Santillana vende Alfaguara a Random House
Publicado: Vie Abr 19, 2013 11:08 am
Santillana vende Alfaguara y sus sellos literarios a Random House
http://www.elconfidencial.com/cultura/2 ... %2D119110/
Ayer encontré esta lamentable noticia en La Vanguardia que me puso los pelos como escarpias, precisamente ahora que estaba leyendo a destajo sobre el mundo de los editores, editados y editables (y agreguemos a la suma a los modernos autoeditables).
La muerte anunciada de Alfaguara estaba cerca, bastaba conocer la fecha. Aquí está. Ahora, estos nuevos “chicos de oro” intentarán en los próximos días “naturalizar” la transacción y hacernos creer que tales despropósitos son necesarios e incluso beneficiosos para un país endeudado hasta las trancas…y que el mejor modo de superar el trance es mediante un ejercicio de open your mind a nuevos y prometedores horizontes comerciales. Muy señores míos, me niego rotundamente, porque cada vez que lo hago se me va de las manos eso de abrir la mente y se me termina cayendo el cerebro al suelo –por no decir el alma- . Estamos ante otro descalabro editorial que reafirma mi hipótesis de que la triste AMAZON no dispondrá de medios para luchar contra estos gigantes de la producción con cuatro cabezas que se expanden como una epidemia mediante elegantísimas campañas de publicidad y premios panhispánicos.
Recapitulo:
Clama al cielo que de seguir así será imposible hacer frente a las multinacionaciones, y no precisamente por la calidad abrumadora de sus obras impresas, sino porque cada vez “el gran público” tendrá menos donde elegir y será imposible eludir la vorágine de títulos aunados bajo una sola preciosa y precisa ideología que sodomizará per saecula saeculorum a los obsolescentes criterios de edición. Que tiemblen aquellos ingenuos que piensan que autopublicar su obra en Amazon puede aportarles algo más que “comentarios favorables”, porque sus obras tendrán que enfrentarse a un monopolio editorial de tal magnitud que, como Saturno, ¡atención!, es experto en devorar a sus propios hijos. De poco sirve a los lectores que alguno tenga la suerte de ser regurgitado en el maremagnum de una web que vende TODO A PRECIO DE COSTO.
Amazon NO es una editorial, ni nada que se le parezca; por tanto, no funciona como tal y no copa los mercados. Me gustaría recordarlo, porque creo que hay muchos lectores que aún se confunden y se dejan llevar por las bondades y excelencias que podría traer consigo el boca a boca; o bien, no han aprendido aún que la diferencia entre un mismo portal web que vende latas de berberechos y tu libro no tiene nada que ver con aquellas otras empresas (y sus representantes) a las que debemos PRÁCTICAMENTE TODO en la literatura de todos los tiempos. Gracias a ellos, precisamente, tuvimos la suerte de leer a Caperucita, La Celestina, El señor de los anillos y a Vargas Llosa, y no precisamente los cuentos que escribía al mismo tiempo tu vecina de al lado en un arrebato de diletantismo.
Termino. En nuestra querida piel de toro no estamos acostumbrados –como en otros países- a la necesaria “cultura del abucheo”. Pondré dos ejemplos que ilustren mínimamente esta teoría en el contexto de la educación:
1. Soy adulto y he oído cien veces “La novena sinfonía" de Beethoven. Llevo a mi hijo pequeño a que la oiga por primera vez. El director no sabe dirigir y la orquesta acaba desafinando como una pléyade de posesos. En España, por cortesía, escucharíamos el concierto hasta el final y nos iríamos a casa indignados. En muchos otros lugares desalojarían inmediatamente a los niños de la sala para que no pudiesen oír algo que no es “real”, algo que les confundiría para siempre. Y se produciría un abucheo.
2. Leer no es una tarea fácil. De ahí procede eludir el esfuerzo y acomodarse a las preferencias por un solo género y derivados. Es respetable que así sea, pero a una persona “en formación” se le debe mostrar todo el abanico de posibilidades, para que decida por si sola. Y somos nosotros, los adultos, quienes debemos hacerlo con conocimiento de causa. Ahora está muy de moda no bautizar a los niños, perfecto, pero sin embargo nos pasamos la vida coartando su urgencia por conocer algo más allá del “circuito comercial” en que han nacido. Harry Potter a espuertas por encima de Lewis Carrol, Andersen, Kipling, Le petit Nicolas, o Celia. Ya tenemos, pues, otro corderito, y muy bien bautizado. Triste ironía.
No todos podemos ni debemos “autoeditarnos” sin que alguien más experto nos diga si lo que hemos escrito aporta algo a más diez lectores. Y tiro la bomba: escribir “basura” es lo más difícil del mundo, porque para convertirse en superventas es preciso tener también muy desarrollada la técnica de no activar más de una neurona en el lector. Y ninguna ciencia, ninguna técnica, es infusa.
Y barro para casa. Transcribo un fragmento de EL MALOGRADO que habla por sí solo de la concepción del arte:
(...) Ahora sé cómo empezar esa obra, nunca lo sabía, siempre la comenzaba demasiado pronto, de una forma diletante. Durante toda la vida huimos del diletantismo y siempre nos atrapa, pensé, y nada deseamos con mayor intensidad que escapar al diletantismo durante toda la vida, y otra vez somos atrapados por él (...)
Thomas Bernhard
Polémica a la carta.
Próximamente un poco más en el artículo "La sorpresa de los huevos Kindle"
http://www.elconfidencial.com/cultura/2 ... %2D119110/
Ayer encontré esta lamentable noticia en La Vanguardia que me puso los pelos como escarpias, precisamente ahora que estaba leyendo a destajo sobre el mundo de los editores, editados y editables (y agreguemos a la suma a los modernos autoeditables).
La muerte anunciada de Alfaguara estaba cerca, bastaba conocer la fecha. Aquí está. Ahora, estos nuevos “chicos de oro” intentarán en los próximos días “naturalizar” la transacción y hacernos creer que tales despropósitos son necesarios e incluso beneficiosos para un país endeudado hasta las trancas…y que el mejor modo de superar el trance es mediante un ejercicio de open your mind a nuevos y prometedores horizontes comerciales. Muy señores míos, me niego rotundamente, porque cada vez que lo hago se me va de las manos eso de abrir la mente y se me termina cayendo el cerebro al suelo –por no decir el alma- . Estamos ante otro descalabro editorial que reafirma mi hipótesis de que la triste AMAZON no dispondrá de medios para luchar contra estos gigantes de la producción con cuatro cabezas que se expanden como una epidemia mediante elegantísimas campañas de publicidad y premios panhispánicos.
Recapitulo:
Clama al cielo que de seguir así será imposible hacer frente a las multinacionaciones, y no precisamente por la calidad abrumadora de sus obras impresas, sino porque cada vez “el gran público” tendrá menos donde elegir y será imposible eludir la vorágine de títulos aunados bajo una sola preciosa y precisa ideología que sodomizará per saecula saeculorum a los obsolescentes criterios de edición. Que tiemblen aquellos ingenuos que piensan que autopublicar su obra en Amazon puede aportarles algo más que “comentarios favorables”, porque sus obras tendrán que enfrentarse a un monopolio editorial de tal magnitud que, como Saturno, ¡atención!, es experto en devorar a sus propios hijos. De poco sirve a los lectores que alguno tenga la suerte de ser regurgitado en el maremagnum de una web que vende TODO A PRECIO DE COSTO.
Amazon NO es una editorial, ni nada que se le parezca; por tanto, no funciona como tal y no copa los mercados. Me gustaría recordarlo, porque creo que hay muchos lectores que aún se confunden y se dejan llevar por las bondades y excelencias que podría traer consigo el boca a boca; o bien, no han aprendido aún que la diferencia entre un mismo portal web que vende latas de berberechos y tu libro no tiene nada que ver con aquellas otras empresas (y sus representantes) a las que debemos PRÁCTICAMENTE TODO en la literatura de todos los tiempos. Gracias a ellos, precisamente, tuvimos la suerte de leer a Caperucita, La Celestina, El señor de los anillos y a Vargas Llosa, y no precisamente los cuentos que escribía al mismo tiempo tu vecina de al lado en un arrebato de diletantismo.
Termino. En nuestra querida piel de toro no estamos acostumbrados –como en otros países- a la necesaria “cultura del abucheo”. Pondré dos ejemplos que ilustren mínimamente esta teoría en el contexto de la educación:
1. Soy adulto y he oído cien veces “La novena sinfonía" de Beethoven. Llevo a mi hijo pequeño a que la oiga por primera vez. El director no sabe dirigir y la orquesta acaba desafinando como una pléyade de posesos. En España, por cortesía, escucharíamos el concierto hasta el final y nos iríamos a casa indignados. En muchos otros lugares desalojarían inmediatamente a los niños de la sala para que no pudiesen oír algo que no es “real”, algo que les confundiría para siempre. Y se produciría un abucheo.
2. Leer no es una tarea fácil. De ahí procede eludir el esfuerzo y acomodarse a las preferencias por un solo género y derivados. Es respetable que así sea, pero a una persona “en formación” se le debe mostrar todo el abanico de posibilidades, para que decida por si sola. Y somos nosotros, los adultos, quienes debemos hacerlo con conocimiento de causa. Ahora está muy de moda no bautizar a los niños, perfecto, pero sin embargo nos pasamos la vida coartando su urgencia por conocer algo más allá del “circuito comercial” en que han nacido. Harry Potter a espuertas por encima de Lewis Carrol, Andersen, Kipling, Le petit Nicolas, o Celia. Ya tenemos, pues, otro corderito, y muy bien bautizado. Triste ironía.
No todos podemos ni debemos “autoeditarnos” sin que alguien más experto nos diga si lo que hemos escrito aporta algo a más diez lectores. Y tiro la bomba: escribir “basura” es lo más difícil del mundo, porque para convertirse en superventas es preciso tener también muy desarrollada la técnica de no activar más de una neurona en el lector. Y ninguna ciencia, ninguna técnica, es infusa.
Y barro para casa. Transcribo un fragmento de EL MALOGRADO que habla por sí solo de la concepción del arte:
(...) Ahora sé cómo empezar esa obra, nunca lo sabía, siempre la comenzaba demasiado pronto, de una forma diletante. Durante toda la vida huimos del diletantismo y siempre nos atrapa, pensé, y nada deseamos con mayor intensidad que escapar al diletantismo durante toda la vida, y otra vez somos atrapados por él (...)
Thomas Bernhard
Polémica a la carta.
Próximamente un poco más en el artículo "La sorpresa de los huevos Kindle"