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Relato 7 - Creación Evolutiva
2022-04-15
Presentación
Presentamos el séptimo relato. El ser humano, desde su aparición sobre la Tierra realiza una trayectoria de ascensión, superando a los otros animales, lo que le hace creer poseedor y dominador absoluto del Universo, pero su fragilidad ante la evolución del Cosmos puede conllevar que debe reaprender desde cero.
Relato
CREACIÓN EVOLUTIVA Siglo XXIII d.C. Los avances en la investigación bioquímica y la ingeniería genética de las últimas décadas habían dado excelentes resultados. La población mundial había conseguido erradicar las enfermedades degenerativas. Los humanos gozaban de un bienestar y una salud sin parangón. Lejano quedaba aquel tiempo en el que la muerte segaba, sin contemplación, la vida de los habitantes del planeta ya fueran ancianos, jóvenes o niños. Desde principio de siglo, ya hacía 60 años, se había eliminado la hambruna y todos los países del globo firmaron un acuerdo de no provocación entre ellos. La vida de la humanidad con tal compromiso; no agresión, había derivado en la ansiada paz mundial ya que en todos los pueblos del mundo se prohibieron las luchas de poder que dio un gran resultado, el sentimiento de envidia se había desvanecido perdiéndose en lo más profundo del inconsciente de los moradores de la Tierra. No obstante, surgió algo que desconcertó a toda la población. Un nuevo desafío, al cual no se había prestado la suficiente atención; en pocas décadas la superpoblación provocó un gran desequilibrio social. Se tomaron medidas extremas. «”Cada mujer no podía engendrar más de un hijo”». La población sumisa acató la ley aunque, para los pobladores del planeta, estas ordenanzas planteaban dilemas éticos y existenciales. A pesar de ello, el radical precepto no logró paliar la masificación. Antaño las enfermedades y las guerras nivelaba la demografía. Posteriormente y para perpetuar la especie, se ejecutaron otras alternativas. En la búsqueda de un equilibro equitativo, se ampliaron fronteras allende el mundo exterior. Se construyó una estación interplanetaria que giraba alrededor de la Tierra, a ella se trasladó parte de la población terrestre, al principio resultó exitosa, no obstante el resultado seguían desalentador, cada vez había más gente; la humanidad se desbordaba. Después surgió un otro proyecto; En la cercana galaxia Enana del Can Mayor, se acondicionó, una nueva base que fue ocupada por los residentes de la estación interplanetaria. La aventura resultó ser un fiasco saldándose con grandes sumas de dinero invertido en vano y la desaparición de la base intergaláctica y sus habitantes. Doce mil ciclos lunares después… El doctor Oibas caminaba airoso por la gran calzada que dividía la isla en dos, se podría decir que sus pasos firmes resultaban altaneros. Con la cabeza en alto, una leve sonrisa y la mirada al frente había salido satisfecho del centro de convenciones, su disertación tuvo muy buena acogida y sus colegas al final de su intervención, le aclamaron con un sonoro reconocimiento. Tras caminar los primeros metros, ya más sosegado ralentizó el paso, la descarga de adrenalina por el reciente acontecimiento se había estabilizado. Se secó con el dorso de la mano las minúsculas perlas de sudor que aparecieron en su frente y exhaló un profundo suspiro. Echó una ojeada al firmamento, el índigo color se mezclaba con los rayos derramados por la gran estrella solar, corría la estación ardiente, época en la que el sol estaba en su zenit. En un acto reflejo se llevó la mano a la frente y volvió a retirar la humedad de su rostro, el calor comenzaba a ser asfixiante. Absorto en la rememoración de la sesión que acababa de protagonizar y el debate entre otros oradores sobre la historia de la humanidad, se acomodó en un recodo de la calzada al refugio de la sombra de un escuálido árbol. Su mente seguía disertando sobre las tesis presentadas, todos coincidían en que los primeros pobladores habían sido seres salvajes y en cuanto a hechos anteriores nadie, tampoco él, los conocía. Lamentablemente estaban en un punto muerto ya que a este respecto no se aportó ningún dato; «“eran acontecimientos prehistóricos”» con estas palabras justificaban su ingenuidad. En una cosa estaban todos de acuerdo; se debía seguir indagando. Sabían que estaban en buen camino; se comenzaba a percibir una ligera luz en las impenetrables tinieblas del origen del mundo y era primordial conocer aquel tiempo, no debían pasar por alto la comprensión evolutiva de la especie, había demasiadas preguntas para las que todavía no tenían respuesta. Instintivamente Oibas se rascó la nuca, chasqueó los dientes, entreabrió los labios y emitió una silenciosa palabra: «VIDA». «Sí. Eso define la causa, es decir la existencia de la humanidad» razonó. El planteamiento dogmático se había dejado a un lado, ya no se consideraba que la creación fuera concebida por la mano de un ente creador, sino de un ejecutor que la propició. No había duda, lo tenía bien claro y así lo había proclamado en la asamblea: «Es una combinación de cambios heterogéneos simultáneos y sucesivos» el resto le secundó. Pero su mente mantenía una cuestión sin resolver «¿De dónde procede la primigenia célula?» El doctor Oibas se irguió, retomó su camino y siguió meditando. Abstraído en sus pensamientos, se internó en el terreno adyacente a su casa. Su gran pasión; conocer el arcano mundo de la civilización, le había llevado al extremo de haber mandado construir una pequeña cabaña junto al yacimiento arqueológico. Como en tantas ocasiones, merodeó por el horadado gran solar observando con mirada curiosa aquellos profundos agujeros con cúmulos de tierra conservados en pequeños montones que aglomeraban líquenes y otros sedimentos. Allí encontraba el remanso de paz que su inquieta mente necesitaba y que en esa simple actividad le hacían viajar por posibles mundos. Los trabajos de excavación se estaban centrando en el recién descubrimiento. Agrupadas, bajo un reducido espesor de humus y hasta llegar a la parte más superficial de limo, se hallaron varias osamentas humanas. Para el doctor Oibas, este gran logro abría nuevas expectativas que permitirían descartar hipótesis y afianzar los conocimientos, ya no era una intuición sino una realidad, como afirmó en la presentación pública del hallazgo y pudo demostrar de que, «no se trataba de organismos intermediarios, sino que, esparcidas por todo el territorio se podrían encontrar rastros de las antiguas civilizaciones que poblaron la isla». Efectivamente, la isla denominada por sus habitantes OSIARAP era el único lugar en todo el planeta con tierra firme. Tras largas expediciones por las aguas circundantes, los exploradores comprobaron que no existía vestigio alguno de continente, archipiélago o isla en el más lejano y remoto lugar del globo. *** Como era habitual el erudito Oibas, tras sus labores cotidianas visitaba las excavaciones. Cuando llegó al recinto escudriñó los recientes hallazgos. Localizados tras excavar en la nueva parcela de terreno formada por una delgada película de humus producida por la descomposición de animales y plantas, se comprobó, que eran análogos a los que podían ver todos los días. Al llegar a la espesa capa de limo, desprovista de rastros de fauna o flora se transformaba en un amasijo de fósiles en la que los vestigios del pasado aparecían dando más información. De momento, el hallazgo mantenía la tónica habitual; fósiles marinos cuyos congéneres aun formaban parte del gran océano que circundaba la isla. Los geólogos tenían razón al afirmar que el gran continente yacía en el fondo del océano. Bajó al gran hoyo, tomó un cincel y ahondó en el hueco. Sin demasiado esfuerzo extrajo un buen número de restos marinos fosilizados. Enfebrecido arañó la tierra, rebajó unos centímetros del suelo con la esperanza de encontrar… ¿Qué buscaba? ni más ni menos que una simple pista que demostrara que allí habría restos humanos similares a los ya localizados y que si fuera así datarían de una fecha anterior, ya que la profundidad del agujero triplicaba a la anterior. Sí, albergaba en su corazón la esperanzada de descubrir la franja oculta que le revelara y le ayudara a conocer civilizaciones ancestrales. Tras un buen rato de ahondar en la tierra se sentó para reponer fuerzas, el ímpetu de su alocada intervención le estaba pasando factura. El sol en su ocaso vertía un calor menos ardiente. Los arqueólogos habían abandonado el trabajo y en la penumbra de la excavación recomponía sus pensamientos. Había cerrado los ojos durante un instante y al abrirlos, un punto brillante en el fondo de la zanja llamó su atención. Intrigado se levantó, con sumo cuidado eliminó el limo y extrajo el objeto que la tierra cubría. Con determinación ascendió a la superficie. Una vez arriba Oibas examinó su hallazgo. Se trataba de una caja de color gris de un metal desconocido, con una ranura que la dividía en dos mitades, al presionarla se desmoronó en parte poniendo a la vista un segundo objeto. Con sumo cuidado lo mantuvo entre sus manos, observándolo sorprendido. Era un fajo de papel; hojas superpuestas y rellenas de extraños signos. Oibas dedujo que esos caracteres mostraban que se trataba de una pauta de escritura. Con el hallazgo entre sus manos, a grandes zancadas se dirigió a su casa. Sí, no cavia ninguna duda, se trataba de un tipo de escritura, pero no se parecía a ninguna de aquellas conocidas que, desde el origen de la historia, habían sido practicadas. La incertidumbre de no saber traducir el mensaje aflojó su alegría. Si no se podía leer, no sabría de donde procedía ni que significaba. Se dedicó exclusivamente, durante más de veinte ciclos lunares, al estudio de las grafías. Buscó analogía entre sus signos empleando todas sus energías en discernir el vocabulario y la comprensión de las palabras. El carácter tenaz de Oibas le ayudó a no desanimarse ya que su avance era lento por la gran dificultad que el texto presentaba, pero consiguió encontrar la clave de cada uno de los galimatías que el jeroglífico encerraba y cuando por fin lo logró pudo leer… Ante la circunstancia en que nos encontramos me propongo escribir un diario de los acontecimientos que se vayan sucediendo, deseando que estos pliegos sirvan de información a aquellos que vendrán después de mí, si es que la humanidad todavía cree en un posible futuro. Lo que pasó anteriormente, es decir el día 11 del pasado mes de abril, lo explicaré en primer término para poner en situación cronológica lo sucedido. Aquel día primaveral, nos habíamos reunido como cada miércoles, en la sala de juntas de la universidad: el viejo profesor Ángel Ros, los catedráticos Núria Sans, Daniel Ruiz, Ricardo López y Olga Bonet y dos discípulos: Isabel Guasch, Dimitri Font y yo Enric Pastor. Como siempre, no existía un acuerdo tácito para un tema concreto y ese día hablamos de la superación de la especie, del intelecto, del progreso... La charla había derivado sobre los maravillosos progresos conseguidos por el hombre que fomenta la creencia, avalada por la sociedad científica, que la existencia de la vida planetaria se divide en dos fases: antes del hombre y después del hombre. —El ser humano, desde su aparición sobre la Tierra realiza una trayectoria de ascensión, superando a los otros animales y consiguiendo la dominación absoluta del Universo —había apostillado alguien. —Si queremos seguir ascendiendo, como seres supremos de la creación, deberemos tomar medidas. El calentamiento climático, es nuestro talón de Aquiles —dijo el profesor. Este comentario del profesor Ros, resuena todavía en mi mente con un sentido premonitorio. —Creo que sería absurdo admitir que toda la superficie del planeta se viera sacudida al mismo tiempo —respondió Dimitri La discusión poco a poco se iba caldeando, las voces se modulaban en tonos más altos, sin motivo aparente y por primera vez en nuestras reuniones una especie de nerviosismo crecía entre nosotros. En el ambiente se respiraba un halo extraño; una especie de electricidad estática convulsionaba nuestros cuerpos y excitaba nuestro ánimo. De pronto se produjo una ligera sacudida y después un estruendo aterrador. El suelo se movía bajo nuestros pies. Perplejos nos miramos, nos precipitamos ante la ventana y vimos cómo algunos edificios se derrumbaban. —¡El mar…! ¡El mar…! —gritamos al unísono Asustados veíamos que un océano embravecido se nos venía encima ¿cómo era posible que la naturaleza hubiera cambiado en pocos segundos?, me pregunté. Por alguna razón el edificio en el que estábamos se mantenía a flote y ninguno de nosotros había sufrido el menor daño. Transcurría el tiempo, mucho, poco; no podíamos saberlo. No había suministro eléctrico, las redes cibernéticas se habían colgado; estábamos incomunicados. En la avanzada sociedad del siglo XXIII, la tecnología guiaba nuestras vidas por lo que los suministros y servicios se habían transferido a identidades prodigiosas, es decir a nuestros análogos humanoides; androides dotados de inteligencia artificial que administraban con libre albedrío las necesidades de nuestra estirpe. En un momento dado, volvió la quietud. El océano no había proseguido su movimiento ascendente, sospesamos las circunstancias y convenimos en esperar que viniera la ayuda, parecía que la tierra firme había dejado de hundirse. Una nueva sacudida nos preparó para lo peor, nos preguntamos si conseguiríamos salir de aquella adversa situación. Otra sacudida y otra más… en un acto reflejo nos tendimos en el suelo y percibimos un suave movimiento que nos mecía sobre las aguas, luego silencio absoluto. En la oscuridad de la sala solo se percibía el irregular resoplido de nuestra respiración. Ninguno de nosotros se permitió pronunciar una sola palabra. Estábamos aterrados. Más tranquilo y con el balanceo caí en un profundo sopor. 14 de abril del 2278 Hemos navegado dos días con sus respectivas noches. Desconocemos el rumbo que nuestra nave improvisada (el gran salón de juntas del edificio hermético de la Universidad de Ciencias) ha tomado. La situación es simple y se puede resumir en cuatro palabras; Estamos en una isla. Hasta donde nos alcanza la vista constatamos que es el único punto solido del inmenso círculo que muestra el horizonte. Nos hemos organizado para localizar alimento, en las últimas horas nos hemos repartido las galletas y snacks que la universidad guardaba en los armarios de catering comedor general. Por suerte, en la despensa hay un buen número de botellas de agua mineral y otras bebidas isotónicas. No obstante, hemos acordado racionarlas. Los jóvenes, Isabel y Dimitri salieron a explorar la isla. «En realidad no es muy grande. En los lados: oeste, sur y este desciende en pendiente suave sobre las olas, al norte por el contrario, termina en un acantilado que cae en vertical hasta el océano. Es una tierra yerma, sin flora ni fauna». Escuchando su informe nos miramos preocupados. ¡Estamos aislados en un árido desierto marino! 18 de abril de 2278 Poco a poco nos hemos repuesto del impacto que nos causó el conocimiento de nuestro entorno. Como dice el profesor “a grandes males grandes remedios”. Espero que nuestra capacidad humana encuentre solución a la grave situación en la que nos encontramos. Nos hemos organizado y aunque la convivencia en un mundo tan absurdo, resulte difícil, ponemos nuestra mejor fuerza de voluntad. Mantenemos la moral alta y esperamos que alguien pueda venir en nuestra ayuda, aunque a nivel particular, sospecho que después de la hecatombe quizás eso no ocurrirá nunca. Seguimos explorando la isla, por hosca e inhóspita que sea, no nos queda más remedio que contentarnos con nuestro destino. Bajo las rocas áridas, hemos descubierto un submundo marino, nos vamos alimentando de esos pequeños organismos que si bien no son apetecibles, al menos nos calman el hambre. Para apagar nuestra sed, me resulta doloroso reconocer que no tenemos más remedio que beber nuestra propia orina. *** Llegado a este punto de su traducción Oibas tuvo que interrumpirse, el manuscrito presentaba algunas páginas deterioradas y solo se podían traducir algunos fragmentos que impedían conocer el contexto del relato, quizás fuera debido a la humedad o tal vez al deterioro natural por la antigüedad del papel. Lamentó que una parte de esa muestra ancestral tan reveladora estuviera destruida para siempre. No obstante, perseverante trascribió los pedazos. *** … nos estamos aclimatando. Según los cálculos del profesor han transcurrido siete meses, bueno sus conjeturas puede que no sean exactas, me ha aclarado en privado, ya que el anodino calendario por el que se rige es simple y llanamente orientado por los días de sol, y por desgracia ni la noche ni el día se asemejan a lo ya conocido, además llevamos unos cuantos días con pertinaces lluvias. Eso sí, dice que la luna sigue teniendo un ciclo de cuatro fases. A partir de ahora realizará sus cálculos observando la luna, pero insiste en “que tampoco resultará exacto ya que un ciclo lunar dura 29,5 días”. *** …empleamos nuestra actividad a conservar nuestras vidas y alimentarnos es nuestra mayor preocupación. Hemos encontrado peces y con la práctica se nos hace fácil su persecución, también comemos huevos de tortuga y algas marinas. La atmosfera no está tan desierta como pensamos al principio, de vez en cuando surcan el cielo especies conocidas como albatros y algunas otras aves migratorias. A veces, aunque resulta violento, logramos derribar a alguna a pedradas y nos la comemos. Con el estómago lleno, esta vida nos parece placentera. *** … gracias a las sucesivas lluvias torrenciales, se han formado pequeños riachuelos que han lavado la superficie, ya tenemos agua dulce, aunque no sea de calidad óptima se puede beber. En el suelo se está formando una espesa capa de aluvión. La tierra abonada por la descomposición de las algas ha dado pie a que broten pequeñas y variadas hierbas; briznas de hierba que no existían, seguro que las semillas habrán sido traídas por los pájaros. *** …si los cálculos no nos fallan, llevamos aquí más de siete años. Nos podemos considerar felices, tenemos un lago de agua dulce, los brotes verdes han dado lugar a un pequeño huerto de múltiples variedades de vegetales comestibles, pescamos y cazamos. Nos hemos vuelto cazadores, recolectores. Pese a la muerte del profesor, la pequeña tribu que formamos no ha disminuido, todo lo contrario. Los jóvenes estudiantes Isabel y Dimitri fueron los primeros en procrear, tienen dos hijos, les siguieron Núria y Ricardo, que han formado una familia con tres retoños, en dos lunas crecerá nuestra gran familia Daniel y Olga esperan su primogénito. La chiquillería posee una buena salud, eso demuestra que la especie humana ostenta un mayor vigor cuando se ve reducida en número. *** El último fragmento, intacto, contenía el fin del manuscrito *** …hemos envejecido, yo el que más, pronto llegaremos al final de nuestras vidas, pero antes cumpliremos la tarea que nos hemos impuesto, «ayudar a las generaciones futuras en la lucha que les aguarda». Pero esas generaciones futuras ¿Verán algún día la luz? Me inclino por el sí, quiero ser optimista, y teniendo en cuenta la multiplicación de mis semejantes: los niños y por otro lado el clima, en este lugar donde los animales feroces son desconocidos y la longevidad es grande. Nuestra colonia ha triplicado su importancia. No obstante viendo la degradación intelectual de “mis compañeros de viaje”, me surge la duda y me entristece pensar qué futuro les legamos. Nuestro pequeño grupo estaba en condiciones de sacar provecho del saber humano y no hemos hecho nada al respecto. Nos hemos dedicado únicamente a la conservación de nuestra vida material al principio durante el día a buscar alimento, ardua tarea que nos llevaba a caer agotados en un pesado sueño nocturno. Si en realidad somos los únicos representantes de la humanidad que queda en la Tierra, veo que entramos en un trance de regresión que se acerca a la brutalidad. Me miro a mi mismo y veo que mi cerebro se ha obstruido y puedo decir que la vida cerebral del grupo se ha visto reducida. Desde hace tiempo vamos semidesnudos, ya no queda nada de la ropa que nos cubría. Durante algunos años nos las ingeniamos para reemplazarlas por algas entrelazadas, eran burdos harapos, después nos cansamos del esfuerzo y como el clima es benigno nos cubrimos lo mínimo, exactamente igual que aquellos a quienes denominábamos tribus salvajes. Nuestra finalidad es comer y tirarnos sobre el suelo a descansar de un cansancio inexistente, de una apatía creciente, de una desidia anhelada. Debo resaltar que todavía mantenemos restos de nuestras antiguas ideas, nos seguimos nombrando por nuestro nombre de pila, nos respetamos y nuestros sentimientos afectivos prevalecen. El recuerdo de tiempos pasados nos enorgullece y a veces evocamos momentos vividos en otro lugar de este mismo mundo. Lamentablemente para los nacidos aquí no existirá otro lugar más que este y la humanidad se reducirá a esos adultos del futuro que no saben leer, escribir, ni contar y apenas hablar y temo que después de ellos habrá nuevas generaciones que cada vez estarán, más próximos al animal que a sus antepasados pensantes. Quiero cambiar todo ese futuro anunciado y revertirlo en la evolución de la especie a un nivel superior pero, mi cerebro atascado y la pasividad de mis compañeros me merman las fuerzas. *** Hace unos quince años que escribí mis anteriores líneas. Algunos de mis compañeros ya han desaparecido y siento que la muerte viene a buscarme. He guardado mi manuscrito en un estuche de aluminio que encontré en el edificio, ahora totalmente derruido, de la universidad, y lo he hundido profundamente en el suelo. ¿Encontrará alguien este legado? ¿Existirá alguien para buscarlo? *** Mientras que Oibas traducía el manuscrito una sensación extraña se instalaba en su corazón. En aquel documento se podía ver claramente que la raza que habitaba OSIARAP, eran los descendientes de aquel grupo de hombres y mujeres que fueron arrastrados por el océano. Por lo tanto aquellas criaturas, primeros pobladores, seres en decadencia, habían formado parte de una gloriosa humanidad que fue extinguida por un estremecimiento de la corteza terrestre del planeta. Aquel manuscrito demostraba de manera fehaciente que la humanidad sufre ciclos al igual que todo lo que existe y que tras la pérdida de una civilización, la decadencia y posterior estado primario equivalente al animal, había avanzado; vuelto el ser racional y había evolucionado en las diferentes fases de la antigüedad. ¿Cuál sería el conocimiento al que habría llegado esa antigua nación, cuando el océano la sumergió? Fuera el que fuese, tras la catástrofe no quedó nada de aquella civilización y de nuevo el humano tuvo que empezar desde la nada el penoso viaje al entendimiento. ¿Acaso podría ocurrir lo mismo a los habitantes de ASIARAP? Quizá volvería a ocurrir otra vez después de ellos, y otra vez aún, y otra…
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Valoración Relato
2022-04-15 15:05:32
5
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El relato no está mal, contiene algunas faltas de ortografía y en ocasiones la lectura se hace un poco tediosa por lo enrevesado de algunas frases. No obstante es una buena idea basada en el ciclo de creación y destrucción del ser humano. Mis felicitaciones al autor/a
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-15 19:48:27
6
Comentario
Autor/a. ¿Debo suponer que la nave improvisada que era el gran salón de juntas del edificio hermético de la Universidad de Ciencias encalló en una isla? No se hace ninguna referencia al respecto. Si se producían “pertinaces lluvias” ya no tenían razón para tomarse su orina, a menos que lloviera tiempo después; que fue lo que hicieron. Algunas correcciones que espero sean de tu utilidad: Después de “;” (punto y coma) no va mayúscula. …no cavia ninguna duda… (creo que es de caber, cabía) …solido… (sólido) Gracias por presentar tu relato ¡Suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-16 12:23:31
6
Comentario
Buenas: Gracias al autor por su participación. El relato en sí me ha gustado, me gusta la base sobre la que se asienta de que la humanidad acaba y renace una y otra vez. Aunque quizá me habría gustado saber algo más sobre lo que pasó o sobre cómo es de desarrollada la sociedad en la que se sitúa nuestro protagonista, porque no me queda muy claro en qué nivel están. Me parece que este escritor/a tiene mucho talento por algunas descripciones que hace y formas de expresarse, aunque también en otras partes se aprecia que se podría mejorar si lo hubiera escrito de otro modo. Sin embargo, el relato tiene muchas (y algunas muy graves) faltas de ortografía y gramática, y de todo tipo: falta de tildes, dequeísmo, queísmo, cambio de b por v, mal uso del punto y coma y de las comas... Arreglando esto creo que el relato ganaría muchos puntos. Un saludo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-17 15:06:45
5
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Interesante relato. Considero le falta solidez. Pero no es malo. Por favor, sigue escribiendo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-07-22 10:06:10
6
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Me ha gustado la historia que el autor trata de contar, es muy imaginativa e ingeniosa. Especialmente la segunda parte, pues la primera se me hizo espesa y me ha costado leer dos veces el relato para situarme bien en el inicio de la trama. Por otro lado no termino de imaginarme el nuevo mundo narrado por el autor, ¿se quedó el edificio intacto en la isla? ¿ningún edificio más quedó en pie?¿No hay más supervivientes?... Muy poco realista. Lo de beberse la orina suena forzado, no comprendo como puede haber pájaros, huevos y semillas y al mismo tiempo se ven obligados a beber orines. El nombre de la isla debería ir solo con la inicial en mayuscula, no el nomnbre completo. En cuanto a la escritura veo que unos sitios sobran comas y en otros falta. Se repiten algunas palabras bastante a las que se podrían buscar sinónimos facilmente. Como "tras" (después, a continuación, otro día...), "limo" (fango, lodo, cieno, légamo...) o "compañeros" (amigos, congéneres, acompañantes...). En la frase "datarían de una fecha anterior, ya que la profundidad del agujero triplicaba a la anterior", también se repite anterior muy cerca. Se debería haber buscado una alternativa en alguna de las dos veces que aparece escrito "anterior". He visto estas erratas: "el resultado seguía* SIENDO* desalentador" "Después surgió * otro proyecto" "pudo demostrar * que, «no se trataba" (por cierto, esa coma sobra también) "so*pesamos" En cualquier caso, me reitero en que la idea del relato me ha gustado mucho, solventando algunos detalles le encuentro un gran potencial. Enhorabuena autor, espero que sigas escribiendo y practicando. ¡Gran trabajo!
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2022-04-19 16:19:24
5
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La historia no está nada mal. Plantea un conflicto socio-filosofico bastante interesante, como es una sobrepoblación y la premisa del relato, parece quedar clara, pero después, en la segunda parte, el relato se me hizo más espeso. Demuestra gran valentía, atreverse a jugar con diferentes márgenes de tiempo, en una obra tan corta. Creo que hay mucho margen de mejora en el autor@. Enorhabuena y por favor, sigue escribiendo
Fecha Publicación
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2022-04-21 20:30:23
5
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La posibilidad de que en otros lugares del Universo haya formas de vida inteligentes con problemas similares a los de los humanos ha sido utilizada en muchas historias de Ciencia Ficción, generalmente con propósitos moralizantes. En este caso, el autor no tiene esos propósitos. Trata simplemente de transmitirnos la inquietud y angustia de una raza que se extingue. La sintaxis y en algún caso la ortografía resultan un poco discutibles.
Fecha Publicación
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2022-04-26 19:41:23
6
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El cuento presenta un planteamiento interesante desde el principio: la descripción de la humanidad en el S23. Luego, la prosa resulta un tanto rígida debido a algunas conjugaciones verbales que no suenan bien del todo. Se utilizan algunos recursos en forma reiterativa, como las generalizaciones y la personificación (decir que toda la población mundial, llegado el momento, piensa y siente igual, es un ejemplo de ambos problemas) (todos dejan de sentir envidia al mismo tiempo) (la descripción de la inundación se narra en plural, en donde todos sienten lo mismo al mismo tiempo). También creo ver un problema con el punto y coma (la mayoría cuestionable). El escenario es extraño: se enfrenta la crisis de la sobrepoblación sin envidia, con las disidencias “prohibidas” y sin luchas de poder. Faltan cosas. No hay luchas de poder, o sea que no hay diferencias de clases. O sea que se tiene un mundo superpoblado, con tal vez diez o veinte mil millones de personas todos con el mismo nivel económico. Podría ser, pero falta algún tipo de fundamentación. La introducción del trasfondo de fundamentación científica me despierta dudas. Lo primero: llevar “parte” de la población terrestre a una base en órbita suena a exageración. Aunque una base en órbita tuviera un par de millones de habitantes (tamaño enorme), eso sería un porcentaje tan bajo de la población terrestre, que “parte” parece exagerado. Después, pasar de una estación en órbita terrestre a una “base” en otra galaxia luce como otra exageración. Una cosa es enviar recursos a órbita terrestre y otra hacerlo a una galaxia a miles de millones de años luz de distancia (las tecnologías requeridas son drásticamente diferentes). La presunción del científico de que los fósiles son más antiguos porque están enterrados a mayor profundidad, es muy poco científica. ¿Cómo sabe que el metal de la caja es desconocido? ¿No tienen computadoras en el S23 (que traduzcan, por ejemplo)? Al final, la idea de que el salvaje descansa todo el día me ha remitido a la antropología del S19. Expresa un concepto eurocentrista que desentona en una científica del futuro (ya hoy suena anacrónico). También es chocante que no sepa que una población tan chica está destinada a extinguirse. No queda claro si Osiarap es la Tierra y los científicos que escarban descienden de la estación que enviaron a otra galaxia, o al revés. En resumen: una idea muy ambiciosa, que habla de la prolífica imaginación del autor. Luego la idea no es fundamentada bien del todo y deja algunas lagunas. Un relato que puede verse muy beneficiado de la crítica entre pares.
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Valoración Relato
2022-04-28 21:06:27
7
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Me ha gustado el relato, no se me ha hecho pesado y no me ha costado leerlo. Creo que tiene potencial, aunque hay que pulirlo un poco. Solamente me sobra el principio, no veo que importancia tiene lo de la paz mundial y que las mujeres solo puedan tener un hijo con lo que pasa después. Si no estuviera no pasaría nada. Igualmente me ha gustado.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-05-08 13:05:02
4
Comentario
Un relato este en el que se aprecian ganas, que denota maneras, pero que deja entrever muy pronto el mucho trabajo que queda por delante para lograr dominar este difícil arte de la escritura. El relato se entrega en dos partes. La primera, como carta de presentación, y para situarnos de cara a la continuación, abarca en pocos párrafos una idea muy grande, demasiado, desde una perspectiva generalista, poco novedosa, y bastante cándida («cercana» galaxia enana de Can Mayor... [25.000 años luz de distancia...]), siempre a mi modo de ver. La segunda parte, aunque más desarrollada, resulta ciertamente extraña tambien (ay, ese edificio que flota...). A mí personalmente, no me ha acabado de convencer. Se decanta por utilizar palabras cultas, lo cual no está mal, aunque contrasta con la ingenuidad prestada para otras cuestiones (Oibas=sabio; Osiarap=paraíso). En cuanto a la gramática: El formato, alineado a la izquierda podría centrarse. Coma faltante entre década, y resultados. Tiempo verbal incorrecto (luchas de poder, que DIO (dieron) un gran resultado... Comillas inglesas marcando un texto ya acotado por comillas castellanas. Comas, donde debería haber un punto y seguido (Su rostro. El calor comenzaba...) Punto y coma, donde debería haber dos puntos. Cavia por cabía. Un dobe espacio que yo haya visto.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-05-30 22:48:57
5
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El relato tiene potencial, aunque habría que corregirlo mucho: faltas de ortografía, cacofonías, tildes, puntos, etc. Aún así, la idea (concepto) de la historia no está mal, pero sí se me hizo un poco largo, porque hay muchas redundancias al explicar las cosas, y vuelve un par de veces sobre esas ideas.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-08 21:37:46
3
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Gracias al autor o autora por su tiempo y su imaginación. Supuestos ciclos evolutivos y tecnológicos humanos conforman en núcleo central del relato. La idea de diferentes civilizaciones humanas que aparecen y se esfuman en la estela del tiempo siempre es sugerente. Sin embargo, detecto muchos detalles de la historia que me han impedido verla bien armada. A pesar de esa falta de solidez, el relato es interesante. Al texto le habría venido bien un corrección completa, pues existen bastantes errores de puntuación y, en general, ortotipográficos; mejor "sesenta" que "60"; un puñado de espacios dobles, o que todo el nombre de la isla esté en mayúsculas quiere decir que en una abreviación o una marca, pero no lo es (y hay lectores que no necesitan que se les llame tanto la atención para que descubran que es una palabra escrita al revés…), además de que se mezclan al final OSIARAP y ASIARAP. Por otro lado, una corrección de estilo se habría encargado de otros errores, como "un otro proyecto", "el recién descubrimiento", errores de coordinación (junto a una coma criminal) como en "…se podía ver claramente que la raza que habitaba OSIARAP, eran los descendientes…", "no cavia/cabía ninguna duda", y bastantes incorrecciones más. En mi opinión, para lograr algo de calidad, este relato requeriría un trabajo profundo de corrección que raya en la rescritura, aunque me parece un buen intento y una buena práctica para mejorar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-11 20:14:23
2
Comentario
Obviamente, "OSIARAP" es "PARAISO" al revés, aunque al final se convierte, de manera misteriosa, en "ASIARAP" (?). Bueno, el relato consta de segmentos inconexos cuya relación sin duda percibirá una perspicacia superior a la mía. No queda nada claro que tiene que ver la sobrepoblación en el siglo XXIII con los acontecimientos siguientes. Por lo visto, una catástrofe global transformó a la Tierra en un planeta acuático (como Waterworld) y solo sobrevivió un puñado de universitarios en su campus. 968,86 años después, el profesor Oibas (o sea "Sabio") encuentra en una excavación junto el diario del ultimo superviviente de ese grupo, que uno supone son los antecesores ignotos de Oibas y los suyos. ¿Menos de un milenio basta para que un grupo humano caiga en la barbarie y regrese de ella, habiendo olvidado por completo a sus ancestros? Pues como que no. Con un buen repaso y podando las ramas parasitarias, este podría ser el embrión de un buen relato.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-13 15:59:09
5
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Muchas gracias al autor y suerte ^^. Me ha gustado el tema del que trata la historia, porque es algo que personalmente he pensado mucho: ¿y si la humanidad fue en el pasado más avanzada tecnológicamente de lo que es ahora, pero algo ocurrió que lo arrasó todo y la obligó a volver a empezar? Nunca se sabrá y el autor sabe plasmar esa idea muy bien en sus líneas. El vocabulario del relato parece extenso y rico, pero a la vez contiene errores, como por ejemplo: "no sabría de donde procedía ni que significaba", que no contienen tildes, "el resultado seguían desalentador", "Después surgió un otro proyecto"... Y mucha falta de comas, puntos o mala colocación de los mismos. Esto me ha entorpecido bastante la lectura.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-20 11:23:03
6
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Interesante relato, dividido en dos partes, la primera transcurre en el tercer siglo del segundo milenio y se describe lo que se ha logrado en materia de avances médicos, sociales, políticos y humanos, lo que resulta un tanto inverosimil por el hecho de que a persar de la grave superpoblación, no existen los conflictos derivados del hacinamiento, ni hambre, ni luchas de poder, pero asumiendo que todo eso se da, tal como se explica, seguimos con la segunda parte. En esta sección de la historia, tenemos un saldo de doce mil ciclos lunares, es decir 12K x 29 días, lo que nos dá un aproximado de 348,000 días, más o menos 950 años, estaríamos en el año 3200 más o menos cuando el profesor Oibas, (sabio) investiga la isla Paraiso (al revés), y plantea la interesante teoría de la civilización cíclica con períodos de auge y destrucción. Aparte de estar un poco exagerada la sociedad del siglo XXIII, me parece poco creible la rápida terraformación de la ISLA y la acelerada degradación del grupo de sobrevivientes, pero como parábola se puede aceptar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-27 21:04:53
6
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Autor, gracias por el relato. En un inicio siento tropezar con la puntuación. “La sobrepoblación ya ha provocado desequilibrio en todos los sentidos”. Aunque también, estando de acuerdo con el autor, los seres humanos somos la peor plaga de este planeta, y es posible que lo seamos para el sistema, como para la Vía Láctea en un futuro. Yo también quisiera vivir en OSIARAP.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-21 16:48:27
5
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Aplaudo la imaginación del autor. Me ha gustado la idea, pero veo que necesita trabajo. ¿Cómo se relaciona la presentación del inicio con lo que ocurre después? Si está explicado siento decir que no lo he visto.
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