La empresa Scriptorium edita una copia en pergamino de Alfonso X el Sabio

 

Hoy vamos a dar una nota discordante en lo que son los intereses con que nació esta página. Dando un triple salto mortal, viajaremos a los tiempos en los que los libros no es que fueran de papel, sino de pergamino.

 

Scriptorium es una empresa valenciana que confecciona códices, manuscritos y documentos en piel de cordero, idénticos a los que se realizaban en el Medievo.

 

Ricardo Coll y José G. Moya fueron los fundadores de esta compañía hace más de dos décadas.  Es la única del mundo que fabrica copias de manuscritos en pergamino.

 

Las ediciones no superan los 400 ejemplares, y para realizar uno sólo de ellos, son necesarias 285 horas de trabajo. Cada díptico (pliego de dos caras) necesita la piel de un cordero. En los códices incluyen miniaturas pintadas a mano  con oro. Son necesarios 20 corderos para la elaboración de un pergamino.

 

El precio de un pergamino en España, alcanza los 14.800 euros, pero exportan a todo el mundo. Japón es uno de los países que más les compra y allí los precios llegan a los 29.000 euros por ejemplar. Francia y Alemania son también receptores de estos maravillosos ejemplares y en menor medida las bibliotecas de Estados Unidos.

La empresa ha editado en pergamino el “Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas” de Alfonso X el Sabio, y la “Biblia de los Cruzados” del siglo XIII.

 

Según explican en su web el nombre de pergamino le viene de Pérgamo, ciudad de Asia Menor, fundada por Filetero en el 238 a. C. Según el autor latino Plinio, el rey Atalo I fundó la biblioteca que alcanzó su apogeo con el rey  Eumenes II (197 - 158 a.C.), llegando a tener 200.000 volúmenes.

 

Esta biblioteca competía con la de Alejandría, por lo que, según la tradición, el rey egipcio Ptolomeo Filadelfo dejó de suministrar papiro a la ciudad de Pérgamo, ante lo cual se desarrolló y perfeccionó en ella la fabricación de este soporte de escritura que terminó por sustituir al papiro. El primer testimonio de uso de pergamino es, con todo, antiquísimo: data del 2700 - 2500 a. C., durante la cuarta dinastía egipcia.

 

Según Herodoto y Ctesias era muy usado entre los persas; el pergamino más antiguo conservado es, sin embargo, del siglo II a.C., contiene un texto griego y procede de Dura Europos. Entre los griegos recibía el nombre de dipthéra y entre los latinos el de membrana, nombre con el que era conocido mayoritariamente durante toda la Edad Media, así como el de charta membranacea. La denominación de pergamino arranca de la expresión membrana pergamenea usada por primera vez en el edicto de Diocleciano del 301 d. C., conocido como Edictum de pretiis rerum venalium; el término pergamenum fue usado por San Jerónimo (330- 420). El pergamino fue el soporte por excelencia a partir de los siglos III y IV, hasta la introducción del papel por los árabes en Europa a finales del siglo VIII. Después de la difusión de éste, siguió siendo el material preferido para los códices miniados o iluminados durante mucho tiempo.

 

Scriptorium realiza el mismo proceso de elaboración del pergamino natural que el utilizado en las antiguas tenerías del medievo. No usa ningún tipo de producto químico para no deteriorar las características naturales de la piel de cordero auténtica.

 

El método seguido para la obtención del pergamino utilizado en la elaboración de cada una de las 390 copias del manuscrito alfonsí, es el mismo que se utilizaba en las tenerías del medievo: Comenzando por la selección de las pieles una por una cuando cuentan con lana y pelo todavía, asegurándonos así del resultado final del proceso.

 

Una vez seleccionadas, serán sumergidas en una solución de agua y cal viva, para que estén macerando durante el tiempo necesario, removiéndolas periódicamente a fin de que se impregnen bien todas las pieles.

 

Transcurrido este período de tiempo, y con las pieles todavía húmedas para facilitar la labor, se  procede al descarnado manual, utilizando como herramientas cuchillas de media hoz o cuchillos de hoja curva, eliminando así todos los residuos de carne que puedan quedar. Este es un trabajo que exige mucha experiencia y destreza para no dañar la piel mientras se está realizando. Concluída ésta operación, se remojan de nuevo las pieles, desprovistas ya de lana, pelo y carne, en agua clara durante varios días hasta quedar bien limpias y sin restos de cal.

El proceso de secado, se realiza tensando las pieles una a una sobre un bastidor de madera, con lo que conseguimos aumentar su tamaño, controlar su espesor y asegurarnos la uniformidad característica del pergamino. Durante este período de secado, aplicamos las fases de pulido con piedra pómez por ambas caras para conseguir un alisado natural.

 

Realizada la limpieza y selección por grosor y color, se aplica una resina de origen natural para facilitar el anclaje de oros y tintas, descartándose todas aquellas que no se asemejen a las empleadas en el manuscrito original.

 

La encuadernación se realiza totalmente a mano con piel natural sobre tabla.

 

Estamos por las nuevas tecnologías pero ¿A quien no le gustaría tener un pergamino de Scriptorium en su casa?

 

Fuente: SCRIPTORIUM

 


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