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Relato 5 - La hora de la verdad
2022-04-07
Presentación
Un superviviente se resguarda de la catástrofe. Pero sabe que tarde o temprano deberá abandonar su zona de confort y enfrentar la verdad, por terrible que sea. Acompáñalo en su historia, en este quinto relato del IV Concurso de Relato Corto de Ciencia Ficción de ZonaeReader:
Relato
06:49 AM.- “La incertidumbre de no saber que pasará, es algo que me logra aterrar” Los primeros destellos purpuras del amanecer, me hacen abrir mis pestañas selladas. La primera sensación es de no saber bien donde estoy, pero al instante recuerdo perfectamente los terribles acontecimientos, que derivaron en que haya dormido en el suelo helado de mi despacho. Quisiera yacer un poco más, para no gastar energía innecesariamente. Sin embargo quererlo es una cosa, y otra bien distinta es conseguirlo. Pese al guirigay de la calle y los pasillos del edificio durante toda la noche, he logrado conciliar algo el sueño. Esa suerte ya se acabó, por lo que parece. Desde mi ventana observo como la bruma espesa sigue posada en la calle, no se alcanza a ver ni la carretera que hay justo debajo. Es una niebla diferente a las demás; una inmensa nube amarillenta pajiza, que cae como un plomo sobre la tierra. A medida que asciende pierde su espesura, dejando vislumbrar con cierta normalidad el horizonte. La foto es de premio; los edificios de la ciudad, descollando sobre un espumoso rio de gas amarillo, tan denso que se intuye casi sólido. El viento no ha movido el nubarrón desde que surgió, denotando sensación de estar clavado al suelo. Continúa cortada la energía eléctrica, y la batería de mi celular sigue seca. La línea telefónica ha dejado de funcionar también, definitivamente estoy en racha. Al menos tengo mi reloj de muñeca, que me comunica las horas que llevo viviendo esta pesadilla. Bendita tecnología infalible, las pilas de botón. Pedir ayuda a voces, solo va a complicar mi situación. Mejor guardo silencio, y trato de no dar mucho la nota. Imagino que más temprano que tarde, vendrán a buscar supervivientes. Soñar es gratis. 08:01 AM.- “Si vas a tirar la toalla, que sea porque ya te secaste la frente” Con este, voy a cumplir ya tres días y dos noches encerrado. Tengo que salir, pero no sé cuándo me atreveré a ello. Sigue la niebla tupida sin dejarme ver demasiado, a través de la enorme cristalera. Los días despejados tengo una majestuosa panorámica de la capital, como fondo de mis reuniones. Es un elemento vanguardista, que el arquitecto supo integrar de manera sublime en su diseño. Cómo me gustaría tener ahora una ventana estrecha y oscura con una escalera de incendios oxidada, que me permitiese poder bajar de este décimo segundo piso. Sano y salvo. Reviso la salida de aires de la climatización general, la bolsa de basura está cumpliendo su objetivo. Por el momento sigo sin oler ese hedor fétido del primer día, poco después de que se iniciara la humareda. La irritación de mis ojos se ha calmado, desde que corte la entrada del aire. Dejaron de lagrimear profusamente, al cerrar el conducto de ventilación. El perchero que atranca la puerta está aguantando más de lo esperado, ya veremos hasta cuándo frena a esas cosas. Esa manada infecta tiene intención de entrar aquí, para no dejar ni mis huesos. Tendrán que hacerlo mejor la próxima vez, si de verdad quieren atraparme. Siempre es demasiado pronto para rendirse. 08:38 AM.- “El miedo es solo un mecanismo de defensa de la naturaleza, una solución de nuestro cuerpo ante el peligro. El peligro es indudablemente real, pero el miedo es tan solo una opción” Se vuelven a escuchar disparos y sirenas en el exterior, no veo nada. Solo oigo gritos y quejidos en la lejanía. Acompañados de estallidos metálicos y cristales rotos, que retumban desde abajo. Mientras contemplo el panorama, agarro firmemente el abrecartas ensangrentado, que me regalaron los de marketing. Me lo dieron cuando me presentaron su última novedad, el Pastrium. Estas ampollas iban a ser la revolución contra el cáncer, supondrían la desaparición del envejecimiento celular, y el cese de la aparición de distrofias durante la mitosis. De suerte que tenía a mano ese regalo, después de atrancar la puerta. Si no lo hubiese tenido cerca, probablemente ahora sería un cadáver o algo peor… Me he convertido en un asesino, un maldito delincuente. Les diré que fue en defensa propia, pero no creo que cuele. De todas formas con la que hay montada, esto será lo último que se solucione con respecto a mi persona. Tuve que hacerlo, no me quedó alternativa. Fue acción-reacción. No hubo tiempo de intercambios entre sinapsis neuronales, para razonar otra solución. La ley del más fuerte rige la supervivencia, es lo que prima en nuestros impulsos más básicos. El pez grande, se come al chico. 09:07 AM.- “El ingenio quizás es al talento, lo que el instinto a la razón” Continúan las carreras frenéticas por los pasillos del edificio, en conjunto con esos lamentos agudos que erizan hasta el vello de mi espalda. No los soporto, esos chillidos se han convertido en las trompetas del apocalipsis. Es un sonido que debería estar en otra frecuencia diferente a la del oído humano, para no sufrir tanto al percibirlos. Qué desagradable es el lenguaje utilizado para comunicarse, por esos seres inmundos. Otra vez ruido de pasos en la planta y empujones al acceso de mi guarida. El tentemozo que atraviesa los pasamanos, está en las últimas. Lo único que se me ocurre es arrastrar una pesada mesa de roble con toda mi alma, hasta que logro empotrarla contra la entrada. Parece que funciona, se han cansado de embestir mi puerta. Resistir o morir. 10:37 AM.- “Todo lo vence el hambre, excepto el hambre”. El hambre vuelve a surgir, mi estómago vacío ruge suplicando comida. También hay sed, y me estoy empezando a arrepentir de haber orinado en el poto que decora la estantería. Recuerdo aquella noticia del ruso desaparecido, que había sobrevivido bebiéndose su propia orina. Fue un recurso inteligente, ya que sobrevivir es lo que cuenta a la hora de la verdad, sea cual sea el camino. La micción en un alto porcentaje, es agua al fin y al cabo. Qué sed tengo, Dios mío. Y el hambre, qué hambre. No me deja razonar bien, estoy desvariando. No quiero ni mirar, en lo que hay tirado en la esquina de la habitación. Ojos que no ven, corazón que no siente. 11:40 AM.- “No es importante saber cuánto tiempo queda, sino saber qué hacer con el tiempo que se te concede” La calle lleva un rato en calma chicha, no se oyen coches ni gritos. Aquí arriba parece que puedo controlar mejor la situación que ahí abajo, pero antes o después tendré que afrontar mi destino y escapar de mi trinchera. La pregunta es, ¿cuándo me atreveré a ello? Rechina una puerta cerca de mí ubicación, alguno de ellos estará husmeando por el laboratorio. Ha salido corriendo. No es uno, si no varios. Se escuchan las pisadas profundas en el suelo. Vienen hacia aquí, otra vez van a intentar derribar mi puerta. Parece que son más que antes y hacen un mayor ruido. Espera un momento… —¡No! Esos gritos me recuerdan a los del profesor Cristopher. Sí, son los de ese viejo histérico. El choque contra la pared, me hace retroceder hasta la ventana. Los aullidos de dolor del pobre hombre, me derrumban. Los gritos cesan con el ruido seco de golpes machacando carne, exactamente delante de mi puerta. Bajo la mesa que tengo escudándome, comienza a emanar un charco rojo de sangre espesa. —¿Pero qué locura es esta? Se han llevado arrastrando el cuerpo hasta las escaleras. Final lamentable para ese obseso de la química. Seguramente estaría encerrado en el laboratorio igual que una de sus ratas albinas, como yo aquí. Un roedor enclaustrado sin salida, futuro ni perspectiva. Imagino que un arrojo de valor o la necesidad de su metabolismo, le habrán impulsado a salir de su escondrijo. Mala y precipitada decisión. Date prisa, pero no corras. 12:27 PM.- “La desesperanza está fundada sobre lo que sabemos, que es nada. Mientras que la esperanza lo está sobre lo que ignoramos, que es todo”. Siento un ruido monótono y repetitivo, el cual cada vez se encuentra más próximo. Es una hélice o un motor, yo diría que ambas cosas. La estruendosa máquina se sigue acercando a mí. —¿Será…? ¿Puede ser algún vehículo de rescate? ¿Un helicóptero? ¿Un dron…? Aguzando la vista, llego a contemplar a alguien abriendo su ventana. Se encuentra enfrente de mí, agitando efusivamente los brazos con una linterna y brincando cual macaco, para hacerse más visible. Qué suerte tiene, podrán rescatarlo si es una nave de rescate finalmente. Las enormes vidrieras que embellecen mi despacho, no se abren al exterior. —¡Espera, espera…! Podría golpearlas hasta que se rompan, y poder tener la misma fortuna que mi vecino. El primer impulso es darle una patada al cristal, cosa que obviamente no funciona. Las punzadas de dolor en mi tobillo ni las noto, ante la proximidad del autogiro. La adrenalina no me deja pensar ahora, en el hambre ni en el dolor. En mitad de la sala, veo el cenicero de acero tirado. —Es ahora o nunca —me digo. Mientras alzo mi brazo derecho para lanzar el objeto macizo, con contundencia al cristal. Exactamente en ese momento veo bien al desesperado de enfrente, como empieza a toser e inicia una crisis convulsiva, tapándose los ojos con las manos. Su boca negra se abre en un alarido espantoso, en el momento en que sus palmas sanguinolentas destapan dos cuencas vacías, ocupadas previamente por los globos oculares. La escena dantesca, culmina con el infeliz desplomándose al abismo por su escotilla. Algo raro hay en este gas dorado, que enloquece a las personas. La aeronave deja de zumbar en un tenue siseo, ni siquiera la he llegado a ver. Dudo mucho, que haya pasado por esta avenida. Desesperación es la palabra, y mi cuerpo su manifestación física. A perro flaco, todo son pulgas. 01:14 PM.- “La vida es un instinto de desarrollo, de supervivencia, de acumulación de fuerzas, de poder” Vuelvo a recordar esa noticia del superviviente, que se bebió su propia orina. Poco después de contemplar lo que queda de la maceta, bajo la montaña de excrementos y orines. La necesidad me apretaba, y tuve que soltarla donde primero se me ocurrió. Esa planta es un regalo de mis hijas, por el día del padre. No necesitará abono en una buena temporada. Esta inanición está acabando conmigo, y los pensamientos me empujan a mirar hacia donde me niego, al rincón de mi oficina. El cuerpo de Sara bañado en una hemorragia oscura y seca, se encuentra en la misma posición, en la que exhaló su último aliento. Contemplo la empuñadura de mi abrecartas; BIBO es lo que hay serigrafiado en él. Menuda paradoja; el acrónimo de la casa farmacéutica, que se ideó para bautizarla. Esta cuchilla es lo que me ha mantenido vivo, y a lo que me aferro para seguir respirando. No la he soltado desde que la cogí, para hundirla profundamente en el cuello de Sara. —¡Maldita sea mi suerte y malditas sean mis ganas de comer! No lo voy a hacer, me niego a esa posibilidad. Bastante lejos he llegado ya con esa arpía, rebanándole la yugular mientras me intentaba estrangular. Se volvió completamente loca, tras el estallido de sus ojos. Se me abalanzó y no me quedó alternativa. Contemplo su rostro duro y frio, ausente de los órganos de la vista. Dos hileras de dientes afilados, asoman de sus labios finos. Bajo su vestido largo, surge una de sus piernas hasta el muslo. Su carne parece en buen estado, no aparenta signos de putrefacción ni envenenamiento. Sara entró en mi despacho, precisamente antes de que obstruyera el acceso. Me dijo que venía de la calle, que la estaban persiguiendo. La apestosa niebla le dio de lleno, y creo que ese gas es el que está trastornando a la gente. Seguidamente comenzó el mismo proceso, que he visto con el individuo aislado de la linterna. Seguramente no habría inhalado demasiado humo, pero al abrir la ventana la tasa inoculada subiría de golpe. El auxilio de la nave aérea, fue la perdición de ese desaventurado saltarín. El ascenso de Sara en la empresa fue meteórico. Empezó atendiendo llamadas, y en pocos meses ya se había convertido en jefa del departamento estatal de gestión y desarrollo. Lo consiguió con oficio y pasando por encima de sus compañeros, a base de acoso y derribo. Me acerco a mi compañera inerte y acaricio su pierna descubierta. Su tacto es suave y tierno. Con un leve pellizco, tenso su dermis para comprobar la coloración. La sensación que me produce levantar su piel pálida, es de dulzura. En ese instante mis papilas gustativas, inician una segregación de saliva salvaje. Quizás una loncha de uno de sus cuádriceps, me sirva para aguantar hasta que alguien venga a socorrerme. Agarro el cadáver y lo acomodo en el suelo, con la idea de inspeccionar mejor que músculo será el elegido para detener mi camino a la muerte. Al hacerlo, un acceso de arcadas me dobla el abdomen. La peste del líquido purulento que chorrea desde la parte trasera de su cuerpo, me abofetea directamente, obligándome a soltar a mi posible comida. El estado de descomposición es total, y se ha iniciado desde dentro. Unos gusanos gordos como mis dedos, se están dando un festín con sus vísceras. Han llegado ellos antes que yo. A todo se acostumbra uno, menos al hambre. 01:52 PM.- “La muerte no es la mayor pérdida en la vida. La mayor pérdida, es lo que muere dentro de nosotros durante la vida” Regresan las carreras enloquecidas por los pasillos, esos animales siguen rebuscando por todas partes. Intuyo que alguien más ha salido de su guarida, ante el descubrimiento de la misma. La persecución está durando más que la anterior, esta vez alcanzan las escaleras. No dura mucho más, los pisotones cesan entre gruñidos y jadeos. Es extraño que no hayan vuelto a intentar entrar en mi refugio. Pasan de largo por delante del despacho, sin intentar siquiera abrir la puerta. Esas criaturas del demonio, husmean y golpean todo lo que tienen cerca. Supongo que lo centran todo en sus sentidos del olfato, el oído y el tacto; dado que la vista les desapareció durante su metamorfosis. Parece que ya no les atraigo, algo debe haber aquí dentro que oculta mis feromonas… —!Claro! Es el olor de Sara, su cuerpo ha iniciado la fase de descomposición. A mí también me está empezando a molestar el aroma que desprende. Si lo utilizo como camuflaje, podría salir de aquí para buscar ayuda o comida. A pesar de eso, me las vería con la nube amarilla que sigue sin moverse ahí fuera. En esta pieza he podido contener el avance del gas nocivo, entre que mantengo todo cerrado y mi ubicación queda por encima de donde la niebla es más densa. No me apetece tragarme ese veneno y convertirme en uno de ellos. Por ahora prefiero conservar mi dentadura y mis ojitos, conforme están. Quizás sea ese el destino de la humanidad, convertirnos en animales salvajes que matan por matar y se mueven a cuatro patas. Pensándolo bien, la única diferencia sustancial sería la bipedestación. Si no puedes con tu enemigo, únete a él. 05:39 PM.- “La peor batalla es aquella que no nos atrevemos a librar” Se me termina el tiempo y las alternativas. Nadie va a venir, esto es el fin. Me rindo, he llegado a la frontera de mi resistencia. Detrás de mi puerta tengo a las hordas transmutadas, buscando presas que aniquilar. Podría ocultar mi rastro con los restos de Sara, pero eso no solucionaría el verdadero problema. La niebla venenosa me espera en el exterior, para convertirme en un psicópata sin ojos que camina con apoyo de las manos. Solo tengo dos alternativas; o me uno a la nueva especie, o muero pusilánimemente de hambre, desangelado en mi improvisado refugio. Bueno, existe una tercera opción, quitarme de este mundo corrompido y avanzar a la siguiente fase. El suicidio puede parecer cobarde u honroso, según cómo se plantee. El ritual del harakiri, formaba parte del código ético de los samuráis japoneses. Consistía en la muerte por desentrañamiento, antes de caer en manos enemigas. Un corte profundo en la barriga lo veo demasiado doloroso y escandaloso, para una muerte digna. En cambio uno en mis arterias radiales, preciso a la altura de las muñecas, suena algo mejor. Me apagaré poco a poco, conforme la sangre abandone mis venas. Sitúo la hoja del abrecartas en mis muñecas, a la espera de presionar mis venas… —¡No puedo! —exclamo, soltando la navaja y resoplando. Moriré de hambre, como el mandilón que soy. Mi destino queda fijado entre estas cuatro paredes. Al secarme las lágrimas de mis mejillas, me topo con las ampollas de Pastrium. Leyendo el prospecto, me doy cuenta de que la lista de efectos secundarios, ronda lo incontable. La autolisis con ponzoña, queda más poética. Con diez ampollas será más que suficiente para marcharme, cual Sócrates en Atenas. Elevo mi taza de los desayunos con la cicuta, brindando no sé bien ni por qué. Y con la mano temblorosa, la coloco, sobre mis labios… —¡Mierda! Me faltan agallas, no soy capaz. Este mal sueño tiene que tener ya su final. Me sobrepasa esta situación. Si no he muerto ya, es por mi cobardía. Cagón al encerrarme aquí dentro, blandengue por no ser capaz de abrir mi puerta, débil ante la opción de quitarme del medio y morir dignamente por mi propia voluntad, apocado a no tirar abajo el cristal de mi ventanal. Ante mi impotencia lanzo el cenicero gris plomizo, contra el vidrio que me separa del exterior, en un ataque de ira. La bomba de astillas transparentes, resuena con fuerza entre destellos iridiscentes. Rápidamente el humo del color de la paja, se introduce por la ventana. Ese olor a huevo podrido que desprende el viento, me hace toser y retorcerme de dolor. Me arden los ojos, es un fuego bestial que me come por dentro. Sin pensar en ello, mojo mis ojos con el único líquido que tengo a mi alcance, con el fin de calmar su fuego interno. Era el nuevo medicamento que tenía en el tazón. Ese fármaco milagro, me frena en seco la presión ocular. Espontáneamente dejo de convulsionar y empiezo a respirar correctamente. La llama interior se apaga, dejando vislumbrar mí entorno sin anomalía alguna. Por fin un golpe de suerte. He encontrado el antídoto a esa muerte gaseosa. No se me habría ocurrido nunca, pero el azar así lo quiso. El principio activo de ese compuesto revolucionario es el diclorato de transnitriol y su aplicación debe ser oftálmica, según mi experiencia. Esto se llama, pasarse las fases experimentales por el forro. Que sea de conocimiento público lo antes posible, depende solamente de mí ahora. A grandes males, grandes remedios. 07:46 PM.- “No lo intentes. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes” Ha llegado la hora de la verdad. Es mi momento, mi oportunidad. Voy a salir. Tengo que aprovechar que por la noche, la actividad de esos bichos sanguinarios se reduce. Me he embadurnado con el exudado repelente de Sara, y llevo sus intestinos colgados en un hatillo. Noto las larvas moviéndose por mis bolsillos y mis calzoncillos. Pienso matar por sorpresa a cada uno de ellos, que me encuentre por el camino. Mis armas son una pata de hierro cromado, que he conseguido arrancar de una silla y mi apreciado abrecartas. Si lees estas líneas ya conoces mi leyenda y la solución a la plaga. Mi nombre es Alex García, CEO de Laboratorios & Fármacos BIBO. Deséame suerte. A todo cerdo le llega su San Martín.
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Valoración Relato
2022-04-09 20:54:37
6
Comentario
Pues me ha gustado mucho. Una historia clásica pero entretenida. Se puede leer de forma cómoda y no se hace nada pesada. Mis felicitaciones al autor/a.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-10 18:33:28
7
Comentario
Un ameno relato apocalíptico, que a pesar de la incertidumbre y la desazón que el autor/a nos hace sentir, no puedes dejar de leer. No me atrevo a imaginar el futuro inmediato del único superviviente gracias a la pócima de BIBA.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-15 06:41:17
4
Comentario
La idea del relato es interesante. El autor maneja bien los tiempos para mantenernos interesados hasta el final. Allí creo que el relato se queda corto: acompañamos al protagonista en el proceso en que decide salir y después nos quedamos cuando lo hace. Me hubiera gustado saber más sobre cómo sigue su historia. Desde lo formal, me parece ver un mal uso de los signos de puntuación. Hay muchas comas mal puestas. También se abusa del estilo de expresiones que no llegan a formar una oración. Esto es válido, claro, pero da una sensación de texto telegráfico, que sumado a las frases de introducción a cada capítulo, de las que cuesta encontrar la relación con el contenido, dificulta la fluidez de la prosa. En este sentido, mi crítica espera ser constructiva El argumento está bien aunque parece poco. Me deja la sensación de que es el comienzo de un texto más largo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-15 19:22:58
8
Comentario
Autor/a, me encantó tu relato. Está bien hilado y es interesante el descubrimiento. Claro, no sé contra qué mal es el medicamento, porque no sé qué es la niebla amarilla, será de una bomba nuclear? Y el hombre hizo una mutación? De todas formas, está muy bueno, intriga hasta el final. Algunas correcciones que espero te sean útiles: …corte la entrada del aire… (corté) …de mí ubicación… (mi) …ese desaventurado saltarín… (desventurado) …según cómo se… (como) Las comillas que se usan son las de codo, yo las coloco con: alt-174 y alt-175(«») ¡Mucha suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-17 20:53:16
8
Comentario
Me he leído dos veces el relato, no porque la primera vez me hubiese costado o estuviera espesa. Simplemente, no me dio tiempo a valorar y, hoy, quise leerlo para recordar. No se me ha hecho cuesta arriba tener que leerlo otra vez. Se me ha hecho un relato ameno, y, personalmente me ha gustado esas frases al principio y al final. Me he preguntado que es esa niebla amarilla, cómo se formó y me hubiera gustado una descripción más detallada de esos seres. ¿Tienen o no tienen dientes?
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-04-21 21:12:56
6
Comentario
Aunque esta historia no sea demasiado original (se la puede relacionar con innumerables relatos de gente zombi y similares) está muy bien escrita. Te engancha bien.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-05-08 13:51:27
5
Comentario
Relato postapocalíptico de corte clásico, lo cual no es para mí nada molesto ya que en general me gustan. No obstante, en este caso, no he conseguido engancharme. Por algún motivo, la historia no fluye como debe ni logra transmitir terror, o siquiera empatía por el protagonista, enfrentado como está a tomar difíciles decisiones. Al menos, aunque el recurso de la bitácora esta ya muy empleado, se adorna aquí con citas, lo cual hace los saltos más interesantes. Supongo que la niebla amarilla es azufre, y las criaturas demonios. Hay una acción que recuerda inmediatamente a un capítulo de TWD 1ª temporada. Se utilizan comillas inglesas en vez de castellanas. Dudo que un dron llegue a ser estruendoso. Rescatarlo-rescate en la misma frase.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-05-15 20:01:15
4
Comentario
Gracias al autor o autora por su tiempo y su imaginación, porque imaginación no le falta. El protagonista y sus desventuras en su despacho me han parecido lo mejor del relato. Lo que me ha costado ver es la ciencia ficción, pues predomina una mezcla de fantasía y terror. Considero que una corrección completa (de estilo y ortotipográfica) era muy necesaria; la coma criminal de la primera oración es una buena prueba de ello y lo auguraba. El aspecto lingüístico del texto contiene gran cantidad de errores y de aspectos mejorables que, en mi opinión, lastran mucho este relato.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-05-16 21:21:31
8
Comentario
Me supo más a terror que a ciencia ficción, pero definitivamente me gustó. Me pareció que tiene un muy buen ritmo que me tuvo interesado de principio a fin. Las citas que van puntuando las partes del relato creo que salen sobrando. Se sienten como una explicación del autor que, al menos para mi, son completamente innecesarias y solo distraen de la muy entretenida prosa del relato. Me hubiera gustado ver un poco más de la cura milagrosa desde antes. Como está planteado lo sentí poco verosímil, casi como una ocurrencia del autor para sacar al protagonista de su trinchera. También creo que la decisión del protagonista de atreverse a salir funcionaría mejor si estuviera basada más en cómo encuentra la fortaleza para resolver su conflicto (ya sea uniéndose a la horda, enfrentándola, comiéndose el cadaver o suicidándose) que en solo un golpe de suerte. Espero mi crítica resulte útil e insisto en que para mi fue un relato entretenido y bien logrado
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-07-10 19:17:24
4
Comentario
Creo que el autor nos arroja en una historia ya avanzada y tienes que analizar el entorno para hacerte una idea de dónde te encuentras. El ambiente apocalíptico es algo ya explotado en actuales series y películas, sin embargo, creo que el relato tiene su originalidad y es ameno de leer. El personaje racionaliza mucho sus acciones. No siento el relato de ciencia ficción, entraría mejor en otros géneros. Gracias autor.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-08 19:47:25
6
Comentario
Muchas gracias al autor y suerte ^^. Lo que más me ha gustado quizás sean las frases elegidas por el autor. Algunas propias de webs para motivar tu día a día y otras de personajes históricos como Tolkien, Maeterlinck, Nietzsche o el gran sabio Yoda, jajaja. ¡Qué grande! He visto falta de comas y tildes, que son lo que más me ha llamado la atención en lo que se refiere a escritura, y alguna conjunción mal puesta. Algunos ejemplos son: "Donde estoy", "Sin embargo quererlo", "que músculo"... El final me ha dejado con ganas de más, algo bueno, claro, pero creo que esa parte podría haber dado mucho juego.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-11 00:48:19
5
Comentario
Otra historia de zombies! La noche de los muertos vivientes de George Romero, me encantó, pasé un miedo importante esa noche! Pero tras tantas secuelas, es un subgénero de horror que no me gusta. Con todo, el relato está bien construido, el autor sabe mantener el interés del lector con cada giro aunque el final no me convence. Hubiera sido el momento de introducir algo de ciencia ficción! Gracias al autor
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-11 18:10:10
4
Comentario
Relato bastante bien escrito, pero que tiene poquísimo o nada de ciencia ficción. El argumento parece sacado de una dosis intensiva de películas de zombies, incluyendo "Evil Resident" y "Soy leyenda", mezclado con una generosa porción de "La bruma". Y tenemos también el abuso de los adjetivos terminados en "mente": 26 en 7 páginas.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-06-12 20:12:37
8
Comentario
Si tenemos en cuenta el hecho de que ciencia ficción se refiere a adelantos científicos que llevan a la humanidad a cambiar de forma radical, en este caso se cumplen los requisitos. Según he entendido, la bruma y los cambios se deben a modificaciones que se subsanan con el uso del medicamento ideado en ese laboratorio, con lo cual es consecuencia entiendo yo de la fabricación del mismo. En cuanto a la narración es fluida, de justa medida y entretenida. No me atrevo a criticar que utilice un tema tan usado como el apocalipsis porque todos tenemos derecho a repetir lo que nos venga bien, siempre y cuando lo hagamos y nos quede un texto en condiciones, leíble, como a mi parecer es este caso. Me ha gustado mucho la línea de narración en forma de diario y la entrada y salida de cada día con frases hechas que te hacen pensar y vivir con mayor empatía lo que sucede a esas horas. Quizá he echado en falta mayores descripciones visuales, hubiese sido más intenso. Y como siempre digo, los errores ortográficos siempre son subsanables... la falta de imaginación y la mala redacción, no. Enhorabuena, sigue escribiendo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2022-08-20 17:24:08
5
Comentario
El autor mantiene el ritmo adecuadamente en un relato interesante que bebe más de fuentes de terror o fantasía que del terror. Para el final me hubiese gustado saber más, que sucedía después.
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