Los archivos personales de la familia Grande Aguirre se guardarán en la BNE

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• La donación de Ignacio Grande Lara, hermano del poeta, incrementa la colección de archivos personales

• Félix Grande, Paca Aguirre y Guadalupe Grande son tres nombres esenciales de la poesía contemporánea

Madrid, 19 de abril de 2022.- La Biblioteca Nacional de España ve enriquecidas sus colecciones con la donación, realizada por el hermano del poeta, de los archivos personales de Félix Grande Lara (1937-2014), poeta, crítico literario y flamencólogo español, encuadrado en la Generación de los 50, y de su esposa, Francisca Aguirre Benito (1930-2019), poeta española, así como la biblioteca personal de su hija, Guadalupe Grande Aguirre (1965-2021), poeta y ensayista española, con numeroso material gráfico.

De dos insignes poetas, Félix y Francisca (“Paca” para los amigos) –ambos ganadores de los Premios Nacionales de Poesía, él en 1978 y ella en 2011, y de los Premios de las Letras Españolas, en 2004 y 2018 respectivamente–, nació Guadalupe, que, partiendo de este género literario, la poesía, ensanchó sus miras hacia otros campos relacionados con el arte, como la fotografía y el collage.

Félix Grande nació en plena Guerra Civil en la provincia de Badajoz y con dos años se trasladó a Tomelloso (Ciudad Real), donde vivió hasta los veinte años. A esa edad se traslada a Madrid, trabajando en diversos oficios hasta llegar a redactor en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, que será su comienzo profesional en el mundo de las letras. La publicación de su primer libro de poesía, Las piedras, que le valió el Premio Adonais en 1963, fue el arranque de su carrera literaria. A esta obra seguirán otras muchas, como la novela corta, Las calles, Premio Eugenio D’Ors en 1965, el libro de poesía, Las rubáiyatas de Horacio Martín que le supuso el Premio Nacional de Poesía y como flamencólogo, letrista y guitarrista, Memoria del flamenco (1995), que le valió el Premio Nacional de Flamencología. Siempre confesó que su poesía estaba marcada por Antonio Machado, Luis Rosales y César Vallejo, entre otros. Su actividad literaria continuó a lo largo de toda su vida, siendo su última obra publicada Libro de familia en 2011.

Francisca Aguirre nació en una familia de artistas, pues su padre era el pintor Lorenzo Aguirre, pero los avatares de su vida le hicieron autodidacta, aprendiendo de sus padres y devorando lecturas – Neruda, Miguel Hernández, Aleixandre, etc.-, desde muy joven. En los años 50 en las tertulias del Café Gijón y del Ateneo de Madrid, se relacionó con escritores como Luis Rosales -de quien fue secretaria en el Instituto de Cultura Hispánica hasta que se jubiló-, Gerardo Diego, Miguel Delibes… y conoció a Félix Grande, con quien se casó en 1963. Su obra poética viene marcada por la lectura del poema Esperando a los bárbaros, de Constantino Kavafis, que le provocó una

 

revolución interior, quemando lo que había escrito hasta entonces y su carrera literaria renació de sus cenizas con Ítaca, su opera prima que tardó 6 años en finalizar y por la que recibió el Premio Leopoldo Panero en 1971. Su obra Historia de una anatomía, le supuso el Premio Nacional de Poesía en 2011. En esos 40 años de diferencia publicó otros poemarios como Trescientos escalones, La otra música, Ensayo general, etc. Por su fecha de nacimiento, perteneció a la Generación de los 50, pero la tardanza en publicar su primera obra la excluyó de las antologías de su generación.

Guadalupe Grande, hija de estos dos excelsos poetas, pudo estudiar de forma reglada y se licenció en Antropología Social por la Universidad Complutense de Madrid, para la que también trabajó, así como para la Casa de América y el Teatro Real, como gestora cultural, siendo en los últimos años responsable de la actividad poética de la Universidad Popular José Hierro en San Sebastián de los Reyes. Su primer libro de poesía, El libro de Lilit, le valió el Premio Rafael Alberti en 1995, publicando desde entonces, La llave de la niebla, Mapas de Cera y Hotel para erizos. Colaboró, en su faceta de crítica literaria, con diversos periódicos y revistas culturales, como El Mundo, El Independiente, Cuadernos Hispanoamericanos, Reseña, El Urogallo... Su prematura muerte, con solo 55 años, truncó una brillante y prometedora carrera en el mundo de las letras y de las artes.

El gran compromiso social y cultural de Ignacio Grande Lara con lo público y su preocupación por salvaguardar el patrimonio literario español, se manifiestan en su deseo de preservar el excepcional legado de su familia y ponerlo a disposición de los investigadores actuales y futuros. La Biblioteca Nacional de España agradece públicamente este generoso gesto al hermano del poeta, Ignacio Grande Lara, que contribuye a aumentar el conjunto de archivos personales de literatos que conserva la BNE. También agradece a Juan Carlos Mestre y a Rogelio Blanco sus gestiones como intermediarios en la donación.

La BNE empieza ahora las labores de catalogación y procesamiento de este extenso fondo, para ponerlo cuanto antes a disposición del público.