A vueltas con el DRM

El tema del DRM ha sido tratado repetidas veces en Zonaereader y seguimos pensando lo mismo, es una limitación sobre el dominio de un producto que he adquirido tan importante que realmente no podemos hablar de transmisión de propiedad en la compra de un ebook si el mismo lleva DRM, lo explicamos en su momento y ahora volvemos sobre ello, porque nos llegan nuevas noticias sobre un “refinamiento” más en esta técnica que dicen que está hecha para evitar la piratería, pero que sin duda excede ese campo y vulnera los derechos personales de los consumidores.

Los libros de papel, se han prestado toda la vida, han corrido de mano en mano y ningún librero o editor ha puesto el grito en el cielo por ello. ¿Entonces por qué tanta preocupación con un ebook? Evidentemente la diferencia está en la facilidad de poner a disposición de cientos de millones de internautas la obra con un simple click en el ratón, eso es lo que preocupa a los editores; los que no están de acuerdo con esto alegan que es libertad de expresión del que transmite el libro, y que difunde la cultura que el transmitir gratuitamente las obras favorece el conocimiento de ellas a toda la población; esto es cierto, pero claro se olvidan de que la libertad de expresión es un acto individual, o grupal si se hace en conjunto, pero la fuente del que expresa tiene que ser propia, tiene que surgir de la propia creatividad de la persona o grupo de personas que se expresa, si no es así, está representando la creatividad de otra persona, está usando el ingenio ajeno; esto tampoco está mal, pero claro hay colisión de derechos, por un lado el de la libertad de expresión del que usa la obra de otro para manifestarse y por otro lado los derechos del que ha creado esa obra que sirve de vehículo para la expresión. Si el creador no pone a disposición de todo el que quiera usarla su obra, creo que se puede aceptar pacíficamente que el asunto, cuanto menos se puede cuestionar éticamente. Por el momento me quedo ahí, porque tampoco se trata de hacer un tratado sobre el tema.

Por otro lado la difusión gratuita de las obras favorece sin duda el acceso de todo el mundo a esos contenidos, eso no hay que dudarlo, pero claro volvemos nuevamente a la colisión de derechos si el autor no ha autorizado esa difusión. Tradicionalmente el estado ha suplido este punto con las bibliotecas públicas, ha pagado licencias a la editorial y ha adquirido libros que luego se han prestado a los ciudadanos gratuitamente, por lo menos hasta ahora porque desde que entramos en la Unión Europea, eso no es así ha habido que armonizar la normativa de las bibliotecas para igualarse con Europa.

Prestar un libro a un amigo siempre ha sido algo normal, y algunos ereaders han salido incluso con esta posibilidad, lo mismo que algunas bibliotecas en Inglaterra que usan este sistema mediante el cual, el libro se descarga en un ereader pero desaparece a las dos semanas de haberse descargado.

Si no puedo prestar el libro a quien quiera, si no puedo hacer una copia privada, realmente lo que tengo es un derecho individual de uso del contenido que he comprado, no tengo la propiedad sobre el producto que he comprado, carezco del dominio completo sobre él, no es como un coche que adquiero y luego puedo transmitir a quien quiera a voluntad, o también prestarlo libremente a un amigo, si ese es mi deseo.

La cuestión del control de la transmisión de esos contenidos a otros, es el quif de la cuestión, ahí es donde los editores quieren tener el dominio del tema para cortarlo cuando quieran, y en Alemania han dado un paso más hacia ello; el Instituto Fraunhofer, está investigando un sistema maquiavélico que introduciendo variaciones prácticamente imperceptibles en los textos de los libros digitales vendidos permitiría identificar el origen de las copias que se hagan de ese libro.

El nuevo sistema de DRM se llama SIDI y funcionaría así: Al adquirir un ebook el sistema SIDI, seleccionaría al azar unas palabras del libro y las cambiaría por sinónimos o bien se alteraría el orden de las palabras de una frase (sin alterar el significado de la misma). En realidad lo que está haciendo con ello el sistema, es generar una copia personalizada del original, que quedaría asociada al consumidor en el momento de realizar la compra.

Este sistema permitiría a una editorial averiguar el comprador que adquirió la obra legalmente y luego la transmitió por internet, porque esas copias tendrían una “marca” única que permitiría identificarlas con el comprador original.

Esto no deja de plantear muchas cuestiones de tipo jurídico, porque muy bien, se detecta el nombre del comprador que adquirió el libro que se está distribuyendo pirateado por internet, pero ¿Quién lo colgó en internet? ¿El comprador u otra persona? ¿Y si un conocido del comprador visita su casa y en un momento de descuido cuelga el ebook en internet? ¿O un amigo al que le ha prestado el ebook?

No es tan fácil el asunto, y si se llega a implantar este sistema seguro que va a dar mucho que hablar.

Sigo pensando lo mismo que hemos repetido muchas veces, no hay mejor forma de acabar con la piratería que un precio justo y sistemas imaginativos de comercialización de los contenidos como Spotify, 24 Symbols y la próxima aparición de Núbico. Con estas formas de distribución se puede llegar a anular el beneficio de piratearse un libro digital, pero si empezamos a complicar las cosas para comprar un libro legalmente, como que tenga un sistema nativo, que tenga DRMs que dificulten su adquisición, que si darse de alta en ADOBE, que si luego no lo puedo copiar en otro dispositivo, etc. por mucho que pongan medidas los editores, siempre va a haber personas con los conocimientos suficientes para saltarse estas dificultades, y hacer circular el libro, si a eso le añadimos un precio exorbitante pues ya tenemos el cuadro actual de la piratería montado.

Creo que los sistemas nativos no compatibles y demás DRMs no hacen más que disuadir a los consumidores de la compra, algunas editoriales ya lo han entendido así y han quitado el DRM a los libros que venden.

Fuente: Alt1040

Imagen: Blog Xabier Marce