Quizás esperaba algo más de este libro, pero en definitiva vale la pena su lectura. De manera algo diferente que "1984", de George Orwell, pero de similar fondo, nos encontramos ante otro alegato contra la manipulación enfermiza del Estado sobre los ciudadanos. En este caso, son los libros los protagonistas. Una sociedad en la que solo están permitidos los libros tipo "manual" o "libros de instrucciones" sobre un determinado oficio o instrumento. El resto, o sea, la Literatura, es considerada un germen peligroso que hay que fulminar, o más bien "quemar". El Estado no puede permitir que los ciudadanos opten a una formación intelectual independiente de los intereses del "Leviatán". Un lector, un coleccionista de libros, es directamente un criminal.
El trasfondo del libro nos lleva a la reflexión sobre las dictaduras y los totalitarismos, algo que no nos coge demasiado de sorpresa en la disyuntiva mundial actual, donde observamos la existencia de muchos de estos regímenes en su salsa y de algunos otros disfrazados de democracia, que es más "moderno".
Este libro, pese a su edad, tiene cosas que se dan cada día más. Encajonados entre pantallas, unas que nos gritan a voces y otras en silencio, no tenemos tiempo para reflexionar sobre las cosas y vamos siempre en piloto automático. Deja reflexiones importantes que hay que evaluar y asimilar, para no dejarnos engañar por los que no quieren que pensemos no vaya a ser que les estropeemos el chiringuito.
Leer está prohibido y los bomberos queman libros. Tiene una muy buena versión cinematográfica. La novela no sólo refiere a la pérdida de conocimiento del saber humano sino también a perder el conocimiento de las personas que nos rodean. Interesante novela para iniciarse en la lectura de distopías.
No andaba muy desencaminado el autor al describir una sociedad en las pantallas invaden nuestras vidas desbancando a los libros. Si a la población se le prohibe leer los ciudadanos serán una masa fácilmente dominable. Un libro perfecto para reflexionar.
Uno de mis libros favoritos. Ya ni siquiera recuerdo las veces que lo he leído pero no me canso de él.
La trama, los puntos de reflexión y los personajes, es especial la relación entre Montag y Clarisse, me fascinan. Por otro lado, darse cuenta de los paralelismos que cada vez con más frecuencia podemos encontrar entre la obra de Bradbury y la realidad resulta escalofriante.
Con el tiempo me he dado cuenta de que si me gusta mucho más Fahrenheit que 1984 o Un mundo feliz es porque, al menos para mí, es menos duro. La sociedad que describe el autor no es tan cruda ni tiene esos episodios de crueldad que se pueden encontrar en los otros dos libros.
Opiniones
Quizás esperaba algo más de este libro, pero en definitiva vale la pena su lectura. De manera algo diferente que "1984", de George Orwell, pero de similar fondo, nos encontramos ante otro alegato contra la manipulación enfermiza del Estado sobre los ciudadanos. En este caso, son los libros los protagonistas. Una sociedad en la que solo están permitidos los libros tipo "manual" o "libros de instrucciones" sobre un determinado oficio o instrumento. El resto, o sea, la Literatura, es considerada un germen peligroso que hay que fulminar, o más bien "quemar". El Estado no puede permitir que los ciudadanos opten a una formación intelectual independiente de los intereses del "Leviatán". Un lector, un coleccionista de libros, es directamente un criminal.
El trasfondo del libro nos lleva a la reflexión sobre las dictaduras y los totalitarismos, algo que no nos coge demasiado de sorpresa en la disyuntiva mundial actual, donde observamos la existencia de muchos de estos regímenes en su salsa y de algunos otros disfrazados de democracia, que es más "moderno".
Este libro, pese a su edad, tiene cosas que se dan cada día más. Encajonados entre pantallas, unas que nos gritan a voces y otras en silencio, no tenemos tiempo para reflexionar sobre las cosas y vamos siempre en piloto automático. Deja reflexiones importantes que hay que evaluar y asimilar, para no dejarnos engañar por los que no quieren que pensemos no vaya a ser que les estropeemos el chiringuito.
Una excelente crítica del triunfo de la ignorancia sobre la cultura.
Leer está prohibido y los bomberos queman libros. Tiene una muy buena versión cinematográfica. La novela no sólo refiere a la pérdida de conocimiento del saber humano sino también a perder el conocimiento de las personas que nos rodean. Interesante novela para iniciarse en la lectura de distopías.
No andaba muy desencaminado el autor al describir una sociedad en las pantallas invaden nuestras vidas desbancando a los libros. Si a la población se le prohibe leer los ciudadanos serán una masa fácilmente dominable. Un libro perfecto para reflexionar.
Uno de mis libros favoritos. Ya ni siquiera recuerdo las veces que lo he leído pero no me canso de él.
La trama, los puntos de reflexión y los personajes, es especial la relación entre Montag y Clarisse, me fascinan. Por otro lado, darse cuenta de los paralelismos que cada vez con más frecuencia podemos encontrar entre la obra de Bradbury y la realidad resulta escalofriante.
Con el tiempo me he dado cuenta de que si me gusta mucho más Fahrenheit que 1984 o Un mundo feliz es porque, al menos para mí, es menos duro. La sociedad que describe el autor no es tan cruda ni tiene esos episodios de crueldad que se pueden encontrar en los otros dos libros.