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Relato 35 - El demonio de la luna llena
2024-11-02
Presentación
El demonio de la luna llena es una historia donde el humor y lo sobrenatural se entrelazan en una divertida pero inquietante aventura familiar.
Relato
El demonio de la luna llena Mi casa estaba encantada. Era un hecho. Los fantasmas entraban y salían a diario, y yo ya me había acostumbrado a los sustos, a los armarios que se abrían solos y a los platos que se rompían. Mi corazón se había inmunizado. Hacía tanto tiempo que esto había comenzado, desde aquel día en que mi hijo, con apenas dos años, señaló un pasillo vacío en el supermercado y dijo: "Susto, susto". Desde entonces, los fantasmas se habían pegado a él como si fueran una pegatina. Y, por supuesto, yo era gran la víctima en todo este embrollo. Al principio no le creí. Lo tomé a broma, y mi marido… bueno, siempre me ha fascinado lo sobrenatural, así que él se lo tomó con humor. Pero claro, cuando íbamos a una iglesia, a un parque o a un castillo, siempre se sumaban nuevas presencias. Y debían ser tantos que parecía que se empujaban para entrar, porque madre mía... Mi casa era una fiesta día y noche. Los fantasmas se habían hecho amigos de mi hijo. Jugaban a perseguirlo, a peleas de gladiadores, a carreras de caballos... Al final dejamos de comprar cosas caras. Todo era de plástico, madera, cosas irrompibles. El cristal estaba prohibido. Con el tiempo, mi hijo empezó a crecer, a hablar, y a contarme historias sobre sus amigos: esta extraña, pero amable, gente muerta. Hasta que un día me contó algo que no pude ignorar. Habíamos estado de vacaciones recorriendo España, visitando en coche todos los pueblos que nos encontrábamos (sí, soy masoca, me va la fiesta también), y en pueblo sin nombre perdido en algún rincón de Castilla y León encontramos un pueblo abandonado. Teníamos que bajarnos, hacer fotos... y llevarnos a casa un nuevo ente pegado. Este sí que le dio miedo a mi hijo. No por él mismo, sino por la historia que traía. Al parecer, este espíritu estaba asociado a un ente maligno, un demonio que aparecía en cada luna llena y acababa con toda entidad, viva o muerta, que encontraba a su paso. Este pobre fantasma había logrado escapar hasta ahora, pero cada luna llena el ente lo cercaba más y más. Y cuando apareció mi hijo, vio su salvación. Ah, no os lo he contado: los espíritus no pueden moverse de donde murieron a menos que tomen un medio de transporte espiritual. ¡Qué cosas, ¿verdad?! Imaginaros, tener que esperar a un taxi humano, hacer autostop de ultratumba para cambiar de lugar. Una vida (o muerte) bastante injusta, la verdad. Y nosotros, sin comerlo ni beberlo, éramos los nuevos conductores de aquel pasajero clandestino, y con mochila a cuestas. Un maldito demonio… y esta noche era luna llena. Así que recurrimos al arsenal: velas, un círculo de sal, crucifijos, campanas, incienso... hasta cartulinas pintadas, por si acaso. Lo único que nos dijo el portador de desgracias es que el ente temía a la luz, pero que era posible que fastidiara el sistema eléctrico (una reparación más, como si fuéramos el Banco de España). Todo debía estar bien iluminado, porque si quedaba algo en sombras, estábamos perdidos. Me tocó asaltar los supermercados y arramplar con todas las velas. La hora se acercaba poco a poco. Metí a mi hijo y a mi marido en el círculo de sal que había dibujado en el salón y, antes de cerrarlo, grité: - ¡A ver, todos los presentes, seres incorpóreos que tanta lata me habéis dado! No me caéis bien, yo no os caigo bien, pero me dais penita. Así que os dejo cinco preciosos minutos para que os metáis en este círculo de sal bien trazado y os salvéis del Señor Sustitos. Quien se quede fuera, que juegue al pilla-pilla si quiere, pero queda a su suerte. ¿Entendido? Al fin y al cabo, soy buena persona. No dejan de ser los amigos de mi hijo. Un poco raros, sí, pero ¿quién no es raro en esta vida? Me quedé mirando cómo una pequeña brisa movía las cortinas, y fue entonces cuando sentí una vibración en el suelo, como si alguien estuviera caminando por debajo de nosotros con elegantes tacones de aguja, al acecho, esperando el momento adecuado para aparecer. Las horas pasaron, la luz fue desapareciendo, y yo me miraba los pies mientras mi hijo seguía pintando tranquilamente y mi marido jugaba con su consola portátil. De repente, la luz se fue, chisporroteando. También la consola. Mi marido resopló, indignado. Bienvenido al mundo de mirarse los pies. Las velas seguían iluminando, y mi hijo continuaba pintando, ajeno a todo. Pero empezaba a hacer frío. Las velas titilaban de manera alarmante, amenazando con apagarse. Entonces, mi hijo dejó de pintar de repente. Lo miré de reojo, y noté que su rostro había palidecido, sus manos temblaban levemente mientras señalaba hacia el pasillo oscuro. - Mamá... ahí viene — susurró, y mi corazón dio un vuelco. Me acerqué al borde del círculo, sintiendo el peso del aire cambiar. El ambiente se volvía denso, opresivo, como si la casa entera se contrajera en un suspiro largo y contenido. - ¿No lo ves? —le pregunté a mi marido—. Allí... no es feo ni nada. - Pues sí que es feo, sí. Por alguna razón, no puedo dejar de mirarlo. - ¿Verdad que no? Me recuerda un poco a ese creepypasta de internet, al Momo ese. Pero como su primo feo, con la cara derretida. ¿Te has caído en un volcán, pobrecito? - No creo que le guste que te metas con él... Esa cara desencajada, esos dientes negros y afilados sin encías, ese pelo enmarañado, largo y sucio, pegado a su rostro como si lo hubieran sacado de las profundidades de un pozo. Su piel... parecía desgarrada, como si algo la hubiese quemado, dejando partes de músculo a la vista. Es repulsivo.… - Menos mal que no debíamos meternos con él… ¿Has visto la cara que ha puesto? Está enfadado… ¿no? O igual se está tirando un pedo. ¿Los fantasmas se tiran pedos? Al fin de cuentas mueven las cortinas… A saber. Bueno, señor Mister DASPI (Demonio Aterrador Salido de las Profundidades Infernales), váyase a molestar a otra parte. El demonio lanzó un gruñido bajo. La casa entera se estremeció. El aire se volvió gélido, y la sensación de algo terrible a punto de suceder llenó cada rincón. - Espera, espera... ¿puedo? Dime que puedo —dijo mi marido con ilusión mientras el ente se acercaba más. - ¿Que si puedes qué? Esos ojos… ¿Por qué coges ese palo de escoba? Aaah, claro, adelante. ¡NO PUEDES PASAR! —entonó, imitando a Gandalf el Gris. - No nos podemos tomar nada en serio, ¿verdad? —reí—. ¿Cuándo dejaron de asustarnos estas cosas? - Yo nunca me he asustado —refunfuñó. - Pues también es verdad. El demonio lanzó un grito agudo que sacudió los cristales de las ventanas, y las velas comenzaron a apagarse una por una. La sal crujía bajo el peso de su furia, formando grietas en el suelo. Sentí el frío, helado y oscuro, acercándose cada vez más. Mi hijo se aferraba a mi pierna, susurrando palabras sin sentido mientras el ente presionaba. En un último esfuerzo desesperado, el demonio lanzó un golpe final contra la barrera de sal, que chisporroteó violentamente. Las luces titilaron con más intensidad antes de apagarse del todo. El silencio que siguió fue insoportable. Todo parecía paralizado por el miedo, como si incluso los espíritus estuvieran conteniendo la respiración. - Funciona, parece. Pues nada, a esperar —susurré, sin saber si reír o llorar. Y así transcurrió la noche. Mi pequeño, ya acostumbrado, se aburrió de mirar al ente y empezó a contarnos más de sus muchas historias. Yo, por mi parte, sentí cierto placer culpable al ver cómo el demonio insistía en entrar, y me imaginé a todos los fantasmas apiñados dentro de la barrera, unos encima de otros, como en una gran esfera de cristal transparente, amenazando con explotar de un momento a otro, dispersándose en trocitos por la habitación. Amaneció un nuevo día y, pese a que no ocurrió nada más destacable, me encontraba en un estado de preocupación mayor de lo que me esperaba. Recogí a mi hijo que, pese a toda la fiesta nocturna, se había quedado dormido, completamente agotado. - Bueno, parece que tenemos nueva tradición familiar todos los meses. ¿No ha estado tan mal, ¿verdad? ¿Llamas tú al electricista? - ¿Por qué siempre yo? - Porque te apañas mejor, además yo llevo al niño, tengo las manos ocupadas... - ¡Eso no vale! - Haber estado más espabilado. Entre risas, cada uno se fue a sus quehaceres, continuando con nuestra extraordinaria y entretenida vida. Mientras me encaminaba a señalar con una muesca cuándo sería la próxima luna llena en el calendario, noté algo que me detuvo en seco: unas marcas de garras arañadas en la pintura de la pared. Que no recordaba haber visto antes… Mi corazón dio un vuelco. - Estoy ya mayor para estas cosas — pensé, mientras me alejaba, pero la sensación de que algo o alguien todavía estaba ahí no abandonó mi cabeza.
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Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-04 09:46:21
4
Comentario
No es demasiado terrible, sino todo lo contrario, muy amena la convivencia con los seres que cohabitan el espacio con los niños.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-09 15:06:27
5
Comentario
Autor/a: Tu relato es un bonito cuento para explicar reuniendo a la familia frente al fuego del hogar con llamas tintineantes, en la noche de difuntos… Una historia bien narrada con anecdotas simpáticas y fantasmas amistosos. ¡Suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-20 14:48:51
6
Comentario
Autor/a, una narración, que como dice la presentación, se entrelaza el humor y lo sobrenatural. Aunque no es de terror, es divertido. Me gustó su forma jocosa de relatarlo. No sé si sería tan fácil acostumbrarse a convivir con fantasmas, pero los niños son muy creativos. Algunas correcciones que te recomiendo: yo era (la) gran la víctima / y en (un) pueblo sin nombre (la palabra pueblo muy seguida) / Y nosotros, sin comerlo ni beberlo (no entendí esto) Autor/a, gracias por hacerme tan agradable el rato de lectura y por participar en el concurso.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-20 15:56:46
4
Comentario
Me gusta el tono del relato. La madre cuenta todo con una gran naturalidad y eso está bien. Acostumbramos a fantasmas que buscan atormentar o lamentarse de sus tormentos, pero nunca fantasmas que quieren jugar con un niño. Me parece una idea genial (tanto que me veo tentado a robarla- es chiste- no, no es chiste). Creo que la primera coma sobra. “en pueblo”, creo que falta “un” en medio. “Habíamos estado de vacaciones recorriendo España, visitando en coche todos los pueblos que nos encontrábamos (sí, soy masoca, me va la fiesta también), y en pueblo sin nombre perdido en algún rincón de Castilla y León encontramos un pueblo abandonado”. La frase está mal armada y repite tres veces pueblo. El niño pintando y el padre jugando a la consola es una imagen exquisita. “iluminando, y mi hijo”, esa coma sobra. Los guiones de los diálogos no son los correctos. Se agradece el estilo y el humor del autor. Pero creo que el cuento en sí, se queda corto. Me hubiera gustado mayor desarrollo o un giro de tuercas hacia el final. Con todo, me quedé con ganas de que siguiera otro tramo. Buena prosa, buen estilo, pero queda a mitad de camino.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-27 10:55:36
6
Comentario
Una relación peculiar entre una familia muy española y echada "p'alante" y los fantasmas que ve el hijo. Una historia que combina de manera eficiente terror y humor, me ha gustado, y podría ser un contrapunto en la antología si llega a clasificarse arriba, bien hecho. Lástima que el relato sea tan corto. Hay desconocimiento en cómo puntuar diálogos e incisos. Hay errores ortotipográficos, como algún espacio doble; signos (lo suyo sería haber escrito "¡Qué cosas, verdad?"), etc. En cuanto al aspecto gramatical, hay deslices, como ese "yo era gran la víctima"; alguna palabra que no es la más apropiada ("y esta/aquella noche era luna llena"); algún gerundio mal empleado (como "dispersándose"), etc. Si el texto hubiese pasado por las manos de un corrector profesional, habría puntuado más alto. Gracias por participar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-04 10:51:27
7
Comentario
Hola autor/a. He disfrutado leyendo este relato de esta familia con esos "vecinos" tan especiales. El toque de humor le sienta bien. ¿Quién dice que no se puede mezclar terror y humor? En este relato, aunque el humor está más presente, el terror también tiene su parte de importancia, aunque sea algo floja. Pero creo que es una buena aportación al concurso.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-05 09:43:32
1
Comentario
Gran relato de terror... para todos los públicos. Esta muy bien construido y desarrollado, empatizamos con toda la familia al conocer pequeños detalles que nos recuerdan a cualquier familia normal. Una visión interesante de la figura del niño "medium", explotada siempre en el cine con su lado más terrorífico, pero que también puede tener un lado amable como se demuestra aquí. El relato esta muy bien escrito y con una estructura trabajada. En general me ha faltado alguna nota más de terror, el exceso de humor me ha sacado un poco del ambiente cuando parecía que se iba a alcanzar. Con unas notas más terroríficas le habría dado mejor puntuación.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-05 12:05:08
10
Comentario
Enpezaré por las erratas, para variar, “LA* gran protagonista”, “cargando LA* mochila”, “en UN* pueblo”. Repite pueblo y oí un par de rimas evitanles. Todas ellas, cosas con arreglo fácil tras una revisión ortotipográfica. Fuera de esas nimiedades, la historia es una p*** genialidad. Alternar comedia y terror me parece de un maestro. Además bien hecho, porque te ríes de verdad. El final es un final-final, algo que no es sencillo. Y veo un trasfondo reivindicativo de la España vaciada. Este relato tiene que estar sí o sí en la antología. Muchas gracias por participar. Enhorabuena. Sigue escribiendo. Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-05 13:37:46
5
Comentario
Muchas gracias al autor/a y suerte ^^. Historia graciosa que me recuerda a pelis de fantasmas de los 80, no sé por qué. Supongo que el tono y la atmósfera creados son parecidos. Se lee en un santiamén, porque además de ser costita es amena. Te muestra el mundo de los fantasmas de una forma más cercana y familiar, aunque esto al final reste terror al relato. No he visto errores notables, aunque sí estas cosillas a mejorar: *yo era gran la víctima//Aquí un lapsus a la hora de escribir. Sería: yo era la gran víctima *y en pueblo sin nombre//Falta «un»: y en un pueblo sin nombre *pero cada luna llena el ente lo cercaba más y más//Vendría bien una coma después de «llena»: pero cada luna llena, el ente lo cercaba más y más
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-13 19:59:22
6
Comentario
Divertido relato sobre una familia que convive con fantasmas con los que su hijo juega, y ese invitado indeseado que da la nota de terror a la historia. Cuesta ver el terror en el humor, pero me parece una buena aportación. Yo, también, me imaginé a todos los fantasmas apiñados. El final, como si todavía no se ha acabado pretende ser lo más terrorífico del relato.
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