Mucho se ha dicho ya sobre esta obra y su autor. Sólo diré que, entre otras muchas cosas, me encanta ese juego que, aún estando a la vista de todo el mundo, pocas veces se dice claramente: lógico que quede en tierra lo superficial, lo terrenal, lo materialista (representado por la viuda) para hablar de lo espiritual, lo no materialista (el difunto). Es una eterna dualidad; dejando en duda de si la parte espiritual de la relación (el marido) realmente pudo hacer algo más por su esposa o si la forma de ésta al recordar a su marido empaña lo que realmente fue él en vida. Un juego tan curioso como la mentira (falsedad) hablando de la verdad (honradez).
Añado a lo comentado por wolworeta esa tensión que logra Delibes (el Nobel que no debió llevarse Cela) que va in crescendo hasta que, en un momento de catarsis, la viuda reconoce que ha sido infiel...
Tanta superficialidad, tanta crítica a Mario... Para concluir con ese estallido final reconociendo sus propias miserias...
Seguro que, en su momento, escoció a muchas "señoras"...
Afortunadamente, hoy no juzgamos tan a la ligera (o eso creo)
Como todo Delibes, genialidad infinita...
Aprovecho lo que comenta MANULEÓN para recordar lo impresionante que me resultó la interpretación de Lola Herrera en su día como mujer de Mario; y los estragos que interpretar una obra así no sólo pueden ocasionar en el espectador, sino en quien interpreta el papel. Un saludo.
Opiniones
Mucho se ha dicho ya sobre esta obra y su autor. Sólo diré que, entre otras muchas cosas, me encanta ese juego que, aún estando a la vista de todo el mundo, pocas veces se dice claramente: lógico que quede en tierra lo superficial, lo terrenal, lo materialista (representado por la viuda) para hablar de lo espiritual, lo no materialista (el difunto). Es una eterna dualidad; dejando en duda de si la parte espiritual de la relación (el marido) realmente pudo hacer algo más por su esposa o si la forma de ésta al recordar a su marido empaña lo que realmente fue él en vida. Un juego tan curioso como la mentira (falsedad) hablando de la verdad (honradez).
Añado a lo comentado por wolworeta esa tensión que logra Delibes (el Nobel que no debió llevarse Cela) que va in crescendo hasta que, en un momento de catarsis, la viuda reconoce que ha sido infiel...
Tanta superficialidad, tanta crítica a Mario... Para concluir con ese estallido final reconociendo sus propias miserias...
Seguro que, en su momento, escoció a muchas "señoras"...
Afortunadamente, hoy no juzgamos tan a la ligera (o eso creo)
Como todo Delibes, genialidad infinita...
edito por repetido
Aprovecho lo que comenta MANULEÓN para recordar lo impresionante que me resultó la interpretación de Lola Herrera en su día como mujer de Mario; y los estragos que interpretar una obra así no sólo pueden ocasionar en el espectador, sino en quien interpreta el papel. Un saludo.