabra no pueden transmitirse todos los detalles y matices de una imagen, nuestra imaginación viene a suplir esa limitación, dando forma con nuestros contenidos, a los personajes y situaciones que aparecen en los audiolibros, por eso creo que son tan interesantes los libros auditivos.
Volvemos en esta ocasión a ver una muestra del consumismo imperante, y un ejemplo de una forma de vivir que nos mantiene en continua tensión y alejados de nosotros mismos, que nos lleva a descuidar nuestra intimidad.
Seguramente aquellos que han comprado el libro digital más caro para dejarlo olvidado en la estantería virtual de su ereader sin abrirlo, lo han hecho compelidos por la tremenda publicidad repetitiva y machacona perfectamente orientada hoy en día hacia nuestros gustos y hábitos, gracias a la capacidad tan tremenda de internet para averiguar nuestras preferencias de consumo.
El problema es que se nos está olvidando vivir, creemos que la calidad de vida se obtiene aumentando los bienes y el dinero que poseemos, pero la realidad luego nos dice que el tiempo que empleamos en conseguirlos, nos impide disfrutar de esos productos y de ese dinero, curiosa paradoja en la que algunos vivimos atrapados a diario.
Fuente: Periodismo.com
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