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Relato 32 - El monstruo en la cabina
2024-10-31
Presentación
En la oscuridad de la noche, una llamada desesperada desvela secretos inconfesables y un horror que nadie se atreve a enfrentar. ¿Te atreves a leerlo?
Relato
Domingo 22 de octubre de 1998, 12:37 de la noche. Afuera arreciaba el aguacero, dentro del estudio, Víctor sudaba copiosamente. Él y su invitado, el perito Ramón Rivapalacios, comentaban el último asesinato: el martes 3 de octubre, una oficinista llamada Jessica había salido tarde del trabajo; se subió a un taxi a eso de las 12:45 de la madrugada, sobre avenida Constituyentes, y quince días más tarde los restos fueron encontrados en el interior de una coladera. Ya había matado a más de quince mujeres en un plazo de solo cuatro meses. La policía esperaba pasivamente a que se detuviera, pues entre sus planes no se contaba resolver el caso. —Sí, sí, Víctor. Barajamos a distintos sospechosos, por supuesto. —Mintió Ramón. Víctor lo sabía. Los medios de comunicación habían encontrado la gallina de los huevos de oro con todo el tema del feminicida y no planeaban cesar en sus intentos de explotarlo. En esto Víctor, locutor del programa de radio Archivo Secreto, les llevaba ventaja a todos. Se había hecho de excelentes contactos durante sus años como periodista de nota roja y ansiaba ser el primero en dar la noticia sobre la identidad del asesino. Fue él quién lo nombró: «el caníbal de la media noche», ya que todas las víctimas habían sido recogidas por el mismo taxi después de las 24 horas y así mismo todas habían sido encontradas sin pedazos enteros de carne, arrancados por unos dientes afilados como cuchillos y una mandíbula que debía ser bestial. —Por favor Ramón, describe para todos los oyentes que acaban de llegar, cómo se encontraba el cuerpo de… ¿Dolores, no? Cuando llegaste a… —en la cabina de producción, Mónica empezó a hacerle señas. Parecía urgente—. Disculpa, Mónica parece tener algo importante para nosotros. Por favor, Mónica. —Si Víctor, recibimos una llamada… Una presunta víctima… —A Víctor le brillaron los ojos con sus últimas palabras. Ramón se ruborizó, indignado porque le quitaran el reflector tan súbitamente—. Ya mismo la pongo en la línea. Víctor anunció las «buenas nuevas» a todos sus radioescuchas con una sonrisa en el rostro. Tras unos segundos se escuchó el beep de la llamada. Al otro lado, una respiración agitada. —¿Bueno? ¿Con quién tengo el placer?—preguntó Víctor. No tuvo respuesta— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?—, intentaba mostrarse tranquilo. Por dentro, la emoción lo devoraba. —Hola, sí. Perdón, señor —respondió una voz femenina, aguda de soprano, tras un momento de silencio. Intentaba sofocar el llanto. Hablaba despacio y quedo—, me llamo Lucia. —Bueno, cuéntanos, Lucia. Dices haber sobrevivido. ¿Qué fue lo que pasó? —Sí, bueno señor. Yo me subí al taxi sobre la calle de Insurgentes y Sullivan, a eso de la una de la madrugada. Estuve esperando mucho tiempo… —¿Y qué estabas haciendo a esa hora y en ese lugar, Lucía? —interrumpió Víctor abruptamente. Hablaba a toda prisa. Lucia no contestó de inmediato. Tras una pausa dijo: —Yo, pues… estaba trabajando. Ya me iba para mi casa, señor. —Ah, ya. —pensó Ramón en voz alta. —Sí, sí —le contestó Víctor. Se miraron el uno al otro—. Oye, ¿Y cuántos años tienes Lucia? —Yo tengo 21 años, señor. —Okay, okay. Cuéntanos, pues. —Sí. Fue hace como una semana, señor…—se detuvo un instante. Respiro hondo— Le digo, yo ya iba para mi casa. Bien sabía yo lo que estaba pasando, todas lo sabemos, pero ya a esas horas no tengo de otra. A veces espero a que abra el metro, pero yo ya estaba muy cansada. Me mataban los zapatos, señor. Ya quería estar en mi casa. »Por lo regular nos vamos juntas dos o tres en el mismo, pero ese día yo era la única que se quería ir. Decidí arriesgarme. Como le dije, señor, me paré en la esquina de Sullivan con Insurgentes. A pesar de la hora, suele pasar algún taxi de vez en cuando. Estuve largo rato ahí, esperando con la mano levantaba, pero ninguno me quería recoger. Ya me iba a regresar con mis amigas. Entonces se orilló uno. Era un vocho bastante descuidado. El conductor era un señor muy flaco, muy arrugado y muy viejo. Me tranquilizó, parecía frágil. Incluso sin un loco matando por ahí, sigue siendo peligroso subirse a un taxi sin compañía, señor. Me acerqué a la ventana del copiloto que estaba bajada. De inmediato percibí el olor. Dentro olía rancio, dulce, picante. Olía a mi madre y a mi padre antes de ser enterrados, ahora sé que olía a muerte. Él me miró, me sonrió. Sus dientes eran muy blancos, brillaban. Tenía una mirada tierna. Le dije a dónde iba. Asintió y me abrió la puerta. No dijo una sola palabra. Entré. En cuanto me senté en el asiento de atrás, comencé a toser y a estornudar, el aroma era penetrante. Me comenzaron a dar arcadas. Me arrepentí de inmediato, pensé en bajarme, irme con las muchachas, esperar a la mañana, pero en cuanto pasaron las náuseas me di cuenta de que el coche ya estaba en movimiento. Al menos ya iba para la casa —la voz se quebró con la última palabra. Lucia ahogó el llanto con la siguiente frase—, eso era todo en lo que pensaba. »Adentro apenas entraba la luz. Las ventanas de la parte trasera habían sido cubiertas con una gruesa capa de pintura; de haberlo notado antes, jamás me hubiese subido en primer lugar. El hombre no hablaba, se mantenía con la mirada en el parabrisas; las manos firmes y huesudas en el volante. La mayor parte del viaje estuve envuelta en la más profunda oscuridad, a excepción que cuando algún que otro carro, con las luces encendidas, pasaba frente al nuestro. La primera vez que sucedió esto noté que un sudor espeso y baboso se deslizaba por los brazos y la cara del anciano. «¿Quiere que baje la ventana, señor?», le pregunté. No tuve respuesta. Ninguno de los dos habló durante un largo rato. Entonces lo escuché. Comenzó a respirar agitada y pesadamente. A cada instante que pasaba se ponía peor. «¿Señor, usted está bien?», dije preocupada. Preguntándome por qué no detenía el coche, me acerque a su lado. Mire a través del parabrisas. No reconocí donde estaba. Comenzó a boquear. Los faros de un coche volvieron a iluminar su rostro. Los globos oculares parecían a punto de salirse de las cuencas. La respiración agitada entonces se convirtió en un inquietante berrido. «¿Señor?». Volvió a iluminarse el interior del coche. Algo se movía bajo la piel del hombre. Los ojos se habían llenado de sangre. De repente, su estómago se inflamó. Los botones de la camisa salieron disparados en un instante y esta se abrió. El nauseabundo olor que encerraba el taxi se hizo aún más intenso. La luz de un vehículo en el exterior volvió a llenar la cabina —soltó un gemido de dolor. Víctor intentó hablar, pero Lucia continuó sin importarle—. El torso estaba abierto por la mitad. Dentro se encontraba anidando una criatura, chapoteando en un líquido verde. Era una masa de carne con pequeñas patas, un par de ojos coagulados y una dentadura blanca, brillante, afilada y bestial como la de un tigre. Por un instante me vio directo a los ojos. Una mirada llena de apetito. El terror paralizó mi cuerpo, fui muy lenta al lanzarme por la manija de la puerta, así que aquella criatura, poseyendo los brazos del anciano, alcanzó a tomar uno de los míos. Lo estrujo con tanta fuerza que chille de dolor. Me jalaba. Intentaba acercarlo a su estómago, intentaba llevarlo a las profundidades de ese horror. Desesperada trataba de abrir la puerta con la mano que tenía libre. El monstruo tiró de mí, abrió su boca y cerró su mandíbula en torno a mi brazo. Grite. A pesar del dolor no lo pensé, jalé. Entre sus dientes quedaron atrapados trozos de mi propia carne, el dolor casi me deja inconsciente, pero logré liberarme. Quite el seguro de la puerta. La abrí. Salte del auto, caí mal. Mi cabeza se golpeó contra el piso. Quedé inconsciente. »Tras unos minutos me desperté. En la cabeza tenía una rajada enorme. La sangre me cegaba la vista. Mi cuerpo estaba lleno de moretones y raspaduras. Mire a mi alrededor. El taxi se había estrellado contra un poste. Gente alarmada por el alboroto causado me rodeaba. Todos me veían sin intenciones de ayudarme. Las únicas señales del taxi eran las marcas de sus llantas, desapareciendo hacia la noche. No me atreví a contárselo a nadie hasta ahora. No he ido a trabajar. Nadie me ha visto desde entonces. Pero anoche, por pura casualidad, mientras cambiaba las estaciones en la radio reconocí su voz, señor. Lo recordé. Durante todo el viaje en el taxi la radio siempre estuvo encendida. El monstruo lo estuvo escuchando a usted, todo el tiempo. El estudio quedó en silencio tras las últimas palabras. Lucia rompió a llorar desconsolada. El sudor nervioso chorreaba por los poros del perito y el locutor. Víctor intentó encender un cigarrillo pero fue incapaz. Las manos le temblaban horrores. —Bueno Lucia, vaya cuánto nos has contado… —dijo finalmente con falso desinterés— ¿Y yo cómo me trago esto?—Lucia no contestó— Creo que no vale la pena seguir hablando contigo…—Víctor hizo la señal. Mónica colgó la llamada de Lucia y esta última no intentó objetar. Lo último que se escuchó de ella fue su débil sollozo— Damas y caballeros… De parte mía y de la producción les pedimos una sincera disculpa por lo que acaban de escuchar… ¡Es simplemente increíble lo que hace la gente con el afán de encontrar sus cinco minutos de fama! —inquieto busco a Ramón con la mirada. Buscaba su apoyo. Por dentro se esforzaba en negar la inquietud que el testimonio le había causado. Admitía que era una buena historia para La mano peluda, pero él apenas podía utilizarlo para dar con el tan ansiado homicida. — Sin duda Víctor…— contestó Ramón angustiado. Sabía que algo de lo que dijo Lucia era verdad. Por un instante sintió que el gusanillo de la conciencia se despertaba, pero rápidamente lo silencio: ¿Que importaba si todo era cierto? A él no le pagaban para decir la verdad. Tras seis meses de ardua investigación se atrapó al culpable. Víctor deseó que hubiesen elegido a alguien mejor parecido, pero de cualquier forma fue el primero en dar la noticia. Consiguió su medalla de oro, pero los asesinatos, por algún misterioso motivo, no se detuvieron nunca. Dos semanas después de la captura del «caníbal de la medianoche», ya se hablaba de un nuevo psicópata en la ciudad, para deleite de los espectadores, aún más sádico y sangriento que el anterior. Sugerencias de mis compañeros • Mejorar el tono del testimonio de Lucia • Darle más relevancia y profundidad a los personajes de Ramón y Víctor • Quitar algunas descripciones
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Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-31 21:02:46
6
Comentario
Autor/a. Tu relato pone de manifiesto la indiferencia del periodismo sensacionalista (otra manera de sembrar el terror). No interesa la noticia; lo que realmente se busca es la morbosidad. Lo que prima es la audencia, y sin filtro bombardean a la opinión pública con historias a conveniencia, aunque la realidad supere la ficción. ¡Suerte!,
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-31 15:49:29
4
Comentario
No sé si estoy en lo cierto, pero para que surja el terror tiene que haber algo de realismo y un golpe de misterioso horror. Aquí no convence mucho que de la barriga de un viejito surja una criatura hambrienta, y menos que Lucia -que tiene un problema con las tildes y otros pormenores- cuente de un tirón un trozo demasiado coherente de sus historia. La intención es buena, sobre todo tratándose de locutores de radio, que de seguro deben ser horribles.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-03 19:39:41
6
Comentario
Unos periodistas en busca de la exclusiva ante un asesino de mujeres en serie; una testigo, me resulta muy largo su relato. En un momento olvidé que lo está contando por la radio. El monstruo alien, ¿por qué solo ataca a mujeres? He encontrado una incongruencia: primero dice que el taxi se estrelló contra un poste, y luego que las únicas señales del taxi eran las marcas de sus llantas, desapareciendo hacia la noche, ¿se estrelló o desapareció? Confieso que no sabía el significado de coladera, y he tenido que buscarlo para saber donde encuentran a la chica.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-20 14:46:34
2
Comentario
Autor/a, vaya relato, me dejó perpleja. Es una buena narración que nos lleva a un invento que descontrola, si lo que se describe es real o un cuento. Los periodistas (el locutor) buscan las noticias sensacionales, pero en este caso, al igual que yo, quedó sorprendido con la descripción de un asesino inventado, porque, aunque lo agarraron, siguió matando, o era el suplente (se ve en películas) Te sugiero algunas correcciones: …La policía esperaba pasivamente a que se detuviera, pues entre sus planes no se contaba resolver el caso… (madre mía, qué policía tan inepta) / juntas dos o tres en el mismo (¿en el mismo qué?) / jamás me hubiese subido en primer lugar (¿?) Mejor: «en primer lugar, jamás… (Y en segundo lugar, porque por algo menciona el primero, después deberían venir el segundo y quizás tercero) / Mire (Miré) a través del parabrisas (cómo miró a través del parabrisas, si está en el asiento de atrás) / No entiendo cómo veía todo lo que estaba sucediendo en el torso del chofer / O sea, el coche chocó contra el poste y luego siguió a toda velocidad? Es obvio que no se dañó nada de la parte delantera, ni el carburador ni el envase de agua de enfriamiento. / inquieto busco (buscó) a Ramón con la mirada. Buscaba… (buscó y buscaba muy seguidos) / Y Lucía no fue a un hospital, se quedó con su brazo destrozado. Sugerencias de mis compañeros • Mejorar el tono del testimonio de Lucia • Darle más relevancia y profundidad a los personajes de Ramón y Víctor • Quitar algunas descripciones ¿O sea, fue la presentación de una obra de teatro? Autor/a, suerte con tus relatos. Sigue escribiendo, tienes pasta de escritor. La práctica es la que lo hace. Los relatos deben ser no necesariamente realistas, sino creíbles. Gracias por participar en el concurso.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-20 14:03:35
2
Comentario
“12:37 de la noche”, ¿no debería expresarse como 00:37?. “Afuera arreciaba el aguacero, dentro del estudio, Víctor sudaba copiosamente”. Creo que esta frase debería puntuarse diferente: “Afuera arreciaba el aguacero, pero dentro del estudio Víctor sudaba copiosamente”. “sin pedazos enteros de carne”, no queda clara la frase. ¿Sin músculos? “—Ah, ya. —pensó Ramón en voz alta.”, si lo pensó no debería ir entre guiones de diálogo. “Quite el seguro de la puerta. La abrí.”, si era tan fácil escaparse, ¿por qué no lo hizo antes? No resulta coherente la forma en la que le dan salida a Lucía. Aunque su historia suene inverosímil, cortar así, en seco, queda un poco ordinario. “se atrapó al culpable”. Si los crímenes continúan, ¿cómo saben que era el culpable? Obviamente no lo es. Al final creo que se cuelan unas anotaciones que quedaron pendientes. En resumen: un relato con muchos detalles para pulir. Creo que lo más interesante es el tono en el que hablan los locutores. Luego, el argumento tiene muchos agujeros y hay muchos detalles (como los comentarios finales) que se pudieron corregir con un poco más de trabajo.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-27 08:28:58
5
Comentario
Hay imaginación pero falta destreza. La chica se convierte en narradora omnisciente, lo que resulta extraño; por ejemplo, ¿cómo puede saber ella que el estómago de la bestia se llena de líquido? Falta fluidez en la prosa, abusa de diálogos, es un relato más televisivo que literario. Repite recursos, como es el caso de “dentadura bestial”. El autor falla mucho con las tildes. Y el texto no está muy revisado, lo demuestran las notas finales que se han colado o la repetición de la palabra “nadie”. Muchas gracias por participar. Sigue escribiendo. Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-27 10:53:37
2
Comentario
Una historia curiosa que combina periodistas sin escrúpulos y monstruos del tipo de "Alien". Me ha gustado la originalidad, no así algún párrafo larguísimo y denso y la gran cantidad de errores de redacción. Además, faltó revisar que al final del relato se quedaron algunas notas del autor/a que nada tienen que ver con el relato... Desde el punto de vista ortotipográfico, existen bastantes errores: se han colado varios espacios dobles; algún error de puntuación de diálogos; cierta cantidad de errores de puntuación y de acentuación (como en "Si Víctor/Sí, Víctor"), etc. El aspecto gramatical también requiere atención, por ejemplo, esa "mano levantaba/levantada". Mi puntuación será baja debido a que el relato ni se revisó bien ni pasó por una corrección ortotipográfica o de estilo, lo siento; habría requerido pasar por las manos de un corrector profesional. Gracias por participar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-03 12:17:56
5
Comentario
Muchas gracias al autor/a y suerte ^^. Historia cortita que se lee de manera fluida y a mí personalmente no me ha cansado. Interesante el asesino y también quién es realmente. La historia de la chica es interesante. Muy fantasiosa, quizás, algo que puede restarle credibilidad al asesino caníbal, pero darle un toque paranormal me gusta. Buena forma de hacer crítica al periodismo actual, que ni es periodismo ni es na, solo titulares, muchas veces no contrastados que pretenden un clickbait. Aquí cosillas que he visto a mejorar: *Hay bastantes ejemplos de la falta de comas con vocativos. Aquí un par de ejemplos: -En esto Víctor, locutor del programa//Faltaría una coma tras «esto»: En esto, Víctor, locutor del programa - Por favor Ramón//Aquí igual, coma tras «favor»: Por favor, Ramón, *—en la cabina de producción//Sería: *—En la cabina de producción * Tras unos segundos se escuchó// Coma tras «segundos»: Tras unos segundos, se escuchó *—¿Bueno? ¿Con quién tengo el placer?—preguntó Víctor. No tuvo respuesta— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?—, intentaba mostrarse tranquilo. Por dentro, la emoción lo devoraba.//Diálogo corregido: *—¿Bueno? ¿Con quién tengo el placer? —preguntó Víctor. No tuvo respuesta—. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —Intentaba mostrarse tranquilo. Por dentro, la emoción lo devoraba *Al menos ya iba para la casa —la voz se quebró con la última palabra.//Sería: Al menos ya iba para la casa. —La voz se quebró con la última palabra. *Grite//Falta la tilde: Grité * Salte del auto //Aquí igual: Salté del auto *Tras unos minutos me//Sería: Tras unos minutos, me *Lucia//Falta la tilde Lucía *¿Que importaba//Sería: ¿Qué importaba * Y esto se coló: Sugerencias de mis compañeros • Mejorar el tono del testimonio de Lucia • Darle más relevancia y profundidad a los personajes de Ramón y Víctor • Quitar algunas descripciones
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-04 11:58:14
4
Comentario
Hola autor/a. Aunque interesante en su conjunto, no veo demasiado terror en este relato. Más bien es un thirller. Se nota que le falta revisar... ese olvido de esas notas finales. Otra cosa es que justo cuando Lucía comienza a relatar, termina la escena demasiado bruscamente. Falta darle un final adecuado.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-13 18:24:42
5
Comentario
Creo que en algunos momentos el relato va cargado de buenas intenciones, pero descarrila en algunos momentos. Tiene partes interesantes como la parte donde surge el monstruo del taxista, que recuerda a una especie de body horror de los 80. Quizás esta es la parte que más me ha gustado del cuento y de la que se podría sacar mucho más partido. No obstante, creo que falta algo más para conseguir generar esa sensación de terror y que los personajes tengan una motivación más potente y creíble. Puliendo algunos elementos estructurales podría convertirse en una buena historia.
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