Hace unos meses propuse este libro para el club de lectura. Con escaso éxito. Pese a ello he hecho caso de mi recomendación y he emprendido su lectura.
Antes de nada decir que, aunque el nombre del autor sea Kazuo Ishiguro, la novela podría haber sido escrita por alguien llamado James Tailor: el autor se crió en el reino unido y es tan británico como el te de las cinco. De hecho, gran parte de la ambientación parece sacada de las novelas que se desarrollan en los "college" de las islas.
Algo que se complementa con la profunda melancolía que rezuma toda la obra, muy acorde con los cielos grises bajo los que se desarrolla la "acción". Bueno, "acción"... digamos los recuerdos.
La novela nos presenta una ucronía distópica desde la perspectiva de los oprimidos (de una joven, para ser concreto), pero bien podría ser una metáfora de la sociedad actual, que nos ve como sufridos y pacientes objetos de mil y un sometimientos. Sin que, frecuentemente, seamos ni siquiera conscientes de padecerlos (por no hablar de actuar en nuestra defensa). Entrecomillaba acción cuando, quizás, la palabra que caracterizaría la obra es todo el contrario, la inacción, la pasión en su sentido más literal.
Por cierto, la película inspirada en la novela es bastante fiel. Y se deja ver.
Opiniones
Hace unos meses propuse este libro para el club de lectura. Con escaso éxito. Pese a ello he hecho caso de mi recomendación y he emprendido su lectura.
Antes de nada decir que, aunque el nombre del autor sea Kazuo Ishiguro, la novela podría haber sido escrita por alguien llamado James Tailor: el autor se crió en el reino unido y es tan británico como el te de las cinco. De hecho, gran parte de la ambientación parece sacada de las novelas que se desarrollan en los "college" de las islas.
Algo que se complementa con la profunda melancolía que rezuma toda la obra, muy acorde con los cielos grises bajo los que se desarrolla la "acción". Bueno, "acción"... digamos los recuerdos.
La novela nos presenta una ucronía distópica desde la perspectiva de los oprimidos (de una joven, para ser concreto), pero bien podría ser una metáfora de la sociedad actual, que nos ve como sufridos y pacientes objetos de mil y un sometimientos. Sin que, frecuentemente, seamos ni siquiera conscientes de padecerlos (por no hablar de actuar en nuestra defensa). Entrecomillaba acción cuando, quizás, la palabra que caracterizaría la obra es todo el contrario, la inacción, la pasión en su sentido más literal.
Por cierto, la película inspirada en la novela es bastante fiel. Y se deja ver.