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Relato 76 - La jaula
2022-07-14
Presentación
Todos vivimos en una jaula. Nacemos, crecemos, morimos. Siempre en una jaula. Barrotes hechos de costumbres y normas a las que estamos sujetos desde nuestras primeras horas de vida. Así comienza el siguiente relato.
Relato
Todos vivimos en una jaula. Nacemos, crecemos, morimos. Siempre en una jaula. Barrotes hechos de costumbres y normas a las que estamos sujetos desde nuestras primeras horas de vida. Pocos son los que se atreven a abrir la puerta, a saltar a lo desconocido, a perderse en la incertidumbre y descubrir una vereda alternativa. Muy pocos deciden salir de la jaula. Muy pocos deciden verla. Pero siempre está, es la causante de las soledades y de los incomprendidos. Es la seguridad en que todos se resguardan. Casi todos. Éramos un pequeño grupo de gente escondido en uno de los bosques de las afueras del país. Lo habíamos dejado todo atrás, familias, amigos, hogares, todo por romper la rueda que no dejaba de girar. Yo pertenecía a una comunidad de clase cuatro, no vivíamos tan mal, mis padres eran funcionarios, lo cual me daba a mí la posibilidad de llegar a la universidad con los niños ricos y ascender, pero no lo hice. La mayoría de los que vivían conmigo en la “facción rebelde” eran de las clases cinco y seis, ellos apenas tenían para sobrevivir. Alguno había de clase tres, algunos nos ayudaban desde dentro, pero casi nadie se atrevía a salir del engranaje. Mi nombre es Ailey Parks, comunidad dos, cinco, dos, clase cuatro, nacida en 2151, hija de Sonia y Ray Parks, madre descendida de clase tres por matrimonio, no conozco a más familiares. Daniel Parks es mi hermano y la razón por la que abandoné la jaula. Vivir en el bosque no era tan malo, éramos marginados del sistema, nos cazaban las autoridades y escaseaba la comida. Las cuatro comunidades que nos rodeaban eran de clases dos y tres, había menos soldados que en las clases bajas. Nuestros días se basaban en buscar comida y medicamentos, y trazar planes y atentados. Aunque teníamos mil ideas que llevar a cabo, parecía que nunca era el momento de dar el paso. -¡Ailey! - me llamó Leo desde fuera de la cabaña. Dejé mi libreta a un lado donde apuntaba mis desvaríos con la esperanza de que alguna parte de mí sobreviviera. -¿Qué ocurre Leo? - llevaba las armas en la mano, un chaleco antibalas y una bolsa con víveres. -Nos vamos, al fin, atacaremos el día del cumpleaños del hijo mayor de Edwin Allamand. - Parecía ansioso, aunque pensaba que dañar a la gente de la primera clase no era la solución a nuestros problemas, sí que era efectivo. Leo era de clase seis, había sufrido la jaula de una forma que no me podía ni imaginar. -Estás seguro, ¿no? - pregunté incrédula. -Sí, me lo ha comunicado el general esta mañana, lleva semanas planeando el golpe - me contó. Normalmente nuestros grandes planes se frustraban por la falta de recursos. Aunque si habíamos actuado en las comunidades de clase cinco y seis. El General era un hombre alto, tosco y de aspecto temible. Una cicatriz cruzaba en diagonal de izquierda a derecha, sus ojos negros siempre parecían estar inyectados en ira, aunque conmigo siempre había sido cordial, decía que le recordaba a su hija que había muerto de una enfermedad, nunca decía cuál, en la clase seis. Cuando entré en la carpa ya estaba todo el mundo sentado, seguían cuchicheando, pero entre los nervios y las ganas de hacer algo, la gente estaba ansiosa por oír el nuevo plan que si llevaríamos a cabo contra la corona. El General con toda su pose y sus ayudantes se colocaron sistemáticamente sobre el mini escenario improvisado. No tuvo que decir nada antes de que todos cerrásemos la boca. Leo se sentó a mi lado, tan frenético que no podía ni controlar su tic con la pierna. Lo primero que hice fue sujetarle la mano, tenía la piel áspera de trabajar, pero su tacto era agradable. -Buenas tardes compañeros y hermanos - comenzó a hablar el general con la voz ronca. - El día que muchos de nosotros esperábamos ha llegado. La venganza que culminará con el fin de las clases tal y como lo conocemos. - Esas palabras eran las mismas con las que empezaba cada discurso con el que nos prometía resultados. No dudaba de sus intenciones, pero me extrañaba que aquella vez fuera a ser distinto. - La casa Allamand se instauró en nuestro país hace poco más de doscientos años. Hemos sufrido durante generaciones sus incesantes abusos clasistas y racistas que nos han llevado a una sociedad de pobreza e incertidumbre, un estado totalitarista, donde nuestras voces dejaron de escucharse a los pocos días de sentarse en el trono. Mañana, Andrew Allamand príncipe y aspirante al trono, cumple veinticinco años. El rey Edwin lleva semanas fortificando la ciudadela donde tendrá lugar la ceremonia y posteriormente la gala. - Empezaba a ver cuál sería la misión y parecía que iba a fracasar como todas las demás. Aun así, el General le ponía entusiasmo a cada uno de sus discursos. - Estoy harto de robar sus migajas, de no poder alimentar ni cuidar a nuestra gente. Tanto dentro como fuera de las comunidades, la gente muere por cosas tan simples como un resfriado. Todos aquellos que están tan hartos como yo de ver morir a gente inocente por haber nacido en una u otra clase, venid conmigo esta noche. Quienes no tengan estómago para hacer lo que se debe, marchaos ahora. - Nadie abandonó la sala, el fanatismo que se sentía por el General a veces era un poco enfermizo. Con una sonrisa tras su exitoso discurso el general se volvió hacia mí, aunque no me habló directamente. - Necesito cuatro cabezas de grupo, aquellos que podáis liderar al resto en la cruzada que nos ha tocado vivir. - Sin pensarlo dos veces levanté la mano, creía en su causa y además no llevaba muy bien eso de seguir órdenes. - Gracias Ailey. - El resto de los voluntarios no tardaron en ser elegidos y luego el General nos separó en los cuatro grupos con la excusa de que solo debíamos conocer nuestro papel para no destapar toda la operación en caso de ser encarcelados. Leo había pedido estar en mi grupo, era evidente que el cariño existía entre nosotros, el General lo permitió, aunque yo no estaba segura de sí pelear codo con codo con Leo era la mejor idea. Leo peleaba de una forma técnica y perfecta, no tenía puntos débiles y ganaba casi siempre, pero tampoco se había enfrentado a otros rivales más fuertes que él. Probablemente, era el adulto más joven y fuerte de nuestra pequeña aldeíta. Pero si algo no me gustaba de Leo era que su función era ser un soldado. No era tonto, pero como había dicho, el fanatismo por el General se podía volver enfermizo y cegaba a la gente con buen corazón. Fuimos los últimos en entrar en la cabaña del General, mi grupo estaba compuesto por doce personas, los había escogido el General pero en general eran buenos cazadores y sobre todo buenos soldados. Solamente éramos tres mujeres, no que me importase pero si me sentía algo cohibida al ser líder de grupo. Las otras dos chicas, Sara y Julia llevaban poco tiempo con nosotros, no sabía mucho de ellas, excepto que sus padres habían muerto y su hermano pequeño también al haber superado el máximo de hijos permitido, más bien habían sido asesinados por nuestras majestades. Ambas estaban furiosas y aquella rabia las hacía más peligrosas probablemente que el resto de nosotros que habíamos tenido tiempo para calmar nuestros instintos. -Vosotros deberéis conocer parte de las misiones de los demás. - Nos aclaró el General. - Ailey serás la líder de la culminación de nuestra tarea. - Nos explicó cómo nos introduciríamos en el castillo vestidos de personal de catering, de limpieza y de lo que hiciera falta. El primer grupo tenía órdenes de entregarnos trajes y ropa a cada uno de nosotros, además de contactar con nuestros aliados en el interior para introducir las armas necesarias. El segundo grupo tenía que comenzar el ataque terrorista mientras nosotros y el tercer grupo permanecíamos encubiertos. El tercer grupo tendría que ocuparse de la parte más técnica, cerrar las puertas desde el ordenador central y llegar al canal de visualización del rey que se emitiría de forma gratuita en todas las televisiones del país. Nosotros éramos los refuerzos de todos los demás grupos o al menos algunos de nosotros, porque al menos uno debía permanecer encubierto para asegurarse de que el video se emitía y que la guardia de la familia real se volvería en su contra. En mi opinión eran demasiadas cosas dadas por sentadas, un plan poco consistente, cuarenta personas en una gala encubiertas iba a ser costoso. -¿Y de dónde sacaremos el dinero? - pregunté -Está todo costeado desde el interior, digamos que hay personas poderosas que comparten nuestra causa. - me aseguró el General. -Yo voto por matar a toda la familia real - saltó Sara. -No, solamente el rey y el rey emérito han cometido crímenes, sus hijos son tan inocentes como los demás. - intervino Leo. -Si les dejamos vivir, probablemente la guardia los siga protegiendo, debemos acabar con todos ellos por el bien del país - añadí. - No me gusta matar Leo, pero tenemos que acabar con el problema de raíz. -Chicos, dejadme hablar con Ailey - pidió el General, Leo pensó que me explicaría que nadie debía morir, pero no fue así. Todos salieron de la cabaña y me quedé a solas con él, imponía bastante, pero no me daba miedo. - Ailey perdona a Leo, tiene el corazón demasiado blando. El problema tiene que ser arrancado de raíz como tú comentas. Pero déjame pedirte algo más, aunque soy consciente de la posición en que te pongo. - No me lo pensé dos veces y asentí. - Leo, las hermanas y los demás saben pelear y defenderse, pero tú eres diferente, aprendes con cada combate, eres ingeniosa y elegante, pelea por ellos como lo haría yo. - No entendí por qué me pedía aquello, por descontado que protegería a mi gente con todas mis fuerzas. Le aseguré de que acabaría el trabajo y que protegería a Leo y a los demás. Luego me marché y dejé al General ultimar los detalles de su plan. No comenté nada con Leo, no era de su incumbencia, además de que no estaba segura de confiar en su buen juicio. Por si se me había olvidado decirlo, el General era el tío de Leo, eso probablemente explicaba su fanatismo y adoración, no solo era la última familia que le quedaba sino que era la persona que le había sacado de la comunidad, le había dado un motivo por el que vivir y pelear constantemente. Aquella noche no hubo celebraciones, los más mayores empaquetaron todo, los pequeños se emparejaron con un adulto que no fuera a participar para esconderse en otro lado. Nuestra aldea acababa con ese plan, si fracasábamos era de esperar que buscasen a los demás, ninguno de nosotros sabía a dónde se dirigirían, pero era lo mejor. Yo no era muy sociable, aunque llevaba viviendo allí un par de años. Conocía a la gente, pero no tenía muchos amigos. No tuve que despedirme de mucha gente, aunque a todos los consideraba mi familia. Esperaba que encontrasen un claro tan bonito como el que iban a dejar atrás. Íbamos a lanzar una moneda al aire, o ganábamos o perdíamos, pero no había medias tintas. Los cuarenta que acecharíamos a los ricos nos dormimos pronto, nadie quiso hablar cuando comprendieron que lo más probable era que nunca volveríamos a nuestras vidas, que no eran perfectas, pero era un hogar. -¡General! - gritó alguien nada más salir él solo. Todos nos despertamos al momento, bueno los que seguíamos durmiendo. - ¡General! - gritaron de nuevo. Salí de la cabaña donde dormíamos y encontré a Leo y a otro chico buscando cabaña por cabaña. Ambos parecían histéricos y sujetaban un sobre color crema en la mano. -Ailey - me llamó Leo. - Es para ti, el general se ha ido y en su mesa hemos encontrado esto. - El sobre que me entregó estaba cerrado y sellado. No sabía por qué se había tomado tantas molestias, pero asumí que se debería a la importancia de que solo yo conociera esa información. Sin decir nada me encaminé a la cabaña del General y me senté en su silla, solamente entonces rompí el sello y rebusqué en el sobrecito. Primero cogí dos fotos, una era pequeña y vieja, en ella había una mujer sujetando a un bebé. La otra de un tamaño similar, pero mucho más antigua, contenía a una familia a la cual no reconocí. Después saqué un trozo de papel amarillento donde el General me había escrito: >Querida Ailey, Son muchas las cosas que nunca te he contado y por ello te he sometido a tanta presión, pero es el momento de contarte cuáles son tus verdaderos orígenes. Hace alrededor de ochenta años, la familia Allamand fue atacada por otra de las altas esferas, casi nadie lo supo, pero la reina era incapaz de tener hijos y por conocimiento de su suegra, destituyo a los reyes que fueron reemplazados por una familia rica que se dedicaba a la venta de armas. Lo supe cuando te conocí y vi tu marca de nacimiento en la parte posterior de tu hombro izquierdo, por ello te indique que no mostrarla seria de tu interés. Tus padres no eran los Parks, y tu hermano en realidad era tu hermanastro. Eras un bebe que llego a mí hace cosa de veinte años, de una pareja que huía de la familia real y querían esconder a su hija, la heredera. Lo supe después que aquella pareja era en realidad descendiente de la reina que al fin, tras ser desterrada había concebido a un hijo. Te doy esta información para que decidas cuando sea el momento si desvelarla tu misma o no. Ailey está en tu mano acabar con las clases y el totalitarismo que mato a tus verdaderos padres. Siento que toda esa presión recaiga sobre ti, pero eres fuerte. Me he entregado esta madrugada a las autoridades, daré indicaciones falsas de donde está situado el campamento pero no tenéis mucho tiempo, corred hacia adelante, meteros en la gala y acabad con el plan que tus padres trazaron en su día. No me di cuenta de que las lágrimas caían por mis mejillas. Era demasiada información en muy poco tiempo. La única manera de seguir adelante y cumplir con mis órdenes era la esperanza de darle a mi hermano una vida mejor, pero no era mi hermano, y mis padres no eran mis padres. >Está en tu mano salir al campamento y dar la orden que comience con todo o hundirte en mis palabras y desaparecer en la espesada del bosque, no tendré en cuenta lo que decidas, porque sé qué harás lo correcto de una forma u otra. Con sinceridad, El General Terminé de leer. El General como siempre tenía razón. Podía huir, nadie lo sabría nunca, pero no estaba segura de poder vivir con aquella decisión. Me sequé las mejillas e intenté recordar quien era, salvo porque no tenía mucho tiempo para mí porque probablemente había un grupo de guardias bien adiestrados acercándose. Decidí no pensarlo, sin saber cómo salí de la cabaña con la cabeza en alto y les conté a los demás que el General se había entregado para darnos tiempo, y desviar la atención. Todos me creyeron, se trata del General, que sin que nadie lo supiera nos había estado tratando de marionetas. Cogí toda aquella rabia y la utilicé para seguir adelante. Tal como el plan decía, echamos a correr en dirección a la frontera con la comunidad de clase dos que teníamos más cerca. Nos estaban esperando, el General se había asegurado de que llegásemos a la ciudadela seguros, tres hombres nos condujeron a la red de trenes que iba a una velocidad casi estelar. Casi todos los ciudadanos de la comunidad dos se encontraban en la ciudadela por tanto no teníamos muchos de los que escondernos. El grupo uno nos facilitó los trajes, ellos habían partido con el General y habían trabajado toda la noche. Utilizamos el tren de vestidor aunque apenas tardaba un par de horas en llegar a su destino. La mayoría iban vestidos de camareros y de servicios pero mi grupo íbamos todos vestidos de gala. Las hermanas estaban espectaculares aunque su única preocupación era si tendrían ametralladoras o escopetas. Seguían con la intención de matar a toda la familia real. Yo no estaba segura ya de nada, solo pensaba en si encontraría a mi familia y al General Para que me lo contase todo o no. Yo me puse un vestido negro, largo con la espalda abierta y la falda colgando, debajo me puse unos pantalones por si debía pelear, pero jamás me había visto con un vestido como aquel. -Estamos en la jaula – me avisó Leo. Me acerqué a él, le di un beso, miré sus ojos tiernos y me despedí de ellos. Miré a mi alrededor, vi a gente dispuesta a morir por un país, por una causa, por otra persona. No comprendía porque la Jaula seguía en pie con tantos corazones puros como los que había conocido. No fue difícil entrar en la ciudadela, como predijo el General, tenían muchos guardias novatos que no reconocerían a un clase seis ni que lo tuvieran delante. Las mujeres llevaban vestidos mil veces más bonitos que el mío pero al menos yo no desentonaba. Una vez entramos todos nos desperdigamos por el salón y nos colocamos en nuestros puestos. Esperamos a que la corona entrase en la sala y cogiera sus asientos. El príncipe Andrew se sentó en el trono al lado del rey y al lado de la reina se encontraban sus dos hermanos más jóvenes. Los pequeños apenas tenían diez años, no sería capaz de matar a dos niños tan pequeños. El plan se vendría abajo porque nos ería capaz de matar a dos niños que se parecían tanto a Daniel. El plan del General era inviable, nos pillarían a todos y yo no sería capaz de terminar. Como iba a hacerles eso a unos niños inocentes por sus padres después de saber que mis padres eran descendientes de reyes tan culpables como aquellos. Me fui. Hui del baile y me refugié en una salita del segundo piso. Di vueltas por la sala pensando cómo podría salir de aquello con aquellas treinta personas que sen jugaban la vida por cumplir las órdenes de alguien que no estaba segura de lo que hacía y apenas sabía quién era. Escuché unos pasos fuera, me escondía, la puerta se abrió y supe que no debía seguir pensando porque se había acabado todo, venían a por mí. Sin embargo nada ocurrió. Dispuesta a aceptar mi fin, salí de detrás del sofá con estampado color melocotón y no fue a un guardia al que vi. La reina estaba de pie con su elegante pose y su vestido demasiado espectacular. Tenía las manos sobre el vientre y los ojos llorosos. -¿Cuál es tu nombre joven? – me preguntó tranquila. -Ailey Parks – contesté con algo de condescendencia. – clase cuatro. – admití. -Ailey, deja que vea tu espalda – una lágrima desbordó por sus mejillas, intentó disimularlo, aunque no quise decir nada. Me giré y le enseñé lo que sabía que querría ver. – Ailey, ven conmigo – me pidió. No comprendí nada pero la seguí. Salimos de la salita en la que me había refugiado, pensé que me llevaría a los guardias pero en lugar de ello atravesamos el pasillo hasta llegar a una sala con un monitor gigantesco. La reina me hizo esperar mientras ella tecleaba en el escritorio. Escuché gritos y tiros que provenían de abajo. Todo había comenzado. -Señora, no quiero que maten a nadie, no quiero hacer daño… -No harás daño a nadie – me interrumpió con la voz seca. – y soy su majestad y también soy tu madre. El general ha cumplido, por tanto yo también. Si pulsas esta tecla Ailey, las murallas se apagaran, los sistemas de seguridad se anularan, todo el mundo podrá salir de su comunidad. El orden de este país caerá. Estoy dispuesta a ello, ¿lo estás tú? Estás lista para salvar a tus amigos de abajo, pulsar el botón y salir de la jaula, no hay muchos que estén listos para dejar lo conocido Ailey. La gente tendrá miedo, la gente estará confusa y necesitará de alguien que les guíe. Ailey quieres pulsar el botón y deshacer el orden que nos mantiene seguros, o dejarás que todo siga su curso. – No estaba segura de cuál era la decisión correcta, estaba nerviosa, la jaula era mi hogar y mi prisión. Como había hecho hasta el momento, me dejé llevar por las autoridades de mi vida y presioné el botón que decía “enter”. No sucedió nada, no cambió mi vida, no hubo gritos, no hubo vitorees. – Estaré contigo hija – y tras destruir la jaula solo hubo eso, la incertidumbre de si habría hecho lo correcto pero al fin y al cabo estaba creando mi propia jaula con barrotes de corrientes distintas fortalecidas por las ideas de mis padres y mentores. Tenía muchas preguntas que se morían por salir, pero una madre a la que no conocía no era quien debía responderlas. Las pantallas de la sala se iluminaron. Esperaba ver un video alentador del General, pero no fue lo que vi. Distintas comunidades en todo el país rebelándose contra los guardias. Destruyendo edificios, bombas caseras, armas de fuego todo. Había desatado una guerra civil, creía en la rebelión pero no en la muerte. Miré a mi madre, limpiaba sus huellas, pero no las mías. No tuve que decir nada, vi su mirada, vi quien sería la culpable. -¿Por qué? - me limité a decir. -Amo este país Ailey, yo puedo guiarlos con ayuda del General, pero necesitan a alguien a quien odiar para mejorar. Tus amigos y tu seréis mártires, gracias por dar vuestras vidas por este país. - Inclinó levemente la cabeza. Parecía serena, no sentía ni el más mínimo cariño. -¿Qué te han hecho para que te hayas convertido en un monstruo? - pregunté. Ella no me respondió, no le dio suficiente importancia. Fui su marioneta, la que el General creó y mis padres potenciaron, todos. Me marché de aquella sala. El vestido me ahogaba, el aire en aquel lugar era irrespirable. No quise ni escuchar a ver si alguien seguía vivo. No quería saberlo, las comunidades sumidas en el caos, inocentes muertos y yo le había dado al botón. Pero seguía sin saber la única cosa que me daría algo de paz, ¿había merecido la pena? La vida de Leo y todos los demás por una pequeña posibilidad de libertad. No reconocía los pasillos de aquel vestido, mi fe ciega no me había dejado prepararme bien para pelear por algo que no entendía. Cada pocos pasos miraba atrás cubriéndome las espaldas, escuché tiros, escuché gritos el infierno se habría paso en el castillo. Doblé la esquina en busca de unas escaleras que me llevasen al sótano y choqué con alguien. Tenía los ojos claros, el pelo alborotado e iba vestido de gala, el príncipe. Me sujetó por la cintura con la esperanza de que no cayera al suelo, sus ojos se cruzaron con los míos y tembloroso miró atrás. -Soy Andrew, y se lo que has hecho.- pensé que gritaría para que alguien viniera a socorrerle y encarcelarme a mí pero eso no sucedió. Me agarró por el codo y ni siquiera forcejeé. - Has abierto la jaula Ailey, ahora tienes que vivir fuera - me susurró al oído. Me condujo por el castillo hasta el sótano al que yo ansiaba llegar, cruzamos pasillos estrechos y oscuros hasta que la luz brillante de la luna nos guio el camino. Nos subimos a un tren y luego cruzamos la frontera. Di una gran bocanada de aire. El aire era distinto. Podía ir a donde quisiera, hacer lo que quisiera. Era una fugitiva de la jaula y no estaba segura de sí seguiría existiendo la jaula. Me sentí egoísta, les dejé atrás. Me sentí viva porque lo había hecho. Pensé en mi hermano como un recuerdo lejano. Cree mi propia jaula en la que todos aquellos sentimientos no podían entrar. Y me convencí de que estaba lista para vivir en mi nueva jaula.
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Valoración Relato
2022-07-15 17:33:58
3
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La idea de la libertad, siempre es un buen argumento. Animo al autor/a, a qué revise el texto, aclare situaciones de la historia y haga un repaso general. Se repiten, en un mismo párrafo, algunas palabras y existen errores tipográficos en otras : "... General! - gritó alguien nada más salir él solo.", se sobreentiende que es el sol, pero... ".. No reconocía los pasillos de aquel vestido, mi fe ciega no me había dejado..." etc.
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Valoración Relato
2022-07-16 00:32:35
5
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El autor tiene la semilla de la escritura, pero necesita regarla y abonarla bastante. Esto le puede servir como práctica para evolucionar y aprender. Siendo justo el relato no da el nivel para entrar en la antología. Se han perdido algunas tildes, hay redundancias como “pequeña aldeita” o “más mayores”, muchos fallos con la repetición de términos: algunos-algunos, nosotros-nosotros, general-general y sobretodo el último párrafo con cuatro veces jaula.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-07-18 18:58:35
2
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Autor/a, este relato no es de ciencia ficción. Tendrías que cambiarlo mucho para que pudieras enviarlo a otro concurso, porque ya quedó publicado en este. O guardarlo para una publicación tuya. Tengo algunas sugerencias, que espero te sean útiles: Faltan muchas tildes. Aunque si… (sí) …Los más mayores (los mayores, los más mayores es redundante, no hay una escala de mayores o menores, que yo sepa). >Querida Ailey, (qué significa el signo «mayor que»). … indique (indiqué) … seria (sería) … nos ería capaz… (no sería capaz) Como iba a hacerles eso a unos niños inocentes por sus padres después de saber que mis padres eran descendientes de reyes tan culpables como aquellos. (Esto no se entiende). No reconocía los pasillos de aquel vestido, (¿?) En general, debes hacer una revisión de ortotipografía completa. Sigue escribiendo, llegarás lejos. ¡Suerte!
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Valoración Relato
2022-07-16 19:22:36
5
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Por un lado nos encontramos ante un típico cuento de corte medieval: Reyes tiránicos y sociedad organizada en castas, rebeliones plebeyas que realmente están dirigidas por una princesa que no conocía su condición...todo eso suena muy conocido y muy poco de ciencia ficción (la ciencia no aparece pos sitio alguno). Sin embargo, las reflexiones inicial y final sobre la jaula de nuestros propios prejuicios en que todos estamos (al parecer, sin esperanza) me parecen dignas de destacar.
Fecha Publicación
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2022-07-25 13:26:39
5
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Me recordó, en parte, a los Juegos del Hambre, con esa sociedad fragmentada y dividida en bloques sociales. Aunque no está mal escrito la lectura me resultó un poco pesada, quizá por no ser un tema que me atraiga especialmente. Suerte autor/a :)
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Valoración Relato
2022-07-30 13:03:53
2
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Un relato bostezante, donde no caben más tópicos típicos por centímetro cuadrado (príncipe azul, heredera secreta, general que manipula los hilos, etc). Una historia aburrida, llena de apariciones "chim pum" cuando hace falta para seguir sosteniendo una historia que a duras penas se sostiene por sí sola. Está plagada de inconsistencias y de información errática que además hace casi imposible intentar entender qué se ha querido contar con detalle. Eso, sin entrar en la calidad de los diálogos, sin escenas (todo es narrado), los personajes planos o incomprensibles, o la nula originalidad de la historia.
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Valoración Relato
2022-07-31 01:31:28
2
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Todos vivimos en una jaula, claro, sí, seguro. El tema, es que los que se salen de la jaula y escapan, en realidad salen a otra jaula (disfrazada de libertad). Es ingenuo creer que todos viven enjaulados, menos yo; que gracias a pensamientos tan iluminados como este, soy libre (esto ronda la definición de megalomanía). “buscar comida y medicamentos, y trazar planes y atentados” = estar “fuera de la jaula”: extraña lógica. Romper una rueda que no deja de girar, es una imagen contradictoria. Si los planes se frustran por faltas de recursos, no son buenos planes; una de las principales cuestiones a la hora de planificar es la administración de recursos. La división en clases confunde. Luego, la introducción de la categoría “casas”, no ayuda. Acerca el cuento a Los juegos del hambre, o incluso a Harry Potter. La idea de corona, aspirante al trono, lo acerca a Narnia. No niego valor literario en esto, pero sí que es entendible que alguien que gusta de autores como Clarke, Asimov, Bradbury, Lem, y un largo etcétera, pueda sentirse un tanto incómodo. Llegado al rey Edwin, imagino a Ogro, Burro y Gato confabulando (lo siento, no puedo evitarlo). Parece poco serio el ejército en el que se pide voluntarios para dirigir las tropas y se eligen comandantes en función de quién levanta antes la mano. No logro entender la forma de pelear de Leo. Se dice que es técnica, perfecta y sin puntos débiles, lo que lo llevaba a ganar “casi” siempre pero contra rivales menos fuertes. ¿Contra quién pelea y gana Leo? ¿Contra los hermanos menores? ¿Contra un grupo de discapacitados? Me sorprende la ingenuidad que ha invadido al relato (los había escogido el General pero en general). ¿Ella misma define su ataque como “terrorista”? El único elemento que parece intentar situar al texto dentro de la ciencia ficción es la fecha de nacimiento de ella: 2151. Es lo único. Pero no hay referencia (después de Cristo), y en lo que a mí respecta nada hace pensar que el cuento se desarrolle en el futuro; no hay elemento tecnológico alguno, o ciencia futurista. Definitivamente no es ciencia ficción y no puedo ignorar esto en la puntuación. La cifra podría significar: 2151 años después de la casa de Winderfut, descendiente del Dragón Verde de la Montaña Invertida.
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Valoración Relato
2022-08-10 10:57:17
2
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Le doy una valoración tan baja por dos motivos principales: en primer lugar, no existe ambientación de ciencia ficción alguna. Se intenta describir una sociedad futura, pero hay tantas lagunas y aspectos sin definir que no resulta creíble. Parece un cuento que bebe claramente de "Los juegos del Hambre" o "los 100", pero de una forma torpe y caótica en ocasiones. El segundo motivo principal es que la historia me he resultado muy poco creíble. Ingenua en ocasiones, con toques infantiles, y unos diálogos difíciles de seguir. Se me ha hecho aburrida y me ha costado terminarla. Además de encontrarme bastantes errores orto tipográficos. No puedo salvar nada de este relato.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-14 16:57:20
2
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Gracias al autor o autora por su tiempo y su imaginación. Una historia clásica de princesas, reinas muy malas y un pueblo oprimido en la que se muestra que todo está en manos de los poderosos y de sus estrategias manipuladoras; en este sentido, me ha faltado originalidad. Aparte, los diálogos se usan de manera muy forzada y artificial como pretexto para contar lo que sucede en la realidad descrita. El aspecto lingüístico denota una gran falta de revisión. Para dotar al texto de algo de calidad, sería necesaria una profunda corrección de estilo y otra ortotipográfica. Probablemente, también algo de trabajo de reescritura. Con todo, creo que ha sido un buen ejercicio para que el autor/a vaya mejorando. Dejo un puñado de todos los detalles que he detectado para que ayuden a mejorar para futuras ocasiones: Bastantes espacios dobles. Errores en la puntuación de diálogos: se desconoce por completo cómo hacerlo de manera correcta y llegana mezclarse dos tipos de rayas (ninguna de ellas la apropiada). No se ha respetado la sangría, lo que evidencia que el autor/a no leyó las bases. Hay párrafos muy largos y densos, y oraciones muy muy largas. Llama la atención que no se haya usado el punto y coma, que tanto ayuda en textos literarios. Puntuación bastante mejorable y con muchos errores, como la coma de vocativo ausente en "Buenas tardes compañeros". Las comillas no son las recomendadas para textos impresos en español. La mayúscula de "Jaula" del título no está justificada. "mini escenario" se escribe junto. "General", con minúscula. La anchura de algunos párrafos es diferente. "catering" debería de ir en cursiva. "Lo supe después (de) que". espesada/espesura del bosque. "No comprendía porque/por qué la". nos ería capaz/no sería capaz. sen/se jugaban la vida.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-19 17:01:24
4
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Muchas gracias al autor y suerte ^^. El comienzo, con la ambientación y estilo de vida y aparentes clases sociales que habitan me ha recordado a Los juegos del hambre. Creo que la idea está bien. El tema de la jaula, que también me ha hecho recordar la peli de El hoyo, es buena, aunque personalmente no está desarrollada de una manera que pueda exprimirse bien todo lo que el autor quería transmitir. Problemas con los guiones de diálogos, que son siempre cortos, y puntuaciones generales en estos.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-22 16:59:03
4
Comentario
Este relato peca de ser infantil, con esas princesa a, reinas .. Imagino que su autor es joven y/o inexperto en esto de escribir. Lo que tiene es imaginación, solo le falta trabajar y cuidar más sus obras, vigilando, por ejemplo, la repetición de palabras.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-28 17:07:20
3
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No empieza mal, pero según avanza empeora y el final es la apoteosis. También la redacción empeora según avanza y parece algo descuidadla. Copiar de nuestras narraciones favoritas es la manera de aprender, pero el resultado siempre es decepcionante, es preciso ir deshaciéndose de las influencias, pero es un proceso difícil y precisa tiempo. El argumento es infantil por lo que entiendo que el autor es joven, hay que seguir intentándolo. Suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-09-08 20:26:10
3
Comentario
Parece el relato de alguien que está empezando, hay diversos errores que ya han comentado más arriba y he encontrado la historia algo atropellada. La única ciencia ficción que hay es la fecha, al menos que el autor/a piense que sea cosa de ciencia ficción que haya reyes y reinas en esos tiempos. Y al final parece un cuento de hadas con el príncipe encantador. He pensado en la serie la valla, al leerlo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-09-09 00:12:14
5
Comentario
Relato con narrativa sencilla y ligera de lectura, un punto a favor. Luego hay algún errorcillo de puntuación y lo de los guiones... El trama de clases es de sobra conocido, y el giro "familiar" a medio relato me hubiera gustado más para un final. Se va diluyendo en situaciones que dan poca profundidad a los personajes, y el final me impactó mucho menos que el giro mencionado. Me gustaría ver al autor/a en otro tipo de relato. Enfocando ese estilo de narración, con otra historia, podría haber un buen futuro.
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