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Relato 22 - Carnicería López
2024-10-19
Presentación
"CARNICERÍA LÓPEZ" es un inquietante recordatorio de cómo, bajo la superficie de lo ordinario, pueden ocultarse secretos inimaginables. A través de una prosa incisiva, se invita al lector a cuestionar las apariencias y a reflexionar sobre la delgada línea entre lo cotidiano y lo macabro. Una obra que no solo busca perturbar, sino también dejar una marca profunda en quienes se atrevan a explorar los oscuros rincones de la mente humana.
Relato
El cartel de "CERRADO" colgaba firmemente en la puerta del establecimiento. Era una imagen que cualquiera en el barrio reconocería sin dificultad, dado que la carnicería había sido un pilar en la comunidad por años. Habían pasado apenas treinta minutos desde que Juan había cerrado la tienda, pero su jornada laboral estaba lejos de terminar. No era extraño que se quedara después del horario de cierre; lo hacía con frecuencia, dedicando ese tiempo a organizar los productos para el día siguiente, asegurando que la carne estuviera en las condiciones óptimas para ser vendida a la mañana siguiente. Esa noche, el desafortunado era David. No era cualquier cliente; era uno de los vecinos más queridos del barrio, una opinión que el carnicero no compartía. Aunque siempre le había caído mal, sobre todo por esa actitud alegre y despreocupada que tanto le irritaba sabía muy bien cómo ocultar su desdén detrás de una sonrisa profesional. Cada vez que David venía a la carnicería, Juan se mostraba servicial, lo suficiente como para parecer simpático sin entablar una verdadera amistad. Le recomendaba los mejores cortes de carne y conversaban sobre las disputas entre los vecinos, como la eterna pelea entre los hermanos Gómez por la herencia de la casa familiar o el escándalo reciente de la panadera, a quien habían sorprendido con el repartidor de leche, desatando rumores por toda la cuadra. Esa relación superficial, basada en una cortesía fría, hizo que David nunca sospechara que, detrás de la aparente cordialidad, Juan lo despreciaba profundamente y lo veía como una simple presa. El vecino era un hombre robusto, con un sobrepeso notable que lo convertía en una opción ideal para la labor que tenía en mente. Su obesidad, lejos de ser un inconveniente, lo hacía perfecto para los fines de Juan, quien consideraba esta característica como un valor añadido para lo que tenía planeado. La carnicería, que solía oler a carne fresca y especias, estaba impregnada esa noche de un hedor metálico: el aroma inconfundible de la sangre. En la encimera, rodeado de herramientas afiladas y bolsas de plástico, yacía el cuerpo inerte de David, despellejado hasta ser casi irreconocible. Juan, que contaba ya con cierta experiencia, lo hacía con precisión quirúrgica, estaba separando la carne de los huesos, un trabajo que siempre disfrutaba. Cada corte era meticulosamente ejecutado, como si fuera un artesano trabajando en una obra maestra, aunque esa obra fuera el cuerpo de un hombre que, hasta hace unas horas, había estado vivo. Había comenzado su macabro negocio de manera casi inocente, experimentando primero con animales domésticos. Al principio, cuando su carnicería no generaba los ingresos esperados, decidió "aprovechar" a los gatos y perros callejeros que deambulaban por el barrio, justificándolo como una forma de reducir costos mientras mantenía la calidad de sus productos. Nadie sospechaba, ya que los cortes seguían siendo frescos y la carne se camuflaba perfectamente entre las demás. Pero el gusto por controlar la vida y la muerte, sumado a su creciente necesidad de emociones más intensas, lo llevó un paso más allá: comenzó a ver a las personas solitarias o indeseables del barrio como una extensión natural de su perverso negocio. Lo que al principio fue un impulso oscuro, pronto se convirtió en un sistema meticuloso de selección. Ya solamente quedaban las piernas de David por despellejar, Juan trabajaba con rapidez. A pesar de que el tiempo apremiaba, no permitía que la prisa afectara la calidad de su trabajo. Tiraba los desechos en una bolsa de basura especialmente diseñada para la tarea; según la caja en la que venían, esas bolsas eran más gruesas de lo normal, lo cual resultaba particularmente útil, ya que impedían el paso de líquidos como la sangre. Juan no podía permitir que nada manchara el suelo de la carnicería; la limpieza era crucial para evitar sospechas. Sin embargo, mientras se movía para obtener el corte perfecto en una de las piernas de David, su pie rozó una de las bolsas, derribándola con una patada involuntaria. La bolsa, que ya contenía varios desechos, se abrió lo suficiente para que la cabeza de David rodara fuera de ella, creando una línea de sangre que avanzaba por el suelo frío. —Mierda —murmuró Juan para sí mismo, irritado por su propia torpeza. Se agachó y recogió la cabeza, que aún conservaba la expresión de sorpresa que David había mostrado en el momento de su muerte. Los ojos del cadáver, abiertos y vidriosos, lo miraban fijamente, como si estuvieran congelados en el tiempo. Aquella mirada ridícula, que tanto había molestado a Juan durante años, ahora le provocaba una ligera risa. Había algo perversamente satisfactorio en ver esa cara tan conocida, esa sonrisa que siempre consideró molesta, ahora inerte y carente de vida. Con una expresión de satisfacción, Juan volvió a meter la cabeza en la bolsa junto a las largas tiras de piel que había cortado previamente. Mientras continuaba con su macabro trabajo, su mente no podía evitar volver una y otra vez al momento en que todo sucedió. David, como siempre, había entrado a la carnicería con su típica sonrisa. Había pedido un kilo de chuletas, señalando las que quería con ese aire despreocupado tan común de él. Juan había seguido el ritual habitual: seleccionó las piezas, las preparó con cuidado y las metió en una bolsa. Luego, con la bolsa en la mano, rodeó el mostrador para entregársela. Fue ese momento el que utilizó para llevar a cabo su plan. En un movimiento rápido y preciso, sacó el cuchillo que acostumbraba llevar en una especie de soporte que tenía enganchado al cinturón. Era un cuchillo afilado y letal, se lo clavó en el pecho, justo en el centro, asegurándose de que fuera un corte limpio y preciso. No quería estropear la "mercancía". David apenas tuvo tiempo de reaccionar. En cuestión de segundos, su cuerpo cayó al suelo, inmóvil. Juan terminó de despellejar el cuerpo con una destreza casi artística. Toda la carne que había obtenido estaba ahora ordenada en dos grandes bandejas de metal. El trabajo no estaba completo hasta que todo estuviera en su lugar. Limpió la encimera con una bayeta, pero no importaba cuánto limpiara, el color rojizo persistía, transformando el paño en un objeto grotesco, impregnado de los restos de su labor. Sin embargo, Juan no se detuvo. Cogió una de las bandejas y, con las manos protegidas por guantes de látex, se dirigió al mostrador. Al llegar, apartó un pequeño cartel que anunciaba "LOMO", un detalle trivial que cobraba un tono oscuro en ese contexto. Con calma, comenzó a seleccionar diferentes cortes de carne de la bandeja, asegurándose de que estuvieran perfectamente presentados. Finalmente, eligió una tira de lo que alguna vez fue parte del abdomen de David y la colocó con cuidado en el mostrador. Pasó varios minutos más arreglando la carne, asegurándose de que todo pareciera en su lugar para cuando los clientes llegaran al día siguiente. Cuando terminó, la primera bandeja estaba vacía. Sin perder tiempo, regresó a la cocina, donde guardó la segunda bandeja en la nevera industrial, que mantendría la carne fresca hasta la mañana siguiente. Sabía que, a primera hora del día, algunos de sus clientes más fieles llegarían buscando la carne más fresca del barrio, y Juan, como siempre, estaría listo para venderles lo que buscaban, sin que ninguno de ellos sospechara de la verdad detrás del mostrador. Tras más de una hora de ordenar y limpiar, Juan finalmente decidió que era hora de marcharse. Se aseguró de que todo estuviera en su lugar, cogió las llaves y salió por la puerta trasera del establecimiento. Una vez fuera, bajó la puerta enrollable de metal que estaba grafiteada con obscenos dibujos que había aprendido a ignorar con el tiempo. Palpó su bolsillo, buscando el pequeño mando que usaba para controlar las luces del letrero de la tienda. Presionó el botón "OFF" y las luces de neón que formaban las palabras "Carnicería López" se apagaron lentamente, sumiendo la calle en una penumbra inquietante. Al caminar por las calles vacías del barrio, Juan sentía una extraña calma. Había hecho lo que necesitaba hacer, y ahora solo quedaba esperar. Sabía que nadie sospecharía de él. Después de todo, era un hombre respetado en la comunidad, un carnicero que había servido a sus vecinos durante años. ¿Quién podría imaginar que, detrás de esa fachada de hombre trabajador y servicial, se ocultaba una mente retorcida y perversa? Para Juan, todo era un juego de control. Mientras los demás seguían con sus vidas cotidianas, él mantenía su pequeña carnicería, donde cada corte de carne era una oportunidad para ejercer poder sobre los demás. David había sido solo una víctima más, una pieza en el rompecabezas de su vida secreta. Y mañana, cuando los vecinos vinieran a comprar su carne fresca, él estaría allí, con su sonrisa habitual, esperando para atenderlos. La noche envolvía el barrio en un silencio profundo, roto solo por el sonido de los pasos del carnicero al alejarse. Al día siguiente, todo sería como siempre. La carnicería abriría puntualmente, y los clientes entrarían, ajenos a lo que había ocurrido entre esas paredes la noche anterior. Pero Juan lo sabría.
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Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-20 10:59:04
7
Comentario
Me ha gustado el cuento porque soy amante del gore y no hay nada que me guste más que un buen descuartizamiento. En la historia justificas porque Juan empezó, primero, a servir carne de perro y gato, y luego de humano. Me parece un punto muy positivo el que no lo hayas atribuido a la maldad o a la locura del hombre. Quizá habría estado bien que odiara un poco más a Juan o que hubiera algo más personal entre ellos, pero tampoco me ha parecido inverosímil o gratuito que él sea el elegido para pasar a formar parte de la comida que ofrece el mostrador (además, es de listos comerse al gordito). Me ha parecido que está muy bien escrito, el estilo es casi impecable. Por tu manera de escribir, se nota que lees. Sin embargo, me parece que el final es demasiado simple. La sensación que me ha dado es de que no hay final, simplemente una descripción de lo que Juan hace para ganarse la vida. Además, el carnicero que mata a personas no me parece un tema tan original como para que todo el cuento se sostenga sobre eso, creo que una vuelta de tuerca en el desenlace habría hecho de “Carnicería López” un gran cuento que, de momento, desde mi punto de vista, se queda en correcto. Hago todas estas observaciones con la intención de construir, ¡que tengas suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-24 09:26:58
9
Comentario
Muy fan de este relato. Me ha encantado la ejecución y las descripciones de este psicópata adaptado. Soy fan de lo macabro y, a pesar de ser un tema común, ha sabido sacarle partido con las descripciones y a la naturalidad con la que el carnicero comete y oculta sus crímenes.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-25 11:32:50
5
Comentario
Autor/a tu historia tiene potencial, un ciudadano cualquiera, un vecino del barrio amable y servicial, pero que es un psicópata asesino. No obstante, el resultado de tu trabajo es un relato plano, con repeticiones y justificaciones que merman el siniestro misterio que se vislumbra desde el principio del texto. El final sin un giro inesperado que derive en una sorpresa queda vacío. ¡Suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-25 16:42:18
3
Comentario
Veo algunos detalles que señalo, por si al autor le parecen útiles para mejorar su relato. En el primer párrafo “firmemente”, tal vez no sea el mejor adverbio para el cartel de cerrado. Recomiendo, como muchos antes que yo, evitar los adverbios terminados en mente. Es un lindo ejercicio, que mejora la prosa, sentarse con tranquilidad a eliminarlos uno por uno, sustituirlos por una descripción más prolija. Luego, en el segundo párrafo hay dos gerundios (ando) muy pegados. También se repite “siguiente”. En el tercer párrafo, luego de irritaba, falta una coma. En la oración siguiente sobra la primera coma. Pienso que el razonamiento de que una persona obesa es ideal para un carnicero que planea faenarlo, es simplista. Podría funcionar para cualquiera, pero no para un carnicero, que debería saber sobre que su mejor carne es la que no tiene un porcentaje alto de grasa en el cuerpo. El razonamiento de que es mejor faenar a un gordo, no es muy iluminado. No creo que sea así. Seguramente un carnicero tendría mejor ojo para elegir. El tiempo del relato fluctúa en forma extraña. Al principio David era el vecino que charlaba con el carnicero, de golpe ya está muerto. El autor debería cuidar este tiempo verbal, quizás tan solo agregando al principio que David ya está muerto. El final me deja sabor a poco, me hubiera gustado alguna sorpresa o un giro de tuercas. Siempre pienso lo mismo cuando termino de leer un relato. ¿De qué trata? De un carnicero que vende carne humana. Parece poco que el argumento pueda resumirse a menos de un renglón. De cualquier forma, se ve una gran imaginación que necesita más trabajo. Espero este comentario sirva para aportar algo en mejorar el texto.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-28 18:12:36
6
Comentario
Contiene un suspenso interesante que no conlleva al susto que esperamos sentir al final. Solo hace que, desde ahora en adelante, sospechemos de la carne fresca en cualquier carnicería, lo cual ya es algo...
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-30 10:15:50
5
Comentario
El argumento es demasiado simplista, se carga al cotilla del pueblo para vender su carne a los vecinos que había criticado, sin más. Las descripciones son buenas. El relato está bien escrito, fluye y no te pierdes, es más allá de las repeticiones (al principio, todo, calle, demás/más…). Muchas gracias por participar. Sigue escribiendo. Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-01 19:09:44
6
Comentario
Tiene buen ritmo y se dela leer con facilidad, pero me parece que el relato solo trata de donde saca su carne un carnicero de barrio. Quizá le falta un giro final para darle más emoción al relato. Me pregunto, ¿no se extrañará la gente del barrio de no vera David si era tan conocido? ¿Se dedicaba a matar a su último cliente del día?
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-16 12:25:44
6
Comentario
Muchas gracias al autor y suerte ^^. Relato corto pero contundente, pues muestra la trama sin rodeos. Es un ejemplo de que cualquiera puede albergar un psicópata asesino en su interior. Hasta aquella persona que conocemos de toda la vida y que nos sonríe de manera cálida. Me ha recordado a Sweeney Todd y a una peli que se llama Delicatessen. Spoiler: La parte en donde despelleja al robusto David es impactante y pone la piel de gallina. Lo único que me ha chirriado un poco es pensar en lo fácil que consigue atraparle. Si la carnicería está abierta será a una hora en la que la gente vaya a ella de manera recurrente, por lo que lo apuñale y se lo lleve es difícil sin que lo pillen o alguien los oiga. También el hecho de que el hombre que sirve de alimento, se describe como alguien muy gordo, así que debe de pesar demasiado como para que alguien pueda moverlo solo. Aquí algunas cosillas que he visto que creo que no están bien: *Esta frase no está bien enlazada: Juan, que contaba ya con cierta experiencia, lo hacía con precisión quirúrgica, estaba separando la carne de los huesos, un trabajo que siempre disfrutaba. Quizás así se leería mejor: Juan, que contaba ya con cierta experiencia, lo hacía con precisión quirúrgica, separando la carne de los huesos, un trabajo que siempre disfrutaba. *Faltaría una coma después de ¡irritaba”: Aunque siempre le había caído mal, sobre todo por esa actitud alegre y despreocupada que tanto le irritaba sabía muy bien cómo ocultar su desdén detrás de una sonrisa profesional *Aquí creo que faltaría un “como” después de suficiente: La bolsa, que ya contenía varios desechos, se abrió lo suficiente para que la cabeza de David rodara fuera de ella,
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-20 14:34:11
4
Comentario
No encuentro el terror en este relato. Está muy bien narrado, hilado y se llega hasta el final buscando el misterio, pero no aparece. Está bien escrito, pero plano, no hay suspenso ni un final impactante. No vi errores ortotipográficos. «Cuando terminó, la primera bandeja estaba vacía» (¿cuál bandeja?) Esta frase interrumpe la lectura. Autor/a sigue escribiendo, que la práctica lo hace todo. Gracias por participar en el concurso.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-27 10:46:21
2
Comentario
Una historia cuyo protagonista es un carnicero-psicópata. Me ha parecido más un "thriller" que un relato de terror. Además, está escrito de manera que todo va siendo explicado de manera sucesiva, paso a paso, sin sorpresas. He echado en falta más "pulso". Me ha recordado a cómo escribe una IA, la verdad. He visto también una incoherencia: primero, "el cuerpo inerte de David, despellejado hasta ser casi irreconocible", pero luego, "Ya solamente quedaban las piernas de David por despellejar". El aspecto ortotipográfico está cuidado, se agradece. Por otro lado, hay acumulaciones de adverbios acabados en "mente" que densifican la lectura, algunos gerundios incorrectos (como, p. ej., el gerundio de consecuencia "desatando rumores"), etc. Le habría venido bien una corrección de estilo por parte de un corrector profesional para pulir ese tipo de detalles. Gracias por participar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-10 12:34:48
6
Comentario
Me ha gustado el relato, fácil de leer y ligero, y con una premisa interesante. He echado en falta desarrollar un poco más las motivaciones del carnicero, no hacia su víctima sino a sus actos. Achacarlos únicamente al aumento de costes y falta de carne me parece un poco simplista. También me habría gustado alguna escena más elaborada del descuartizamiento de la victima, o saber que desangró a la victima aún viva para tener la mejor calidad de la carne. Algo así para aportarle el punto de Terror que le falta al relato.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-13 20:06:48
4
Comentario
Hola, autor/a. Al leer el relato, con solo el título y las primeras líneas es fácil adivinar que encontrarás a continuación. La sorpresa es nula y por ello he sentido en falta una vuelta de tuerca, alguna escena terrorífica de verdad y no un relato plano que me ha hecho pensar en cierta película alemana con un argumento muy parecido o en un musical de Sondheim.
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