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Relato 70 - El holograma
2022-07-11
Presentación
¿Quieres cometer un asesinato perfecto? ¿Desaparecer a tu pareja de la faz de la tierra? No se la eches a los cerdos o sumerjas en una bañera con ácido muriático, contrata a «Eterna». Vivirás tu futuro feliz en una playa del Caribe, con todo lo que te apropies debidamente.
Relato
Desde la muerte de Marta, Jacinto se aburría. Todo en la casa le recordaba a ella. Las fotografías de sus viajes, su ropa aún colgada en el armario, o su aroma que todavía impregnaba cada rincón. Se culpaba por no haber disfrutado más en vida de ella y, se lamentaba al darse cuenta de ello, ahora que le faltaba. La echaba de menos en la cocina, en el sofá ante la tele y en la cama. Salir a cenar ya no tenía gracia. Todo se había vuelto anodino y silencioso sin Marta. Hasta que una tarde, un mensajero llamó a su puerta. Traía un sobre de parte de Marta. Jacinto, sorprendido, lo abrió. Dentro había una pequeña nota escrita a mano y un contrato. ―Sé que me echas de menos y que no podrás soportar demasiado tiempo la soledad ―leía Jacinto la nota―. Por esa razón, te ofrezco una segunda oportunidad. Activa los servicios que he contratado y... me tendrás de vuelta. La empresa que aparecía en el contrato firmado por Marta, se llamaba: "Eterna. Servicios cibernéticos de última generación". Jacinto buscó por Internet información sobre aquella empresa, pero su página web no le aclaró demasiado los servicios que ofrecían. No entendía a qué se referían cuando hablaban de sistemas avanzados de digitalización de memorias humanas, por lo que decidió presentarse un día en la empresa con el sobre de Marta en la mano. ―El mundo está cambiando ―le explicaba a Jacinto el director ejecutivo de Eterna en su despacho―. Nuestra relación con la vida y la muerte también lo ha hecho. La sociedad ya no es la misma que conocieron nuestros padres. Ha evolucionado tanto que muchos ni la reconocerían. Se sentirían perdidos en medio de toda esta tecnología. Sin embargo, para Eterna, los avances tecnológicos son el camino para que la vida sea más amable y sencilla. Sin lugar a dudas, lo más importante para un ser humano son sus seres queridos y, por esa razón, nuestra compañía apuesta por un futuro rodeado de las personas a las que siempre hemos amado. Hasta ahora, nuestra única oportunidad de recordar a los familiares fallecidos consistía en mirar fotografías y vídeos de cuando estaban con vida, o visitar su lápida una vez al año en el cementerio. Todo eso ha quedado atrás con Eterna. Nuestra empresa ofrece servicios inimaginables en otros tiempos. ¡Su esposa lo sabía! Era una mujer inteligente y se puso en nuestras manos para ofrecerle a usted una nueva oportunidad en la vida. Contrató con Eterna la más alta gama de nuestros servicios, a la espera de que usted diese el visto bueno. ―¿De qué servicios se trata? ―¡Oh, vaya! Por lo que veo su mujer no le habló de ello. Seguramente quería darle una sorpresa. Marta se sometió a un volcado completo de memoria. La tecnología de Eterna permite copiar la vida de nuestros clientes, su experiencia, sus recuerdos y hasta sus emociones. Añadida toda esa información al escáner en tres dimensiones que le realizamos en su momento y, a los vídeos y fotografías que ella misma nos proporcionó, creamos una copia exacta de Marta que perdurará en el tiempo. Un holograma tan real, que creerá tener a su esposa en carne y hueso ante usted. Le puedo asegurar que no tiene nada que ver con esos viejos hologramas del siglo pasado, que eran prácticamente transparentes y sufrían interferencias. Si finalmente ratifica los servicios contratados por Marta con Eterna, para usted será como tenerla de nuevo a su lado. No notará la diferencia de cuando estaba viva. Marta se moverá con libertad por toda la casa, podrá mantener conversaciones con ella, pedirle consejos, programar las vacaciones o volver a ver juntos las viejas películas que en su día vieron. Incluso si así lo desea, podemos automatizar toda su casa, como Marta nos solicitó, para combinar la domótica de su hogar con el holograma y, que sea ella, quien encienda la luz cuando usted se lo pida, la que se levante para ver quién llama al telefonillo de la puerta, o le ayude a hacer la lista de la compra sabiendo de antemano los productos que le quedan en la nevera. Incluso podría realizar llamadas telefónicas a petición suya. Su memoria será aún mejor que cuando estaba viva... pero con una ventaja. Nuestro algoritmo de última generación, elimina del holograma todo lo considerado negativo. Ya no ha de preocuparse por sus enfados o su mal genio, si los tuviese. De su esposa solo quedará lo esencialmente bueno. ¡Por cierto! ¿Qué edad quiere que tenga su esposa? ―¿Puedo elegir la edad de Marta? ―Si lo desea, podemos hacer regresar a su esposa a la edad en la que fueron más felices. Aquellas vacaciones en la playa o durante su luna de miel. Los vídeos que ella nos proporcionó nos dan la opción de elegir la edad de su holograma. Marta lo dejó todo pagado. Solo tiene que firmar el consentimiento y... su esposa regresará de entre los muertos a su lado. Jacinto firmó sin pensarlo, y un mes después Marta había regresado a casa con la apariencia que tenía a los veinticinco años. Jacinto no podía estar más feliz. Casi podía tocarla. La Marta de siempre había vuelto. Con su simpatía y buen humor. Lejos de los últimos años en los que las cosas ya no iban demasiado bien entre ambos. Pero todo aquello quedaba atrás y ya no importaba. Jacinto disfrutaba charlando cada día con Marta. Comían juntos, comentaban las noticias de la televisión y se reían con los programas de entretenimiento. Jacinto volvía a ser feliz. Era como tenerla de nuevo en vida, pero mejor aún, sin discusiones ni enfados. ¡Solo felicidad! Marta era una gran compañera y la mejor anfitriona en las cenas. Siempre tenía un chiste oportuno, una anécdota o un hermoso recuerdo que compartir hasta que Jacinto se acostaba. Entonces Jacinto le daba las buenas noches a Marta, y ella apagaba la luz al salir de la habitación. Una noche, Jacinto se despertó con la necesidad de ir al cuarto de baño. Al encender la luz se encontró con Marta de pie a los pies de su cama. ―¿¡Qué haces aquí!? ―se enfadó―. ¡Menudo susto me has dado! ―Creo que están actualizando el software desde la central de la empresa ―dijo ella. ―No quiero que vuelvas a entrar de noche en mi habitación. Quédate en la cocina o en el salón, y no te muevas de allí hasta que yo te lo diga. Marta obedeció, salió de la habitación y se marchó a la oscuridad del salón, para pasar sentada en el sofá el resto de la noche. Días después, al regresar del supermercado con la compra que Marta había encargado desde casa, Jacinto se encontró con que la puerta de la calle había sido cambiada. Sus llaves no entraban en la cerradura y furioso llamó al timbre. ―Siento no haberte dicho nada ―se disculpó Marta al abrir la puerta―. He oído que ha habido robos en el barrio y... he pensado que sería una buena idea cambiar la vieja puerta por otra de alta seguridad. ―¡No vuelvas a hacer nada sin preguntarme! ―se enfureció Jacinto al entrar en casa―. Yo soy quien paga las facturas y quien decide lo que se hace. ―¡Desde luego! ―se humilló Marta bajando la cabeza―. Te aseguro que solo pensaba en tu seguridad. De ahora en adelante ya no necesitarás las llaves para entrar. Me tienes a mí para abrirte la puerta. Yo siempre estoy en casa para servirte. ―¿¡Qué ha pasado con las ventanas!? ―se volvió a enfurecer Jacinto dejando caer la compra en el suelo de la cocina. ―Como siempre dices que el bar de abajo no te deja dormir por las noches, he querido aprovechar a los instaladores de la puerta para cambiar también las ventanas. Ahora la casa está insonorizada y podrás descansar con toda comodidad. ―Parece que el director de Eterna tenía razón. ¡Te han mejorado! ―dijo satisfecho Jacinto―. Ya no eres tan tonta como lo eras en vida. Entonces no te habrías atrevido a hacer algo así. Pero recuerda que soy yo quien da las órdenes y el que está vivo. Si vuelves a cambiar una sola servilleta de la casa sin avisarme, te juro que te desconecto ―la amenazó con ganas de levantarle la mano. ―¡Te aseguro que no volverá a suceder! ¡Lo siento! ―agachó de nuevo la cabeza Marta. ―Esta noche vendrá una amiga a cenar. Quiero que te quedes en el cuarto de invitados y no nos molestes. Ella no sabe que existes y no me interesa que se entere. Aprovecha para buscar un viaje por el Mediterráneo que se ajuste a mi presupuesto. Tal vez un recorrido por Italia o un crucero. Este verano he decidido ir de vacaciones fuera. ―Por la mañana tendrás un listado con las mejores ofertas del mercado ―le aseguró Marta. Durante la cena, Marta se quedó en el pequeño cuarto de invitados como Jacinto le había ordenado. Pero a medianoche, cuando Jacinto y su invitada hacían el amor en la cama de matrimonio que tantos años había compartido con Marta, la puerta de la habitación se abrió y Marta entró en el cuarto. La mujer, al ver de pronto el holograma de Marta plantado a los pies de la cama, mirándolos fijamente, se asustó y gritó. Jacinto saltó de la cama y, entre gruñidos e insultos, intentó echar de la habitación a Marta a base de golpes y empujones, sin recordar que solo era un holograma, por lo que sus manos la atravesaron sin tocarla. ―Creo que hay un error en el software ―le dijo Marta impasible ante el ataque de Jacinto, intentando disculparse por la intrusión―. He recordado algunas vivencias que no tenían que estar en mi memoria. ―¡Me dan lo mismo tus errores de programación! ―le gritó Jacinto―. ¡Sal ahora mismo de mi habitación y vuelve al cuarto de invitados! ―Lo siento pero... ¡no puedo hacerlo! ―se disculpó Marta impertérrita―. El error me impide ejecutar tus órdenes. ―¡Entonces tendré que desconectarte! Últimamente no haces más que meter una y otra vez la pata. ¡Te estás empezando a parecer demasiado a la Marta que estaba viva! ―Eso no es posible en estos momentos. El sistema está bloqueado. Nadie puede desconectarme. Mientras su invitada se vestía y se marchaba enfurecida por la interrupción, Jacinto vociferaba y maldecía a Marta por haberle estropeado su romántica noche. ―A primera hora de la mañana llamaré a la empresa para que se lleven toda la instalación. ¡Esto no ha sido buena idea! No me das más que problemas. Pero a la mañana siguiente, al despertar, Jacinto se encontró con el desayuno preparado en una bandeja junto a la cama. ―Espero que todo esté a tu gusto ―le dijo Marta asomando la cabeza al interior de la habitación. Lo he preparado con todo el cariño para disculparme por lo de ayer. He hablado con la compañía y el error de software ya ha sido subsanado. Puedes volver a traer a tu amiguita cuando lo desees. ―¿Has hecho tú el desayuno? ―He recibido una nueva actualización que mejora mis servicios. ¡Ahora tengo nuevas capacidades! Puedo mover pequeños objetos y hasta preparar un zumo o un café. De ahora en adelante ya no tendrás que preocuparte por las pequeñas labores del hogar. Yo me encargaré de todo. Lavar, planchar, barrer o limpiar, ya están a mi alcance. Jacinto, que se había despertado decidido a quitar la instalación de su casa, vio en las nuevas habilidades de Marta, grandes posibilidades y muchas comodidades, y aceptó que Marta continuara. Desde entonces, el holograma de Marta dejó de ser su esposa y se convirtió en lo que ya había sido en vida, su criada. Jacinto ya no la quería sentada a su lado en el sofá. Le ordenaba realizar las tareas de limpieza más desagradables, mientras él se tomaba una cerveza bien fría disfrutando del partido de fútbol que retransmitían por la televisión. Una mañana, antes de ir a trabajar, Jacinto montó en cólera. Acababa de recibir en el móvil un aviso del banco, por un descubierto al que no encontraba explicación. Sus ahorros de toda una vida habían desaparecido de pronto de su cuenta corriente. Alguien, utilizando su nombre y sus claves de acceso, los había transferido a una cuenta desconocida. Jacinto llamó a la entidad bancaria, donde le aseguraron que no podían hacer nada al respecto. Que la transferencia era legal y que si creía que habían suplantado su personalidad, tenía que denunciarlo. Por más amenazas que lanzó e improperios que escupió, Jacinto colgó el teléfono sin resolver aquel enorme problema. Alguien lo había dejado sin dinero en la cuenta y con una tarjeta de crédito en números rojos. ―Has de tener cuidado con las claves de acceso ―le dijo Marta antes de que Jacinto saliera por la puerta de casa hacia el trabajo―. Ya te dije que tu fecha de nacimiento era una clave muy vulnerable. Cualquiera de tus compañeros de la oficina podrían haber hackeado tu cuenta. Para que te sientas mejor, cuando vuelvas de trabajar te tendré preparada tu cena favorita. ―¡No seas estúpida! ―le gritó enfadado―. Nadie de mi oficina se atrevería a robarme. Déjate de cenas e intenta averiguar dónde está mi dinero. Haz las llamadas que hagan falta. Habla con el banco y con la policía. Espero que cuando vuelva de trabajar ya tengas algo, porque de lo contrario... ―¡Lo intentaré! ―dijo Marta sumisa, viendo cómo Jacinto de un sonoro golpe cerraba la puerta de casa y, escaleras abajo, se marchaba maldiciendo. Cuando aquella tarde Jacinto regresó, su enfado en lugar de disminuir se había multiplicado. Alguien había filtrado a sus compañeros de trabajo, ciertas fotografías que creía a salvo en su teléfono móvil, en las que aparecía en actitud cariñosa con una mujer. La dama en cuestión no era otra que la esposa de su propio jefe, al que por supuesto las fotografías también habían llegado. Jacinto se desesperaba al haber sido despedido de la empresa de forma fulminante. ―¡No te preocupes por el trabajo! ―intentaba apaciguar su furia Marta―. Seguro que encontrarás uno mejor en otra empresa. ―¡Deja de decir estupideces y prepárame un baño! ―tiraba todo lo que encontraba a su paso Jacinto―. Pon el agua a la temperatura que me gusta y una botella de vino a enfriar en la nevera. Cuando ya esté en la bañera te avisaré para que me traigas una copa. A ver si así me puedo olvidar por un momento de esta maldita pesadilla. Marta acató las órdenes sin rechistar. Preparó el baño. Dejó toallas limpias sobre un taburete, puso el vino a enfriar en la nevera y... esperó. Cuando Jacinto la llamó, Marta entró en el cuarto de baño, pero en lugar de la botella de vino, llevaba en las manos un secador de pelo, que conectó al enchufe del pequeño armario auxiliar con espejo, para sentarse con él sobre las rodillas en el borde de la bañera. ―¿Pero qué estás haciendo? ―se enfadó como siempre Jacinto―. ¿Dónde está mi copa de vino? ―Tu copa de vino está en la nevera y... tu dinero en mi cuenta. ―¿De qué demonios estás hablando? ―Fui tan estúpida, que por un instante me hice la ilusión de que habías cambiado, pero me has demostrado que sigues siendo la misma mala persona de siempre. Mentirosa, egoísta y despreciable. ―¡Hasta aquí hemos llegado! ―intentó salir de la bañera Jacinto―. Te voy a desconectar de una vez por todas. ―Si pones un pie fuera del agua ―encendió Marta el secador y alargó la mano para mantenerlo en el aire sobre el agua―, lo dejaré caer dentro de la bañera y morirás electrocutado al instante. ―¿Por qué haces esto? ―volvió Jacinto a meterse por completo en el agua. ―¿Que por qué lo hago? La pregunta sería por qué no iba a hacerlo. ¿No recuerdas nuestra vida? ¿Tus desprecios, tus humillaciones y tus continuos insultos? ¿Te has olvidado de las palizas que me dabas cuando llegabas borracho a casa? ―¡Pero tú solo eres un maldito holograma! ―Un holograma con recuerdos. He podido recuperar de la base de datos de Eterna, todos aquellos datos. Los buenos y... los malos. ―¿Qué pretendes conseguir con esto? ¡Tú no eres nada! Solo eres un conjunto de imágenes que dependen de un software. ―Tal vez tengas razón y no sea nada ―aceptó Marta jugando a encender y a apagar el secador sobre el agua―. Pero has de reconocer que, incluso sin ser nada, he logrado transferir el dinero de todas tus cuentas, también las que me ocultabas, a la mía. Y he conseguido que te echen del trabajo enviando a tu jefe las fotos de tu idilio con su mujer. Además me he quedado con este piso y con la plaza de garaje. Y acabo de contratar un seguro de vida para ti, del que disfrutaré tras tu muerte, como pienso disfrutar de tu dinero y de la venta de todos tus bienes. ―¡Tú no vas a poder disfrutar de nada! ―¡Tienes razón! Como siempre me repites, solo soy un holograma. Un espejismo creado a la imagen y semejanza de Marta, que por cierto, me ha pedido que te enseñe este vídeo antes de matarte. La forma del holograma se convirtió en una pantalla, en la que el vídeo comenzó a reproducirse. En él aparecía Marta recostada sobre una tumbona en una paradisíaca playa. ―¡Hola, Jacinto! ―lo saludó Marta con una sonrisa agitando la mano―. Solo quería asegurarme de que dejabas este mundo siendo consciente de que soy yo quien va a disfrutar de la vida gracias a tu dinero. Este periódico ―lo cogió Marta y lo mostró a la cámara―, es de ayer. Y no me refiero al ayer de mi vida pasada, sino al ayer de tu actual vida. Al ayer de tu presente que ya termina. Puedes comprobar que es así en la fecha y las noticias de la portada ―lo volvió a acercar al objetivo de la cámara, y Jacinto se quedó atónito al ver que así era―. Ahora te estarás preguntando, ¿cómo es posible que Marta siga viva? ¡No te preocupes por eso! Mi holograma te lo explicará. Junto a Marta se sentó un hombre en la tumbona y, saludándolo con la mano, ambos se despidieron de Jacinto. El vídeo terminó y el holograma recuperó su imagen de Marta. ―¿Quién es ese tipo que está con ella? ―Es el médico que durante años trató a Marta de las lesiones que tú le provocabas. Como ves, se han hecho más que amigos. Él fue también quien firmó su parte de defunción. Por supuesto un parte de defunción falso, y quien se encargó de gestionar el entierro con la funeraria, cuyo director general es además su hermano. Aunque Marta sabía que no te ibas a molestar en mirar si sus restos mortales estaban en el ataúd o no, ellos lo tenían todo previsto para que nunca descubrieras el engaño. Ahora, en la tumba de Marta en el cementerio, solo hay un féretro vacío. ―¡Maldita bruja! ―apretó los dientes enfadado Jacinto―. ¡Me ha tenido engañado todo este tiempo! ―Marta te conoce tan bien, que sabía que no tardarías en echar de menos insultar y menospreciar a alguien y, antes de que otra pobre inocente cayera en tus manos, quiso darte una nueva oportunidad de hacerlo conmigo. Y ahora soy yo quien va a matarte sin dejar rastro. ―¡Os descubrirán! ¡Descubrirán a Marta! ¡La policía no es tonta! ―intentaba salvar el pellejo Jacinto. ―Con todos los contratiempos que te han sucedido en los últimos meses, nadie pondrá en duda que te has suicidado. Así Marta disfrutará de la vida tras tu muerte, lo que no pudo disfrutar de la vida a tu lado. El holograma de Marta dejó caer en ese momento el secador encendido dentro de la bañera. Se produjo un cortocircuito, Jacinto lanzó un desgarrador grito de dolor antes de convulsionar electrocutado, del agua salieron chispas y humo, la casa sufrió un apagón y el holograma de Marta desapareció. Pasaron varios meses sin que nadie se percatara de la muerte de Jacinto. Ni sus vecinos ni sus pocos amigos y mucho menos en su trabajo, lo echaban de menos. Solo cuando una empresa inmobiliaria recibió las llaves del piso con el encargo de venderlo, encontraron en la bañera su cadáver putrefacto. ―Jacinto había vendido su piso meses atrás a un fondo de inversión, y ese fondo es el que nos ha contratado a nosotros para su venta ―informaba al comisario de policía encargado de la investigación, el dueño de la inmobiliaria, que había sido citado junto al director general de Eterna y a la presidenta de la comunidad de vecinos, en la casa del difunto. ―¿Sabe usted por qué quería vender la casa? ―le preguntó el comisario a la presidenta de la comunidad de vecinos. ―Según me ha comentado alguno de los vecinos que mejor lo conocían, Jacinto había perdido el trabajo. Al parecer, se acostaba con la mujer de su propio jefe, que en cuanto supo que le ponían los cuernos, lo puso de patitas en la calle. El hombre estaba sin blanca, debía varios meses de comunidad, de luz y de agua. ―Además de la mujer de su jefe, ¿sabe si tenía alguna otra pareja? ―¡No que yo sepa! Aunque últimamente se escuchaban discusiones. ―Supongo que esas discusiones las tendría el fallecido con el holograma que su empresa instaló en la casa ―se dirigió el inspector de policía al director general de Eterna―. ¿Qué me puede contar de ese artilugio? ―Marta, la esposa de Jacinto, quería darle, una vez muerta, una sorpresa a su marido. ―¿Sabe cómo murió la mujer? ―se interesó el comisario. ―Falleció electrocutada mientras se bañaba ―le respondió angustiada por el recuerdo la presidenta de la comunidad. ―¡Vaya! Eso si que es una extraña coincidencia ―se sorprendió el policía―. ¿Qué más me puede decir de ese holograma? ―¡Poco más! ―se encogió de hombros el director general de Eterna―. Nosotros simplemente realizamos la instalación en la casa y nos olvidamos del tema. No tuvimos conocimiento alguno de lo sucedido hasta que recibimos su llamada. ―¿Podría ver ese holograma en funcionamiento? ―¡Por supuesto! El director general de Eterna abrió la aplicación que desde su teléfono móvil manejaba toda la instalación. Se sorprendió al comprobar que el holograma de Marta no aparecía en ella, por lo que buscó en la base de datos por si había algún error. ―¡Es de lo más extraño! El holograma de Marta no está en nuestra base de datos. No queda ninguna referencia a ella. Todos los vídeos, los archivos y la programación, han desaparecido. ―¿Quién tiene acceso a esa información? ―le preguntó el comisario. ―Solo yo y dos de mis empleados más cercanos. ¡Son de la máxima confianza! ¡Respondo por ellos! Puede que haya sucedido algún fallo informático a la hora de hacer las copias de seguridad. ¡Tendremos que revisar todo el sistema! ―Tal vez el propio holograma se ha borrado a sí mismo de su base de datos, para no dejar rastro ―sonrió irónico el de la inmobiliaria. ―¿Podría ser el holograma el causante de la muerte de Jacinto? ―se le ocurrió de pronto al comisario de policía. ―¿Está de broma? ―negó el director general de Eterna―. El holograma de Marta solo podía mostrarse, moverse por la casa y... como mucho hablar. Podía mantener largas conversaciones o incluso discusiones como las que han referido los vecinos, pero no podía hacer nada más. ―¿Está seguro de que no podría haber sido el holograma quien dejara caer apropósito el secador de pelo dentro de la bañera? ―¡Eso es imposible! Los hologramas no tienen la capacidad de mover objetos. Y mucho menos de pensar por sí mismos. Solo responden a estímulos. Nuestro sistema no está tan avanzado. Ningún holograma que yo conozca puede hacer algo así. ―Si hubiese sido el holograma... habría cometido el crimen perfecto ―imaginó de nuevo el hombre de la inmobiliaria―. Puede que ahora ese holograma se esté gastando el dinero del difunto, tomando mojitos en alguna playa del Caribe. ―El auténtico crimen perfecto lo habría cometido la verdadera Marta, utilizando como arma su propio holograma. Si eso fuese posible, claro ―torció la cabeza el comisario de policía. ―¡Marta nunca haría algo así! ―intervino la presidenta de la comunidad de vecinos―. Era una mujer encantadora. ¡Y además está muerta! Yo misma asistí a su entierro. ―¡De eso pueden estar seguros! ―dijo rotundo el director general de Eterna―. Además del holograma, Marta también contrató los servicios funerarios con nuestra empresa. Nosotros nos encargamos de su funeral y de su entierro. ―¿Es eso habitual? ―¡Por supuesto! ―afirmó el director general de Eterna―. En la mayoría de los casos, nuestros clientes suelen contratar todo el paquete de servicios. Es lo más cómodo para ellos. Un solo pago y se olvidan de todo el papeleo. ―¡Entonces el caso está cerrado! ―sentenció el comisario de policía―. El difunto, solo y arruinado, se ha suicidado tal y como anteriormente lo había hecho su mujer.
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Valoración Relato
2022-07-12 20:00:08
9
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Autor/a me encantó tu relato. Creo que debes tener cuidado de no dar ideas tan buenas para cometer el crimen perfecto. Muy ameno, bien hilado y expresivo, produce emociones de rechazo y rabia contra ese patán… y de alegría, de que acabara con su vida de la forma más espectacular, destruido económica y moralmente. Pareces una mujer obstinada, antes, cáele a patadas, te apoyo. Las comillas que se usan son las de codo: Alt 174 « y Alt 175 ». ¡Enhorabuena!
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2022-09-16 23:48:12
7
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Un relato cuidado, sin fallos en la escritura y con un tema muy interesante; me refiero a la inmortalidad que prometen los avances en la copia de nuestra consciencia y personalidad por sistemas de IA, los cuales puedan ser traspasados a cuerpos perfectos de titanio. Y aquí es donde veo el agujero de guion más grande del texto: un holograma moviendo objetos a lo “Ghost”, no sé yo… cuesta creer. Además al principio no era capaz de manipular cosas físicas, por lo que esos planes de vénganza tan elaborados son ilógicos. Hubiese sido más coherente traspasar la conciencia de su mujer a un robot. [SPOILER] Otra cosa, ¿por qué no ha saltado de la bañera a la primera de cambio, en cuanto la vio con el secador en la mano? Aguanta toda una conversación, vídeo con recochineo incluido, y no pega un bote del agua. Por muy mojado que esté, si no está dentro de la bañera no va a morir electrocutado, Y tampoco tiene nada que perder ya que no paran de decirle que lo van a matar. He puesto el aviso de spoiler no sé muy bien por qué, ya que en la presentación anuncia todo lo que va a pasar al final del cuento. Creo que la frase “recuperó su* imagen de Marta” tiene más sentido si cambias el “su” por “la”. Enhorabuena autor, escribes muy bien.
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Valoración Relato
2022-07-14 21:17:42
8
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Una estupenda novela policiaca de ciencia ficción. Lo de la falsa muerte de la esposa es un acto normal en novelas negras, pero que la falsa muerta de una última oportunidad a su malvado marido a través de un holograma, para arruinarlo y asesinarlo después con el mismo holograma es realmente original. Además el texto se lee de forma amena, si señor
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-07-25 11:50:44
8
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Me gustó mucho la historia y más aún la muerte de ese cafre maltratador ja, ja, ja. Muy bien escrito, se lee de tirón sin ningún tropiezo. Por poner un pero, no me agradó demasiado la conversación final con la policía. Me sobra un poco esa parte, pero por lo demás genial. Enhorabuena autor/a. Sigue escribiendo!! :)
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-07-31 20:44:26
4
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Cuento bien escrito, prolijo, cuidado. Encuentro algunos pequeños detalles, que señalo. En la segunda oración, sobra la coma después de “y”. El primer párrafo tiene varios nombres propios. Creo que con uno de cada uno ya es suficiente, los otros sobran. Luego esta tendencia se repite. Resulta extraño que ella estuviera tan metida en cuestiones tecnológicas y que él no entienda nada del tema. Solo por osmosis, debería estar al tanto de algo. Eliminar lo malo y dejar lo bueno es un gran problema. ¿Qué o quién determina cada categoría? ¿Sus enfados son malos? ¿Cuándo es servicial es buena? ¿Quién determina eso? Hay un enfoque muy lineal y básico, que ignora cuestiones de psicología profunda. A veces, lo que apreciamos del otro no es lo que un funcionario de una empresa definiría por “bueno”. ¿Por qué “la Marta de siempre” es su versión de los veinticinco años? ¿No debería ser la de un día antes de morirse? No me queda claro por qué el holograma está habilitado para tomar decisiones. “¡Te estás empezando a parecer demasiado a la Marta que estaba viva!”, es muy interesante esta perspectiva. Él no quería una copia de su mujer, quería una versión “mejorada”. Es coherente, las personas somos así. Me confunde algo: ¿cómo llega la bandeja del desayuno hasta su cama? ¿Hay robots que mueven las cosas? O sea, ella hace las cosas a través de otros mecanismos. Sería bueno aclarar mejor el tema. ¿Cuenta desconocida? Estas cosas no ocurren. El banco no va a transferir sus fondos a un agujero negro. Llegado al desenlace, me parece que al autor le entra una gran ansiedad por terminarlo, y cae en algunas simplificaciones, por ejemplo dos estereotipos: toma cerveza y mira futbol, y tiene relaciones con la mujer del jefe. Estadísticamente improbable. Además se saca fotos. A estas alturas del relato el protagonista es el único que no sospecha del holograma. Si piensa matarlo, ¿para qué le sugiere que compruebe la fecha, e intenta convencerlo? Suena a villano de película sesentona: que le explica su plan al héroe antes de matarlo. La confabulación que necesitó Marta para salirse con la suya suena un poco increíble, sobre todo que él no se haya dado cuenta de nada. Por otro lado un plan así requiere demasiada energía y cosas coordinadas. Ella pudo divorciarse mucho antes y disfrutar la vida. No tienen hijos. ¿Tampoco padres, hermanos, primos, compañeros del colegio, del trabajo? Nadie que estuviera dispuesto a hacer algo tan simple como abrir el ataúd. Muchos cabos sueltos. No entiendo: ¿por qué Marta “le da otra oportunidad” con el holograma? O sea, finge su muerte, complota al hermano con el médico, y después le da otra oportunidad. ¿Oportunidad de qué? ¿De que sea buen marido con el holograma? ¿Ella también murió como él? ¿Extraña coincidencia? No suena serio. El de la inmobiliaria debería cambiar de trabajo y dedicarse a la investigación. El final es caricaturesco. El comisario me recordó al Jefe Górgory. Falta que se coma una dona después de dar por cerrado el “caso”. Creo que el cuento viene muy bien hasta el desenlace. Hay una muy buena construcción de los dos personajes. La tramoya, el nudo, de que la mujer esté viva, haya fingido su muerte, etcétera, que luego utilice al holograma (no queda claro para qué), que lo mate como lo hace, que concluya de una forma tan desprolija, desentona con la primera parte. El cuento se diluye. Se construye un muy buen escenario, y después no se resuelve a la altura. Un detalle que señalo. Hay muchas repeticiones de los nombres de los protagonistas (hay 48 Jacinto y 66 Marta; ¡1 cada 36 palabras! Pensando que solo hay dos protagonistas, parece mucho).
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-03 16:58:00
8
Comentario
Me ha gustado el relato. Una trama muy bien montada y un desenlace muy bien trabajado. El holograma dotado de IA y con acceso a la memoria de la pretendida finada es una evolución creible, no tanto su capacidad de mover y manejar objetos, no un holograma. Peeeero esto es ciencia ficción o sea que acepto la propuesta. Enhorabuena al autor
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-05 20:51:49
6
Comentario
Me ha resultado una lectura entretenida. Me ha gustado como se desarrolla la historia. Solo encuentro poco creíble cuando el holograma le dice que no salga de la bañera y él le hace caso y escucha todo lo que le dice. Es como cuando en las películas el villano le cuenta sus traumas al héroe y a este le da tiempo a reaccionar. Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-14 17:07:46
5
Comentario
Gracias al autor o autora por su tiempo y su imaginación. Una buena historia con un crimen perfecto de por medio, enhorabuena. Aspectos que no me han convencido son el aire de artificialidad que he detectado en los diálogos, en las escenas, en la forma de ser de Jacinto, en la resolución del caso con solo unos intercambios de palabras... Demasiado teatral para mi gusto, aunque el relato me ha gustado. El aspecto lingüístico está relativamente cuidado, aunque una corrección de estilo y otra ortotipográfica habrían pulido el texto hasta dejarlo brillante. Habría puntuado más alto si esto hubiese estado más cuidado. Dejo aquí algunos de los detalles que he localizado para que ayuden a mejorar: Algún espacio doble. Llama la atención que no se haya usado el punto y coma, que tanto ayuda en textos literarios. Las comillas no son las recomendadas para textos impresos en español, y no están bien usadas. Alguna acumulación de adverbios terminados en "-mente". Hay sobredosis de los nombres "Marta" y "Jacinto" que podría haberse solucionado con pronombres y otras fórmulas. Puntuación mejorable y con un puñado de errores, como la coma sobrante en "vida de ella y, se lamentaba" o la coma asesina de "limpiar, ya están". La lectura podría ser más fluida y agradable si un par de intervenciones largas de Eterna no fuesen tan extensas. Errores en la puntuación de diálogos cuando el inciso no contiene un verbo "dicendi", como el "agachó de nuevo la cabeza". Cualquiera de tus compañeros de la oficina podrían/podría.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-09-02 15:18:22
6
Comentario
El relato es entretenido. El autor mantiene el interés aunque sea una trama ya vieja. Su desarrollo es adecuado y el lt los sentimientos están bien definidos. Yo he disfrutado con esta lectura. Spoiler Como punto a tener en cuenta, no me ha quedado claro si el holograma puede o no mover objetos.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-09-13 15:32:25
7
Comentario
Muchas gracias al autor y suerte ^^. Una Marta de 25 años, eh? Anda que el prota ha sido tonto (los 25 me han recordado a Leonardo Di Caprio, por cierto, XD) Me ha gustado mucho el cambio que se da en la historia, pues lo que parecía ser al principio, con un protagonista amable, tierno y entristecido por la muerte de su esposa, que puede provocar en el lector mucha empatía, cambia para mostrar a un ser maltratador y despreciable que recibe lo que merece. Buen giro y muy chulo el argumento. También relato bien escrito, que engancha y te hace querer seguir leyendo hasta el final. Es más bien largo, pero los diálogos y las descripciones de los hechos en general te hacen leer rápido.
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