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Relato 11 - Bajo el bisturí
2024-10-04
Presentación
Imagina despertar en una habitación fría y desconocida, con el cuerpo paralizado por el miedo. Cada sombra te susurra horrores, cada sonido te hiela la sangre. No sabes dónde estás ni cómo has llegado allí. Solo sabes que algo terrible está a punto de suceder.
Relato
Bajo el bisturí: «Ilustrísima Señoría, miembros del jurado. En este alegato final, quiero repasar y recalcar la importancia de la severidad de la sentencia, ya que nos encontramos ante un caso de extrema gravedad: un acto de violencia brutal que arrebató la vida a un ser humano. La acusación sostiene que el acusado, Diego Galván, es responsable del homicidio con violencia de Carla Ascensio. Las pruebas que hemos presentado demuestran, sin lugar a dudas, que el acusado actuó con premeditación y alevosía, infligiendo un sufrimiento innecesario a la víctima. Las evidencias forenses reconstruirán el trágico suceso y señalarán directamente al acusado como autor del crimen. El macabro hallazgo del cadáver y sus restos nos relatan un sufrimiento y una tortura inhumanos. Un acto descorazonador que sin duda debe tener un castigo ejemplar. La víctima, una joven querida y respetada en su comunidad, con una carrera prometedora, fue denunciada desaparecida por su familia el uno de noviembre. Cuatro días después, se encontró su pierna en el vertedero de su ciudad. Unos días después, su mano en un contenedor urbano. Poco a poco, la policía consiguió cerrar el cerco en torno a su vecino. Tras su detención, se encontraron restos de su cadáver mutilado en el domicilio de Diego Galván. La autopsia reveló la brutalidad del ataque y detalló la violencia ejercida sobre la víctima y la agonía que padeció antes de morir. Las pruebas muestran un concienzudo y detallado desmembramiento de la víctima. El acusado ha demostrado tener extraordinarios conocimientos médicos y de fisionomía, y una cuidada preparación para tormento de su víctima. No solo se preocupó de comenzar mutilando extremidades no vitales. También le extrajo órganos prescindibles. Se aseguró de aportar la medicación necesaria para mantener con vida a la víctima y, lo que es peor, en pleno uso de sus facultades mentales. El extenso informe de autopsia, uno de los más largos y duros en mi carrera, concluye que la víctima fue secuestrada el uno de noviembre. En ese momento le cortaron las dos piernas. Sin embargo, las pruebas indican que su corazón se detuvo el cinco de noviembre. Durante cuatro días completos, es decir, noventa y seis horas. El acusado fue capaz de amputar tres extremidades de la víctima, cuatro órganos internos, las cuerdas vocales, los ojos e incluso partes del cerebro, y mantenerla con vida durante cuatro días. Se hallaron multitud de restos de medicamentos en la sangre de la víctima, así como drogas ilegales. Se concluye que el cóctel administrado tenía como objetivo mantenerla consciente durante esos días. —Disculpe, letrado, hacemos una pausa para que dos miembros de la sala, desmayados, se recuperen. Gracias. — Lo entiendo perfectamente. Trataré de ser menos gráfico e ir acabando. Como les decía, para que se hagan una idea de la brutalidad de este caso. En el momento de su secuestro, la víctima pesaba sesenta y dos kilos. Cuando murió, los restos recuperados de la víctima pesaban veintiocho kilos. Hasta ahora hemos recuperado catorce kilos más de restos en contenedores de la ciudad y otros cinco de la nevera del acusado. Ni siquiera la familia de la víctima podrá enterrar su cuerpo al completo. Entre los restos hallados, tenemos varios órganos de la víctima, todos cuidadosamente extraídos y limpiados. También se encontraron restos de desinfectantes y productos para eliminar los restos de sangre. Estos mismos productos químicos se hallaron en la mano derecha, el único miembro que no fue amputado. Todo parece indicar que Diego obligó a Carla a palpar y coger sus órganos, incluso a sentir cómo realizaba las atroces acciones. En el material gráfico presentado han visto la camilla de tortura utilizada por Diego. Una camilla que utilizaba para atarla e impedir que escapara. Tres de los espejos estaban anclados a la camilla, lo que permitía a la víctima observar siempre lo que se le hacía. Aunque no tenemos confirmación directa. Dadas las evidencias y, sobre todo, las sustancias alucinógenas encontradas en el cuerpo de Carla, es muy probable que el asesino la obligase a participar en estos actos. Sin ser consciente de las automutilaciones que se estaba produciendo. Seguramente la torturó obligándola a extraerse algunos de sus órganos e incluso a sujetarlos y admirarlos una vez extraídos. ¿Se imaginan la sangre fría que se necesita para cometer este acto de infinita maldad? ¿Lo degenerado de la mente para poder soportar estas visiones? ¿Para planificar y ejecutar todo este macabro plan? El acusado, Diego Galván, que está aquí sentado, no parece un monstruo. Es joven, atractivo, tiene un buen físico y es bastante inteligente. Su obra es, sin duda, un trabajo maestro. La obra de un médico brillante cuya carrera se vio truncada tempranamente. No es únicamente este el motivo de su desprecio por la vida humana. Tenemos que buscar sus motivaciones y su especial sadismo en el análisis de su psique que se ha realizado aquí. Pero esas motivaciones no pueden justificar su maldad extrema. Según la investigación, se valió de su atractivo para atraer a la víctima a su domicilio la noche del uno de noviembre. Esa misma noche, procedió al secuestro. Un pequeño error, un leve descuido, condujo a su investigación y detención. Como han visto, la investigación policial ha hallado más que suficientes pruebas incriminatorias para no albergar duda alguna. Señoría, miembros del jurado, la acusación está convencida de que las pruebas presentadas demostrarán la culpabilidad del acusado. Solicitamos que se haga justicia en nombre de la víctima y que se imponga la pena máxima prevista por la ley para este tipo de delitos. La sociedad no puede tolerar actos de violencia tan atroces; jamás se encontrará castigo suficiente para el acusado. Pero confiamos en que se imponga el máximo castigo posible. Nos encontramos ante un monstruo». Diego acabó así su relato, reforzando la última frase. Celia lo miraba con expresión de terror, mientras luchaba por respirar a través de la mordaza que le había colocado. Estaba empapada en sudor y lágrimas, y no había dejado de sollozar durante todo el relato de Diego. Diego la observó unos instantes, se le veía pletórico. Estaba contento. También sudaba, había representado de pie su fantasía del juicio, exagerando los movimientos del abogado que representaba. —... y así es como me imagino el juicio si me hubiesen pillado —se echó a reír ante la atónita mirada de Celia. —Soy muy fantasioso, lo sé, pero ya nos iremos conociendo más. —Ahora quiero que conozcas a Carla. Se levantó y trajo varios recipientes herméticos de la cocina, que abrió poco a poco mientras seguía hablando. —Cuando te mudaste hace unas semanas, me pareció tan curioso que vuestros nombres tengan las mismas letras —dijo mientras sacaba unos dedos del primer recipiente—. ¡Incluso comienzan y acaban por la misma letra!, es como si el destino me hablase. Tenéis la misma edad, el mismo peinado... Dios, es que hasta vistes prácticamente igual cuando vas al gimnasio los martes. —Sonreía mientras retiraba lo que parecía un corazón humano del primer tupper. Celia sentía un fuerte olor químico que le hacía arder los ojos. Diego le acercó aquel órgano frente a ella. Quería girarse y escapar de allí, pero solo le permitían girar el cuello. Estaba mareada, le costaba enfocar la vista y, en ocasiones, tenía la sensación de que se iba a desmayar. —Y bueno, solo quiero que sepas que eres muy bella. Si no, no te habría elegido. Y que lo siento, ha sido el destino. Te prometo que tendré cuidado. Esta vez abrió con cuidado un segundo recipiente cuadrado con bastante escarcha. De su interior retiró un bulto envuelto en papel metálico. —Mira, es la esencia de Carla, su joya. Celia vio horrorizada lo que desenvolvía ante ella: se trataba del útero y los ovarios de una mujer. Celia sintió el ácido que le subía desde el estómago hasta el esófago y, finalmente, a su boca. La mordaza aguantó el embiste de su vómito y notó cómo sus fosas nasales se inundaban de vómito. Se ahogaba, lo notaba al llegar a la garganta y bajar por la tráquea. —Mierda, Celia, mierda— Diego peleaba con la mordaza para quitársela. Forcejeando con un cuchillo de cocina consiguió cortarla y Celia pudo vomitar. Le costaba respirar y se ahogaba, no podía parar de toser y expulsar restos de su bilis. Inhalaba aire para tratar de respirar y para tratar de calmar el ardor que notaba en su tráquea y pulmones. En cuanto recuperó un poco el aliento, aprovechó su oportunidad para pedir ayuda. —¡Ay!— Su grito ronco apenas duró unos segundos antes de toser con fuerza y volver a escupir vómito. —Cálmate, Celia, cálmate. —No tienes por qué sufrir, me encargaré de que no haya dolor. Diego intentó calmarla. Su nuevo vecino. Bueno, en realidad ella era la vecina nueva desde hacía tres semanas. Había coincidido con él en multitud de ocasiones, pero no le había parecido raro hasta ese momento. Ahora se lamentaba de lo estúpida que había sido al dejarse engatusar y aceptar esa cerveza. Su último recuerdo era dar un sorbo a una cerveza extranjera de sabor extraño; ahora se encontraba atada a una silla de cocina. No sabía qué hora era ni escuchaba la fantasía de este loco. Tenía el regusto aún amargo del vómito en la boca. Parecía lo único real en aquella pesadilla. ¿Esto era real? Tenía que ser una pesadilla o una alucinación tras tomar aquella cerveza. —Por favor... No me hagas daño. —Diego se echó a reír ante su súplica. Le acercó un vaso de agua, y ella pudo beber y calmar el ardor de su garganta. —Necesito que estés tranquila, Celia. La historia que te acabo de contar... es en parte cierta. Celia escupió el agua y volvió a tratar de soltarse. —Tranquila, tranquila. Ahora te voy a hacer un cóctel para que te vuelvas a sentir bien. —Diego la agarró por la espalda y la arrastró hacia atrás. Hasta ese momento, Celia no se había dado cuenta de que se encontraba en una silla de ruedas. «Cada mujer es un mundo, cada cuerpo una obra de arte, y en mi taller puede pasar de todo». —decía Diego mientras la empujaba a otra estancia. No se encontraban en un piso, se habían adentrado en una gran estancia. Había una gran camilla segmentada en el centro y multitud de estanterías con cuerpos y órganos que no podía identificar. Había una gran lámpara quirúrgica sobre la camilla y parecía que todo estaba listo para una operación. Las paredes estaban repletas de pósteres médicos e imágenes de deportistas desnudos. En una esquina parecía haber títulos médicos. —Déjame ir... por favor. —Le costaba hablar, pero solo quería salir de allí o despertarse de una vez. —Celia, mi trabajo ya ha empezado, es tarde para eso. —Diego le acarició una pierna hasta la rodilla mientras sonreía. Celia bajó la mirada y vio con horror que le faltaba la pierna derecha hasta la rodilla. Diego ya había empezado. Su mundo se derrumbó. Durante unos instantes, la periferia de su visión se oscureció y sintió frío, pero rápidamente le vinieron arcadas y volvió a regurgitar la poca bilis que aún tenía en el cuerpo. Se derrumbó y rompió a llorar mientras notaba que unos brazos fuertes la levantaban de la silla. No tenía fuerzas para luchar. La luz del techo la cegaba, la camilla era dura y fría al contacto con su piel. —Por favor... —suplicó entre lágrimas— —¿Sabes cuántos músculos tiene el cuerpo, Celia? Escuchaba la voz de Diego en la lejanía, pero aún no era capaz de componerse y recuperar el control de su cuerpo. —Seiscientos treinta y nueve que usas voluntariamente y otros doscientos que no sabes ni que existen, pero te mantienen viva. ¿Alguna vez te planteaste la biología mínima viable del cuerpo humano? —¿Eh? —Celia seguía llorando y huyendo de la fuerte luz quirúrgica. Notó un pinchazo en el brazo, le estaban poniendo una vía en el brazo. —Pues yo sí. En mi carrera no tuve la oportunidad de llegar al límite y, aunque mis operaciones llegaron a salvar vidas, me consideraron un extremista. «extremista». Empezaron a cambiar de carrera, pero al poco tiempo encontraron la forma de denunciarme por mala praxis. Y destruirlo todo. Celia comenzó a sentir un frescor en el brazo izquierdo, de ahí se extendió a todo su cuerpo. Recobró la lucidez y, en pocos segundos, fue terriblemente consciente de su situación. —Diego, perdóname, déjame salir, por favor. No me hagas lo mismo que a la otra chica... —La otra chica... —le interrumpió Diego—, es Carla. Miró hacia dos grandes congeladores que había en un lateral de la sala. Hizo una pausa larga, como si le estuviera dando vueltas a los recuerdos. —Desgraciadamente me quedé sin uno de los opiáceos que usaba. Una de las artes que es imprescindible manejar es la correcta mezcla de medicación y... Bueno, da igual. Ahora tengo de sobra para varias semanas. —¿Qué piensas hacer conmigo? ¿Lo que me has contado es cierto? Diego sonrió hacia ella. —Todo. Y ahora vamos a comenzar. Celia lo observó atemorizada mientras él recogía una cortadura de huesos y la dirigía directamente a su brazo. Sin anestesia ni preparación alguna. Intentó gritar, pero su voz se le ahogó en la garganta. La hoja de la sierra se le clavaba en la piel. Celia abrió los ojos. La luz blanca y fría de la sala de recuperación la cegó por un instante. Parpadeó, intentando enfocar la visión borrosa. Sintió el metal frío de la camilla bajo sus dedos, el olor antiséptico que le revolvía el estómago. Diego no estaba. Un silencio sepulcral reinaba en la habitación. Intentó incorporarse, pero un dolor agudo en el costado la obligó a quedarse quieta. Observó su cuerpo. Las vendas manchadas de sangre le cubrían el torso. ¿Había terminado? ¿La había dejado ir? De pronto, un sonido metálico la sobresaltó. Unas tijeras cayeron al suelo, rebotando con un tintineo siniestro en algún lugar de la sala. Comenzó a recordar, el fuerte dolor que había sufrido, la apendicitis, la intervención de urgencia,... Todo volvió a su mente lentamente. Había tenido una pesadilla horrible relacionado con todo esto durante la operación, y terriblemente vívida... Quería incorporase, intentó pedir ayuda, pero su garganta estaba tan seca que sus palabras se ahogaron. ¿Por qué seguía sola? ¿Dónde estaban las enfermeras? ¿Y su familia? Se incorporó sobre la camilla a duras penas, pero había algo raro. No notaba sus pierdas, y estaba tapada por una sabana quirúrgica. Empezó a hiperventilar, y agarró con fuerza la sábana para descubrirla. Le faltaba la pierna derecha. — Tranquila, Celia — dijo un hombre con una voz fría. — Hay algo que debes saber, parece que hemos cometido un grave error en el quirófano. Celia reconoció la voz. Era el Doctor Diego.
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Valoración Relato
2024-10-08 16:14:17
4
Comentario
Una historia truculenta con un médico carnicero psicópata como protagonista. Buen ritmo, buenas descripciones, un buen giro cuando acaba la carta, angustia continua... Bien hecho. En el aspecto ortotipográfico, se distinguen dobles espacios, hay muchos errores en la puntuación de diálogos e incisos, algún error de mayúsculas, algún dedazo de teclado ("pierdas"), etc. Una corrección de estilo habría pulido la cantidad y cercanía de adverbios acabados en "-mente", muchos posesivos prescindibles con partes del cuerpo, alguna repetición de palabras cercanas (como esos "empezado"), expresiones mejorables, gerundios incorrectos, etc. Si el texto hubiese estado corregido, con corrección de estilo más ortotipográfica que hubiesen evitado los continuos tropiezos que he tenido durante la lectura, habría puntuado alto. Gracias por participar.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-08 20:41:49
6
Comentario
Estimado autor/a, Enhorabuena por el giro de guión a mitad del texto, realmente es inesperado y sorprende. Tu forma de escribir y el ritmo del texto enganchan y dan ganas de seguir leyendo. El problema es que al final SPOILER introducir un sueño me parece un poco tópico y no queda claro lo que ha pasado realmente, aún así me parece un buen trabajo que podría dar para un relato más largo con tu forma de administrar la información para sorprender y enganchar. Un par de detalles serían que no veo muy creíble lo de la automutilación y extraerse los propios órganos y que el párrafo donde explica porqué ha elegido mutilar personas no se entiende muy bien (“Empezaron a cambiar de carrera, pero al poco tiempo encontraron la forma de denunciarme por mala praxis. Y destruirlo todo”) En cuanto a estilo y ortografía: Tupper es marca registrada, o lo colocas entre comillas o lo cambias por túper o táper. Cuando Diego dice que los nombres tienen las mismas letras debería decir que tienen el mismo número de letras. Para terminar, repites demasiado algunas palabras, por ejemplo “víctima” o “camilla” que está tres veces en un solo párrafo. Abusas de los adverbios cabados en "mente". Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-09 20:32:15
6
Comentario
Relato que empieza con el juicio a un sádico médico. En su exposición dice que entre otras cosas le extirpa los ojos, pero luego, explica que tenía tres espejos en la camilla para que la víctima observara siempre lo que se le hacía. Me parece una incongruencia. Si vas a sacarle los ojos, ¿para qué pones los espejos? El relato engancha y tiene buen ritmo. Sientes la angustia de Celia. SPOILER : ¿De verdad es un grave error o el doctor Diego es el sádico psicópata que nos presenta al principio?
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-10 14:24:02
6
Comentario
Muchas gracias al autor/a ^^. Este relato me ha dejado mal cuerpo, la verdad. Es muy explícito y está muy bien narrado. Lleno de descripciones muy completas que crean una atmósfera oscura, sádica y siniestra que te atrapa y no te deja escapar. Creo que está bien escrito. Solo he visto un punto que no debería de estar allí. Quedan bien los giros o los cambios de escenario. Tres distintos, que te hacen volverte más loca y estar más desconcertada. El final deja claro que Diego sí es un psicópata y que lo que le ocurre a la pobre Celia no ha sido un error sin más, pues menudo error ir al hospital y que te corten una pierna…
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-11 17:12:10
4
Comentario
El relato comienza bastante ágil, el autor tiene un estilo trabajado y se nota. Al principio creo que da demasiadas vueltas en torno a los detalles de la tortura, sin dudas para generarle sentimientos fuertes al autor, pero corre riesgo de aburrirlo. Encuentro algunas oraciones a medias, que deberían revisarse. Doy ejemplos: “Su nuevo vecino. Bueno, en realidad ella era la vecina nueva desde hacía tres semanas”. ¿Cómo sabe que las personas desnudas, en los carteles de las paredes, son deportistas? Hay un extremista en minúscula y entre comillas, que no se entiende. El final no me queda claro. Quiero recapitular: en realidad a ella la iban a operar del apéndice y toda la narración fue una pesadilla que tuvo en la mesa de operaciones. Además, le cortaron una pierna por error. No me cierra cómo de un apéndice se puede cometer la equivocación de cortar una pierna. No creo que esto sea muy posible y se adapta para que cuadre con el final del cuento. En las operaciones intervienen muchas personas. Creo que se insinúa que el doctor es en realidad un sádico que le corta la pierna a propósito. Para el final del cuento está bien, pero no parece realista. En resumen: relato bien escrito, pero que da un giro al final, sorpresivo, pero poco realista.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-12 22:40:49
6
Comentario
Perturbador planteamiento del abogado, que después resulta que es una farsa, pero el giro inesperado del auto/a nos pone en evidencia que es el recurso que el psicópata carnicero que se presenta como médico tiene para intimidar a la víctima. Claro que le plantea lo que a ella le va a hacer. Historia enrevesada, truculenta e inquietante. Sería necesario un repaso; parece que se colaron algunas palabras del borrador, porque no se entiende cual es el sentido de esta frase… ["Empezaron a cambiar de carrera, pero al poco tiempo encontraron la forma de denunciarme por mala praxis."] ["Y destruirlo todo"] ¡Suerte!
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-17 16:20:29
6
Comentario
De los dos giros que tiene el relato, me gustó mucho más el primero. La historia es ingeniosa aunque creo que le falta una capita más. Sobre todo viendo cómo repite víctima, investigación, vómito, había, brazo o pared. Muchas gracias por participar. Sigue escribiendo. Suerte.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-10-24 11:06:35
10
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Me ha encantado, cómo reflejas el miedo, el dolor de la joven, sobre todo tras la anticipación del texto inicial en el que simulas que está en el juicio. Muy buen trabajo.
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Valoración Relato
2024-10-30 15:54:01
6
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El horror en el quirófano. Queda bien la operación del salto a la realidad, como en La noche bocarriba, de Cortázar. Solo faltó que volviera a dormirse y retomar la otra pesadilla, y así intermitentemente. Uno que otro errorcillo tipográfico.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-01 14:28:58
8
Comentario
Ya nos lo enseñó una vez el doctor House: cuando se entra al quirófano, hay que escribirse en la piel "Esta pierna no", y en el otro miembro "Y esta tampoco", no vaya a ser que al cirujano le de por cortarte algo indebido. Este terror es muy sugerente, porque lo fundamental es que nunca sabemos con certeza lo que nos van a hacer en una sala de operaciones. Aunque creas que hay muchas personas que estarán al pendiente, es imposible tener absoluta seguridad en su buena praxis. Con esto ha jugado el escritor y me ha parecido una idea muy buena, y la parte en la que ha comenzado a narrarla le ha otorgado un giro brillante. Pero coincido también con mis compañeros en que tiene mucho por pulir: repeticiones de palabras, frases inconexas, errores de puntuación de guiones en diálogos y su estructuración, Mal colocación de puntos y aparte... pero todo eso se puede pulir (o serrar con un buen instrumento de tortura) para dejarlo terroríficamente espléndido, lo que el relato se merece. Enhorabuena, trabájalo, que lo vale. Salud y buenas letras.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-13 20:35:04
5
Comentario
Gracias por el relato. ¿Por qué se abren las comillas pero no se cierra en un primer párrafo? Algo habrá pasado. ¿Así se lleva a cabo un juicio? ¿Pareciera tener extraordinarios conocimientos médicos o los tiene? Tal ve sucedan algunas cosas incongruentes a como sucedería en realidad un juicio, otro ejemplo son los desmayados y qué hacer con ellos. Y frases como: es muy probable, seguramente, cuando en un juicio lo que define es la evidencia y no la suposición. Cosas que puliéndose, darían un plus al lugar donde sucede el relato. Se puede prever el giro desde el momento en que Celia despierta, lo cual le resta potencia. Además, que Diego fuera el médico se siente un poco forzado; el lector podría sospechar que esa escena del quirófano es una fantasía añadida para causar shock, pero termina sintiéndose un poco gratuito, casi como un cliché del género. Aún así, creo que el autor tiene oficio. Y que este relato puede mejorar bastante, incluso, con motivo de temática de terror, añadir un elemento sobrenatural.
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Valoración Relato
2024-11-20 14:18:40
9
Comentario
Autor/a, me parece un relato de terror, espantoso y literariamente maravilloso. La forma en que él se presenta como acusador en el tribunal y luego de detallar los horribles hechos y llegar al final con un giro impresionante, es impactante. La narración y la descripción de los hechos está bien planteada. Fácil de llegar al final como espectadores del desguace. Es aterrador. Los pedazos del cuerpo que se encontraron no se acercaban al peso del cuerpo porque el resto estaba en una nevera en otro sitio, es un gran detalle de la narración. Está bien descrito, al principio y coincide con el final. «El acusado ha demostrado tener extraordinarios conocimientos médicos…». Está exponiendo ante un público inexistente, que él no es un incapaz, todo lo contrario, cercenó a su víctima y la conservó con vida, ¡es un gran cirujano! No es acreedor de mala praxis, ¡¡es perfecto!! Autor/a, este sí que es un relato de terror, que te lleven al hospital por una apendicitis y te descuarticen. Es obvio que el médico es un loco torturador y asesino. Claro, la secuestró y la llevó a otro sitio. Hay una contradicción: él la invitó a una cerveza, donde ella piensa que le echó algún medicamento extraño, pero al final fue al hospital por una apendicitis. Al guardar el útero y los ovarios de forma tan especial denota que su psiquis no acepta su parte femenina. Además del trauma desarrollado cuando estudiaba. Algunas correcciones que sugiero: —¡Ay!— Su… (la raya va pegada de S, de la intervención del narrador) / …pero solo le permitían girar el cuello (le permitían o le permitía, es solo Diego, o las ataduras, suena extraño) / Gracias. — (las rayas del diálogo no se cierran) / su cuerpo al completo (debería ser: su cuerpo completo) / monstruo» (cierra comillas, pero no se sabe dónde se abren) / Diego intentó calmarla. Su nuevo vecino. (Quizás aquí quedaría mejor decir: Diego, su nuevo vecino, intentó calmarla…) (también debes separar el diálogo de Diego del comentario del narrador, no se entiende) / . «extremista». (con mayúscula) / —¿Qué piensas hacer conmigo? ¿Lo que me has contado es cierto? (pero si ya le había cortado una pierna, ¿qué pensaba?) / sus pierdas (piernas) / todo». —decía (no va punto) / en el brazo, le estaban poniendo una vía en el brazo. (la frase debería quedar hasta vía, hay repetición de brazo muy seguida e innecesaria, el pinchazo es en el brazo) / Empezaron a cambiar de carrera, pero al… (esto no se entiende, ¿quién comenzó a cambiar de carrera?) / observó atemorizada mientras… (yo pondría en vez de atemorizada, aterrada, que le da más fuerza) / el Doctor Diego (doctor Diego) Autor/a es un gran relato, felicitaciones. ¡Ten cuidado! no te vayas a dedicar al terror en la realidad, Dios te salve. Gracias por participar en el concurso.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-11-30 11:49:05
6
Comentario
El comienzo me ha sorprendido, al igual que el final (este un poco menos), lo que es un punto positivo. La estructura es buena y no se ven errores. Me ha gustado la manera de dar forma a una mente psicopática desde un subconsciente ajeno.
Fecha Publicación
Valoración Relato
2024-12-10 19:17:30
7
Comentario
Hola, autor/a. Me ha interesado lo que se explica en este relato. Está contando de tal manera que es fácil seguir la trama y mantiene el interés por las acciones de ese médico sádico. En este relato si que el autor busca incomodar y creo que eso es básico para que sea un relato de terror. No sirve solo con insinuar. Y sobre el final, tengo dudas de si es un sueño o no.
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