Una escuela de secundaria de EE.UU. introduce la Inteligencia Artificial en los libros digitales de texto.
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De Estados Unidos nos llega una iniciativa que promete cambiar revolucionariamente la forma de estudiar. El método consiste en dotar de “Inteligencia Artificial” a los libros digitales de texto de tal forma que los contenidos que muestren estos ebooks, se adapten a la capacidad de aprendizaje del alumno.
Así por ejemplo, incluirá más o menos información dependiendo de la capacidad de asimilación del estudiante. Para los que demuestren un conocimiento aceptable de la materia, el libro mostrará contenidos generales de repaso, para los que les falte estudio, el ebook les incluirá textos más extensos y complejos para elevar su nivel de conocimiento.
En el caso de dificultades debidas a falta de preparación del lector, añadirá materiales complementarios para facilitar el aprendizaje.
Open Stax es la organización que está detrás de todo esto, a través del desarrollo de un proyecto denominado K12 financiado por una donación de la Fundación John Arnold y Laura (LJAF) cuyo fundador Richard Baraniuk ha declarado lo siguiente: “La tecnología va a identificar áreas en las que los estudiantes necesitan más ayuda, y reaccionará mediante la entrega de contenido específico para reforzar los conceptos en esas áreas. Los libros personalizados ofrecerán lecciones a medida que permiten a los estudiantes individuales aprender a su propio ritmo. Para principiantes rápidos, las lecciones podrían racionalizarse y compactarse; para un niño con dificultades, las lecciones podrían incluir material suplementario y ejercicios de aprendizaje adicionales.
"La tecnología ya está aquí, en el sentido de que la mayoría de nosotros la usamos en línea todos los días," dijo Daniel Williamson, director gerente OpenStax. "Sin embargo, el potencial de esta tecnología aún no se ha dado cuenta de la educación. El proyecto nos permitirá demostrar que esta tecnología es eficaz y se puede utilizar en el aula para mejorar tanto a los estudiantes y a los profesores en el retorno de su esfuerzo "
Según explica la universidad Rice News & Media en un comunicado, los investigadores se han basado en la misma tecnología que usan Google, Amazon o Netflix para búsquedas personalizadas, comercio electrónico o entretenimiento online. “El mismo tipo de algoritmos que puede predecir qué canciones o libros le gustan a un usuario se puede utilizar para ofrecer una experiencia personalizada a cada niño en un aula”, asegura Richard Baraniuk, fundador de OpenStax.
"Podemos mejorar los resultados de muchas maneras," dijo Baraniuk. "Podemos ayudar a los maestros y administradores, recurriendo a las métricas que ya acumulan - como qué tipo de tareas y preguntas de la prueba el estudiante tiende a conseguir un correcto o incorrecto - así como cosas que sólo el libro digital se da cuenta - como por ejemplo en que hace clic un estudiante, cuánto tiempo se queda en una ilustración en particular o a qué secciones se remonta para volver a leerlas. "
En definitiva, se trata de aplicar la Inteligencia Artificial a los libros digitales para personalizar las lecciones, adaptándose de esa forma a las necesidades y capacidades de cada estudiante. “Queremos ser capaces de crear el libro perfecto para cada persona”, añade Baraniuk.
De momento, el despliegue inicial de OpenStax se limitará a las escuelas de Secundaria de Houston, pero ya hay grandes instituciones que han expresado su interés. Salt Lake Community College, que cuenta con más de 60.000 estudiantes y es la mayor institución de educación Superior en el estado de Utah, quiere poner a prueba los libros de OpenStax el próximo curso en clases de Ciencia Política, Economía y Matemáticas.
OpenStax es ya conocido en EEUU por su división de Educación Superior, OpenStax Colllege. A través de donaciones altruistas han conseguido reunir y revisar libros de economía, biología o historia de alta calidad, disponibles online bajo licencia Creative Commons, e impresos a bajo coste. Así, calculan que los primeros siete libros ya han ahorrado a los estudiantes universitarios más de 13 millones de dólares.
OpenStax es una iniciativa sin fines de lucro de la Universidad de Rice y se hace posible gracias al apoyo de la Fundación William y Flora Hewlett, LJAF, la Fundación Bill y Melinda Gates, los 20 millones Minds Foundation, la Fundación Maxfield, la Fundación Calvin K. Kazanjian y los Fundación Lowenstein León.
Richard Baraniuk
En este proyecto está poniendo dinero nada menos que el ínclito Bill Gates acompañado de su esposa. Entre otros magnates empresariales a través de fundaciones. Es algo nuevamente admirable de EE.UU. No invierte el estado en muchos servicios públicos, salvo el ejército, la policía y el sistema penitenciario que cuenta con una población reclusa de 2.290.000 presos con el índice más alto de encarcelación del mundo con 756 personas por cada 100.000 habitantes, pero permite unas desgravaciones fiscales muy generosas a las fundaciones por lo que al final son las empresas las que generan investigaciones y tareas sociales de magnitud, sustituyendo a la función pública del estado.
REFLEXIÓN
Está surgiendo en internet un campo nuevo que tiene que ver con los hábitos intelectuales de las personas, y que seguramente a futuro afectará a nuestra capacidad de asimilación de datos del mundo externo. Hasta que se inventó Google, el conseguir información sobre cualquier tema, requería de un esfuerzo de búsqueda, había que investigar en los tomos de las grandes enciclopedias que todos teníamos en casa, y que estábamos pagando en cómodos plazos de felicidad. Buscabas una palabra y en esa definición te remitían a otra que estaba en otro tomo de la misma enciclopedia —normalmente ilustrada— y así siguiendo, en una tarea que a veces requería de cierto esfuerzo físico, por el tamaño de los libros que teníamos que manejar. Hoy en día, los vendedores de las editoriales han sucumbido al avance de internet y de sus buscadores, dejando obsoletas a nuestras viejas enciclopedias que reposan pacíficamente en los anaqueles de nuestros muebles del salón o del cuarto de estar, acumulando polvo. Si la información no era suficiente, había que recurrir a la biblioteca del barrio y a las hemerotecas. El proceso de formación de una opinión, llevaba su tiempo y requería un esfuerzo.
Hoy las cosas han cambiado notablemente, basta con que metamos en el navegador la palabra sobre la que queremos obtener información y en menos de un segundo, tendremos una ingente cantidad de datos, internet se ha convertido en el cuerno de la abundancia informativa, es como un manantial inagotable de datos, y en ocasiones una cascada gigantesca, imposible de asimilar.
La infoxicación está empezando a afectarnos a todos, está dejando de ser un fenómeno aislado. Esta sobrecarga de información está empezando a generar campos de investigación ignorados hasta este momento consistentes en crear filtros que desprecien los datos innecesarios y que focalicen los realmente importantes para el interés de la persona que busca. En el campo publicitario esto ya es conocido, Google por ejemplo monitoriza nuestro comportamiento en la pantalla del ordenador con suma precisión. Si usamos gmail por ejemplo y le comentamos a un amigo que nos gustaría conocer Holanda por ejemplo, al poco tiempo como por arte de magia, empezamos a ver en los banner de todas las páginas que visitamos publicidad sobre viajes a Holanda. Igual ocurre si metemos en el buscador determinadas palabras, por ejemplo en mi caso, prácticamente toda la publicidad que veo en internet está relacionada con ereaders, porque son las búsquedas que más realizo.
Todo esto está muy bien, se nos brinda información adecuada a nuestros intereses, estupendo, ¿Pero que efectos tiene sobre nuestros hábitos intelectuales? Hay quien dice que de alguna manera este refuerzo de nuestros intereses y gustos, supone una especie de encerramiento mental, es como si nos estuvieran fabricando una especie de barrera psicológica, una muralla virtual ante contenidos que sean distintos a nuestras inquietudes.
Volverse monotemático no es bueno para la salud mental, es un indicio de cierto desequilibrio, y todo aquello que refuerce esto, no es muy recomendable.
En el campo de la enseñanza sin embargo, si que puede ser una herramienta muy interesante, los libros se modifican según la capacidad de cada estudiante, esto está muy bien, lo que ocurre es que alguien tiene que programar ese libro para que seleccione los contenidos, no nos olvidemos de ello, al final siempre hay detrás un hombre. Esperemos que ese hombre sepa incluir contenidos académicos objetivos y no mediatizados y esperemos también que esos “filtros” previos a la información para hacerla asimilable por la conciencia, no sirvan de instrumento del poder para controlar la forma de pensar de los ciudadanos.
Fuente: Rice News & Media y New Scientist Tech
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