En esta ocasión dedico este espacio a la primera novela de Martín Iguaran, autor porteño, que lleva por título «El Castillo de San Severino».
Al comenzar la novela pensé, equivocadamente, que todo lo que leería en esa novela sería una historia de un viaje. Un drama, por así decirlo. Como ya he dicho alguna otra vez, prefiero no leer las sinopsis para no leer con una idea preconcebida y llegar virgen a la lectura.
Al principio, me pareció interesante, pero con un toque aburrido. Lo digo claramente. A pesar de ello, seguí leyendo. Quería saber hacia donde me quería conducir el autor. Fue una suerte. En cuanto el protagonista sale de viaje y llega a ese pueblo perdido y despoblado todo cambia. El misterio rodea a su difunto familiar. Lo paranormal y el terror se apropian de la trama.
Es entonces cuando creo que el autor da rienda suelta a su pluma. Me gusta como va sugirendo, pero sin mostrar claramente. Es así como se debe escribir una historia de terror. Siempre es mejor cuando el lector debe rellenar los tenebrosos espacios.
Al final, a pesar de ese principio más soso, me lo he pasado bien con su lectura. La trama es interesante y los dos protagonistas hacen buena pareja.
A parte del terror, es un drama que trata sobre la despoblación. Es una llamada de atención sobre pueblos que pronto desaparecerán. Esa cruz no es un problema que se centre en Argentina. Varios países lo sufren, entre ellos, España.
Opiniones
En esta ocasión dedico este espacio a la primera novela de Martín Iguaran, autor porteño, que lleva por título «El Castillo de San Severino».
Al comenzar la novela pensé, equivocadamente, que todo lo que leería en esa novela sería una historia de un viaje. Un drama, por así decirlo. Como ya he dicho alguna otra vez, prefiero no leer las sinopsis para no leer con una idea preconcebida y llegar virgen a la lectura.
Al principio, me pareció interesante, pero con un toque aburrido. Lo digo claramente. A pesar de ello, seguí leyendo. Quería saber hacia donde me quería conducir el autor. Fue una suerte. En cuanto el protagonista sale de viaje y llega a ese pueblo perdido y despoblado todo cambia. El misterio rodea a su difunto familiar. Lo paranormal y el terror se apropian de la trama.
Es entonces cuando creo que el autor da rienda suelta a su pluma. Me gusta como va sugirendo, pero sin mostrar claramente. Es así como se debe escribir una historia de terror. Siempre es mejor cuando el lector debe rellenar los tenebrosos espacios.
Al final, a pesar de ese principio más soso, me lo he pasado bien con su lectura. La trama es interesante y los dos protagonistas hacen buena pareja.
A parte del terror, es un drama que trata sobre la despoblación. Es una llamada de atención sobre pueblos que pronto desaparecerán. Esa cruz no es un problema que se centre en Argentina. Varios países lo sufren, entre ellos, España.