Mario Vargas Llosa, declara que los tablets banalizaran la literatura.
Mario Vargas Llosa, ha manifestado que lo que se escriba “directamente para las tablets tratará de llegar al mayor público, y lo hará al mismo costo que pagó la televisión: caer en la banalización y la frivolización. Es un temor y ojalá no se cumpla” estas declaraciones las hizo en el ciclo El libro como Universo, que la Biblioteca Nacional organizó en los actos de su tercer centenario y que se anunció en esta página. Continuó el escritor peruano, diciendo que “contrariamente a lo que dicen con tanta seguridad los defensores del libro electrónico, el soporte no es insensible al contenido”
El Premio Nobel de Literatura, basa su convencimiento en lo que pasó con la televisión.
"¿Por qué la televisión banalizó tanto los contenidos, cuando es un instrumento extraordinario para llegar a gigantescos públicos, pero fue incapaz de convertirse en un transmisor de grandes ideas, de gran arte o literatura?” se preguntaba en la ponencia.
En su opinión, la televisión "no ha llegado a ninguna parte, porque apunta a lo más bajo, para llegar al mayor número de personas".
Vargas Llosa no está en contra del "divertimento" y sabe que hay buenas series de televisión, "pero no es lo mismo leer a Proust o a Joyce que ver una serie". El fenómeno de la televisión "debería alertar muchísimo sobre la manera en la que los soportes influyen en los contenidos", afirmó.
Esta opinión no viene de una persona que no sepa de literatura, no hay que tirarla a la papelera, por mucho que no cuadre con nuestra experiencia, ni con las numerosas personas que conocemos en este colectivo de internet.
De entrada, tengo que decir que estoy de acuerdo con Vargas Llosa, no es lo mismo leer un buen libro que ver una serie, y en más de una ocasión, hemos pregonado el slogan “Apaga la televisión, enciende tu imaginación” para defender el hábito de la lectura sobre la dependencia televisiva.
Pero hay que matizar estos planteamientos, la televisión tiene una oferta muy amplia, pero uno puede ser selectivo y utilizarla como un instrumento de cultura y de información, y no de vulgarización. El problema es que eso vale dinero, lamentablemente hay una televisión de pago con una oferta cultural magnífica, y otra televisión gratuita, orientada a la salsa rosa, al sensacionalismo y a los concursos, para atraer la audiencia que es lo que mantiene la publicidad.
Personalmente, no he visto nunca ningún programa de discusiones, o de los que no vierten otra información que, quién se ha divorciado de quien, y quién se ha juntado con quien, cuando lo he intentado por curiosidad, he tenido que desistir al poco rato, porque entre otras cosas, no conocía a la mayoría de los personajes de los que se hablaba.
No tengo mucho tiempo para ver televisión, entonces soy muy selectivo, la utilizo para tres temas: Los informativos, las películas y los documentales, y como además tengo la opción de grabar los programas, salvo los informativos, que selecciono un canal de 24 horas de noticias, veo la tele cuando quiero y sin publicidad, y de verdad, que nos asombraríamos de los estupendos documentales que se producen para la televisión en todos los campos, la historia, la naturaleza, la ciencia y la técnica.
Luego si existe una televisión no banalizada y vulgar, el problema, es que hay que pagar por ella, y aunque yo creo que es la mejor inversión que se puede hacer en cultura, no todos podemos permitírnosla en los tiempos que corren, eso es lo que debería criticar desde mi punto de vista el premio Nobel.
Por otra parte, difícilmente veo una banalización de la literatura, por poder llevar en el bolsillo una biblioteca de 3.000 libros a todas partes, el poder leer en el momento que quieras, en cualquier lugar, en un supermercado, o en una gran superficie, o en el transporte público, los libros que se leen, siguen siendo los mismos, El Quijote, sigue teniendo las mismas letras, el mismo argumento, que en un libro impreso, igual ocurre con todas las demás obras. Los usuarios de ereaders, no hacen más que comentar, que desde que tienen uno de estos aparatos, leen más, y no sólo leen más personalmente, terminan por convertir el lector electrónico en un objeto principal de regalo a la familia y amistades. Esto lo sabe cualquier usuario de estos dispositivos.
Un ereader no es una tablet, por lo menos hasta ahora, sólo sirven para leer libros, y tal vez, para escuchar música, pero poco más. ¿Pero una tablet, puede vulgarizar la literatura? Pues sinceramente, tampoco vemos como; se podrán ver programas de televisión a través de ella, se podrán descargar muchos libros, pero el acto de leer, seguirá siendo el mismo, que en un lector electrónico, el mismo texto, el mismo contenido que tiene un libro impreso.
Tal vez, el peligro real al que se refiere Vargas Llosa, esté en otro lugar, esté en internet y la edición digital, en la que las posibilidades de autopublicación por un precio asequible a todo el mundo, pueda vulgarizar la producción literaria. Creo que aquí ya podemos llegar a entender los negros vaticinios del premio Nobel.
La edición digital, ha quitado el poder a las editoriales que decidían hasta ahora, quien publicaba y quien no, en quien invertían su dinero, y en quien no. Hoy, cualquiera puede publicar en sitios como Amazon o Bubok sin prácticamente inversión, y eso puede tener sus riesgos para la calidad de las obras, pero no nos engañemos, esta popularización de la literatura, beneficia, no perjudica a la cultura. La prueba son los numerosos nuevos talentos que se han descubierto en Estados Unidos, gracias a Amazon y a otras editoriales digitales que permiten la autopublicación ¿Qué también hay muchas publicaciones sin una categoría mínima? Pues eso, lo decidirán los consumidores con sus elecciones, compraran a quien consideren que merece la pena comprar, y no compraran a quien no se lo merezca. Ahora la relación del autor con sus lectores, se ha saltado un intermediario, se puede establecer directamente a través de internet, la prueba son los escritores que empiezan a participar en foros como Zonaereader y similares, y también los sistemas tipo crowdfunding (Financiación en masa) en los que los futuros compradores hacen una aportación inicial para la publicación de una futura obra de un autor. La red es así, elimina intermediarios, y permite las posibilidades para todos, al final, el que no tenga talento, tampoco triunfará en el mundo literario de internet, así que no vemos como se puede vulgarizar la cultura literaria con la edición digital, tampoco.