Nuestra peculiar Sherezade, Harry Purvis, nos conduce de un relato al siguiente en un incomparable serrallo feliz de cerveza regentado por el sultán Drew. Clarke utiliza un esquema clásico para dar unidad a la colección de relatos variopintos. La descripción de las reuniones en la taberna, en su época de mayor esplendor, es la narración que encierra dentro los cuentos. El común denominador es la ciencia y sus avances, mezclados con una gran dosis de fantasía, para conseguir narraciones breves de ciencia ficción.
El tono del libro es siempre distendido y amable, con toques de humor inglés, que lo hace muy divertido y fácil de leer.
El lugar y el ambiente están bien retratados por Clarke. Los personajes de la taberna son carismáticos aunque sólo a alguno lo llegamos a conocer un poco. Los personajes de los relatos por el contrario se hallan más definidos. En algunos casos creo que estereotipados, pero en cualquier caso al servicio del relato, siempre centrado en los hechos. Sobre los sucesos de los cuentos se insinúa continuamente que son pura fantasía, sin embargo, esta misma insinuación nos hace pensar a la vez que son plausibles, o que algo de verdad pueden llegar a tener. Esta sugestión es a mi juicio uno de los principales méritos del libro.
Los cuentos en general siguen también esquemas literarios clásicos como dar un giro al argumento a última hora, dejar en suspenso el desenlace definitivo, etc... Sin embargo creo que sin ser originales en la forma, son producto de la feraz imaginación de Clarke.
Recomendable lectura, sobre todo para ratos perdidos, pues los relatos son de una longitud similar y asequible, siempre divertidos. Su extensión me ha parecido muy adecuada para el club de lectura, más que asequible.
Leí en su día 2001, y también 2010 y Cita con Rama. Son obras de mucha más entidad y las que en realidad han situado al autor en el panorama literario, trascendiendo en cierta medida el corsé del género (la ciencia ficción no es muy valorada entre los intelectuales, salvo si la hace Michel Houellebecq,
)
. ¿O va a ser que todos los escritores de CF son unos pelagatos?
)
).
, qué se le va a hacer. Se puede clasificar como ciencia ficción o no, indistintamente, con argumentos válidos para una u otra opinión. El Ensayo sobre la ceguera es más un experimento narrativo de inclusión de una distorsión en la realidad reconocible por todos, como Las intermitencias de la muerte, y también goza de esa ambigüedad a la hora de encasillarlo como cienccia ficción.
no será mucho trabajo leerte dos... 
yo necesito una historia medianamente larga que deje sumergirme.