Relato 69 - LA(S) ÚNICA(S) SOLUCION(ES)

Koshima se encuentra inspeccionando el sistema de climatización del transbordador. Todo su cuerpo flota en gravedad cero, y lleva un mono caqui y unas anchas botas imantadas, que reflejan su importante posición de ingeniera  mecánica dentro de la Armada espacial.

Esta misión es de suma importancia para el planeta Tierra, ya que la expedición de su nave, la Explorer Shorai X9000, va a ser la primera que realice el primer aterrizaje en un exoplaneta análogo a la Tierra, es decir, un planeta externo al sistema solar que posee las condiciones climáticas propicias, aparentemente, para que la raza humana sobreviva dentro. La misión es de lo más complicado que se han encontrado Koshima y su equipo: han esquivado varias tormentas de asteroides, recalculado en dos ocasiones diferentes la trayectoria desde la Tierra hasta Everett (el exoplaneta mencionado) y todo ello manteniendo su temperatura corporal de forma óptima, ya que una de las etapas del viaje requirió pasar extremadamente cerca de la estrella solar que acaricia con sus rayos el planeta al que se dirigen, y los cuerpos de todos los seres vivos llegaron a alcanzar los cuarenta grados de temperatura dentro de la nave.

-Koshima. Hay un mensaje para ti.-Comenta, repentinamente, el programa automático de la nave. La mujer continúa aislando el tubo de cobre, enfrascada en su tarea. Durante un segundo, mira con curiosidad el piloto de encendido del robot automático, que no deja de parpadear. A tres años de distancia del Sistema Solar, es sencillamente imposible que haya llegado mensaje alguno. La comunicación con el planeta Tierra se espera en localizaciones muy concretas del viaje, y ahora no se encuentran en ninguna de esas localizaciones.

-¿De dónde proviene, Ex?- Pregunta la Almiranta espacial, extrañada, mientras abre la silicona con destreza.

-De la nave Explorer Shorai X9000.-Dice la nave, utilizando un tono cálido y humano. Koshima se estremece, mientras su piel se torna pálida, y su vello se eriza.

-Es imposible.-Sentencia la mujer.- ¿Es una broma de Jal?- Pregunta, ofuscada. Jal es la programadora del grupo. La escogieron por sus conocimientos de robótica aplicada, y porque, al igual que otros cien usuarios más, Jal Dacuña es muy compatible con Koshima.

En los viajes interestelares, a diferencia de los interplanetarios, la distancia se mide en años luz, lo que quiere decir que existen muchas posibilidades de que una viajera interestelar se mantenga igual de joven, mientras que la gente de la Tierra envejece a un ritmo alarmantemente rápido. Esto implica que si esta viajera regresa a su Planeta natal tras una de las misiones, es muy probable que todo su círculo de relaciones haya muerto con el paso del tiempo.

Como esta información es un shock emocional que desmoraliza a las potenciales exploradoras del Universo, lo que hace la NASA es procurar que el equipo de trabajo sea excelente, en todos los sentidos. Es decir, a parte de reunir las cualidades físicas y mentales que exigen el trabajo de un astronauta, el equipo de trabajo debe ser absolutamente afín internamente. Se genera una familia, con la que se realizará el viaje: una familia con la que cada decisión ha de ser tomada en comunidad, y por la supervivencia de todos. Para ello, se evalúan a las candidatas con todo tipo de simulaciones, y se genera un algoritmo de compatibilidad entre astronautas. Si son compatibles y muy afines entre sí, se ha formado un equipo, o como dicen en la Armada Espacial: la verdadera familia. Esto es algo que suele atraer enormemente a los tripulantes, ya que para ellos, las relaciones humanas en mitad del espacio serán, paradójicamente, más agradables que en la Tierra. Koshima es el ejemplo perfecto de esta decisión: una familia creada por la ciencia, era mucho más apetecible para una huérfana como ella que una familia creada por el azar de la Tierra. Y, efectivamente, tardó menos de un segundo terrestre en enamorarse de Jal.

-No, Almiranta.-La nave interrumpe sus pensamientos.-No es un mensaje de Jal.

-¿De quién es?-Pregunta Koshima, confundida.

-De Koshima.-Concluye la nave, indiferente.  La Almiranta palidece de nuevo.

-Eso no tiene ningún sentido.-Apunta, la ingeniera.

-Koshima, sus constantes vitales se han acelerado. Vamos a iniciar un programa de respiración asistida, para evitar alteraciones en los suministros de oxígeno. Cuente hacia atrás, conmigo, en 3, 2…

-Explorer.-Interrumpe la mujer.-Reproduce el mensaje.

-Se desaconseja elevar la frecuencia cardíaca en estos momentos.-Indica la nave.

-Recibido. Reproduce el mensaje.-Concluye la Almiranta.

-Sí, Almiranta. Mensaje de audio E-224. Reproduciendo: Saludos, Almiranta.-Koshima comienza a sudar, confundida. La voz que suena a través del reproductor es la suya propia, a pesar de que ella no recuerda haber enviado ningún mensaje anteriormente.- ¿Hemos llegado muy lejos, verdad? A estas alturas puede que pienses que sigue siendo una broma de Jal… Vamos a convencernos de que no es así. Te encuentras revisando el transbordador, Koshima. Esto es algo que Jal conoce, como cualquiera del equipo de la Armada Espacial, ya que mientras comíais, les indicaste que revisarías el canal de ventilación de la nave. De modo que el hecho de que yo conozca tu ubicación no debería sorprenderte demasiado… ¡Recuerda que no debes hiperventilar, no nos queda mucho oxígeno!- La mujer asiática traga saliva, angustiada.-Voy a decir una cosa que solo nosotras sabemos, o más bien, que tú sospechas y yo conozco, y es muy difícil que sepa el resto de la tripulación. Aunque en realidad, ya lo he dicho, ¿verdad?-Koshima golpea con fuerza la placa metálica de la nave, enfadada.- No nos queda oxígeno. Aunque ahora te encuentras revisando la ventilación, y de momento no has encontrado el escape de una de las bombonas que os permitirán volver a casa, no vas a tardar mucho en comprobar que lo que digo es cierto. Puedes ir a comprobarlo, amiga.-Koshima agarra sus botas imantadas a la pared de la nave, pulsando un botón de su traje, y se dirige hacia el compartimento, andando con pesadez sobre ellas.

Al llegar al almacén, las numerosas agrupaciones de bombonas de oxígeno ocupan todo el espacio. De pronto, el piloto automático de la nave vuelve a parpadear con una luz rojiza muy intensa, y se activan los altavoces:

-Segundo compartimento a la izquierda, Koshima.-Sentencia la voz, de forma serena. Koshima se dirige allí, extrañada. Una de las bombonas de aire se ha volcado sobre el resto, rompiendo varios contenedores. Este golpe debió de producirse tras un choque parcial con un asteroide; la familia estaba tan ocupada tratando de esquivar las piedras, que al pasar la tormenta solo repararon la parte externa de la nave. Revisar el interior de la Explorer le corresponde a ella.-Sé cómo te sientes…Sientes que has fallado a tu familia, a tu equipo….Koshima. A Jal, a Pablo, a Tom… Tanto tiempo invertido para morir unas horas antes de llegar a Everett.

-¿¡Quién eres!?-Exclama Koshima, enfadada.- ¿¡Pablo!?

-Ahora que has comprobado que no se trata de una broma, es cuando empiezas a desconfiar de tus compañeros. Has deducido que ha sido Pablo, si no me equivoco. Esa milésima de incompatibilidad os ha perseguido a lo largo de todo el viaje, ¿verdad? Pero el equipo necesita un físico, así que una simple milésima de diferencia no era tan importante para la NASA…-Comenta la voz, a través de los altavoces.

La Almiranta comienza a comprobar si existen daños en el resto del equipo.

-No te molestes…Son esas bombonas, amiga. Suponen la diferencia entre llegar a Everett y morir unos instantes antes de que vuestro mensaje de auxilio llegue a la NASA. ¿Por qué no lo calculas?

Koshima acude hasta el cuaderno y comienza a anotar la cantidad de oxígeno que se ha perdido. Acto seguido, trata de anotar las diferentes opciones que existen para sobrevivir, y golpea el aluminio de la nave de nuevo, rabiosa.

-Koshima, cada minuto que pasa es crítico…No hace falta que te lo recuerde. –Indica la voz.

-¿¡Quién eres!?- Pregunta enfadada, la mujer.

-Bueno, ahora debes de estar preguntándote…quién soy.-Repite la grabación, como si pudiera adivinar los pensamientos de la muchacha.-Koshima, he pensado numerosas veces cómo contarte esto…pero al final, la mejor manera de decirlo me parece siempre la más…

-Sencilla.-Concluye la Almiranta, aterrada por los numerosos parecidos entre la forma de pensar de la familiar voz que sale por los altavoces, y la suya propia.

-Sencilla. Eso es. Imagínate, que durante el viaje a Everett hay una alteración en el espacio-tiempo, y tu nave se convierte en la caja de Schrödinger. Imagínate, que alguien de la tripulación es el gato, y el gato acaba de descubrir que está a punto de morir, como tú, dentro de la caja. Ahora piensa…de una forma u otra, llega al mismo resultado que tú: es imposible que sobreviváis todos. ¿Qué opciones tiene? Y no me engañes, Koshima, la primera opción que se te ha ocurrido, y has descartado por ser la más inhumana, es expulsar a alguien de la familia. Así no consumirá más recursos vitales, y el resto tendréis una opción de sobrevivir.

-¡Ni hablar!-Exclama, la Almiranta.

-Ahora, imagínate, (y a esta conclusión es más difícil que llegues sola, querida), que tú no eres el gato…que hay alguien de la familia que ha descubierto esto antes que tú. Y en el mismo momento en el que descubre el escape de oxígeno, se abren un abanico de opciones: matar a alguien, ignorar el problema, o avisar al resto de la tripulación. Es entonces cuando se produce la ruptura y hay muchos mundos funcionando a la vez. Yo soy la Koshima de uno de esos mundos… soy la Koshima que descubrió a Pablo a tiempo, y lo expulsó antes de que dañara a nadie. ¡Soy la Koshima que llegó a Everett y propició la colonización de la raza humana! ¡Hay una estatua nuestra en la capital de Terramar, en Everett, en honor a nuestros avances, Koshima! ¡Soy tu yo del futuro, que ha venido a salvarte, para saldar mi deuda con mi yo del pasado! ¡Para que ambas sigamos existiendo!

-¿¡Y qué demonios quieres!?-Pregunta Koshima, desesperada.-Solo hay una solución…

-Y la has sabido todo este tiempo…solo necesitabas espacio para procesarla. ¡Que lo expulses!-Sentencia, la voz.- Pablo está en esta sala, Koshima, escuchando esta conversación. Está escondido en el cuarto compartimento a la derecha, dentro de este almacén.

Entonces Koshima escucha un ruido, y Pablo retira la enorme placa de metal tras la que se escondía. Se encuentra donde indicó la voz, mirando a Koshima con tristeza, y en su mano lleva una barra de metal plateada.

-Koshima, no la escuches. Podemos salvar a todo el equipo. Ahora los demás están hibernando…vamos a estudiar las posibilidades.

-Pablo, tú también deberías estar hibernando. Despertar a los demás solo servirá para gastar más recursos, de los que no disponemos. Tu actitud reivindicativa solo genera problemas en la familia… ¿hace cuánto que sabes lo del escape?

-Apenas unas horas…estaba tratando de arreglarlo, lo prometo.-Dice, depositando la barra de metal en el suelo.

-Entonces ya habrás hecho los cálculos, Pablo. –Dice Koshima, tirando el cuaderno al suelo, y cogiendo una de las bombonas de oxígeno, con pesadez.-Voy a tener que ordenarte que vuelvas a la sala de hibernación, muchacho.

-Pero Koshima…

-¡Almiranta!-Corrige, la ingeniera espacial.- ¡Vamos, camina!

Pablo se da la vuelta, y comienza a caminar, con las manos sobre la cabeza. Una vez llegan a la sala de hibernación, el piloto rojo vuelve a encenderse.

-Y ahora es cuando te va a atacar, Koshima. ¡Atenta!-Indica la voz. Pablo se gira, nervioso, y eleva los puños a la altura de la cara, en posición de defensa.

-Sea quién sea esa voz, no trata de ayudarte, Koshima.-Comenta Pablo, mirando a Koshima con desconfianza. Entonces ella eleva los brazos y comienza a golpear, tanteando su fuerza.

-Gancho izquierda, gancho derecha, patada baja.-Indica la voz, a medida que Pablo va ejecutando esos mismos movimientos, como si se tratara de una narradora omnisciente. Entonces Koshima se defiende de sus ataques, y en un descuido de su camarada da un puñetazo con fuerza  hacia su rostro descubierto, que se golpea en la nuca contra la mesa de mandos, quedando inconsciente mientras pierde grandes cantidades de sangre.-Buena respuesta.-Concluye, la voz.-Ahora, recoge su cuerpo y mételo en la cápsula de salida.

-Pero, no podrá conducir la cápsula a ningún sitio en este estado…-Murmura la Almiranta.

-Tienes que ponerlo en la cápsula de salida para explicar a los demás que Pablo se marchó cuando todos estabais hibernando. De este modo, el resto de la familia confiará en ti.- Explica la voz, a través de los altavoces.- Y seguirás siendo su líder. Además, la imagen de Pablo será venerada por el resto de la familia, será un mártir a los ojos de todos, porque descubrió el escape y decidió salvaros… Después, podréis llegar a Everett y colonizar el planeta. Todo esto lo hago por nosotras, Koshima. Además, las intenciones de Pablo no eran buenas. Tú misma le has visto golpear, como yo lo vi en su momento.

Koshima asiente, preocupada. Recoge el pesado cuerpo y lo arrastra hasta la cápsula de salida. Lo coloca cuidadosamente sobre la silla de mando, vistiéndole con el traje espacial. Pero algo sucede en ese momento, y la puerta de la cápsula se cierra antes de que ella pueda salir. Cuando mira por la escotilla de la ventana, puede verse a sí misma, manchada de sangre, sonriendo dentro de la sala de hibernación. La Almiranta golpea la ventana con fuerza, solicitando auxilio, pero esa versión de sí misma solo le sonríe y se lleva el dedo índice a la boca, pidiéndole silencio. Entonces, la cápsula de salida es expulsada al espacio exterior, pues la otra Koshima ha conseguido extraerla dirigiendo los controles desde el sistema de la nave. Poco después, limpia las manchas de sangre concienzudamente, y se mete en la camilla de hibernación, sumergiéndose en un largo sueño.

Mientras tanto, Koshima se encuentra en la cápsula de salida, observando el cuerpo de Pablo, ahora sin vida, sobre la silla de mando. Decide tomar el control de la cápsula, aunque es consciente de que la nave principal le lleva demasiada ventaja como para alcanzarla. Además, todos estarán hibernando hasta que lleguen a Everett, de modo que no hay nadie que le permita acoplarse a la Explorer, y para cuando despierten…la Almiranta ya estará muerta.

De forma que actualiza las coordenadas hasta el punto donde sucedió todo, y dirige la cápsula allí. Transcurridas unas horas, observa a lo lejos una distorsión extraña en la oscuridad espacial del vacío. Casi como si se hubiera abierto un agujero en mitad del espacio, un extraño color metálico rompe con la tranquilidad del Universo. Koshima disminuye la velocidad de la cápsula espacial, y se acerca al agujero, extrañada. Puede observar una abertura hacia un pequeño espacio cuadrado y metálico, que le resulta familiar. Decide acercarse todavía más, y reconoce entonces el interior del conducto de ventilación de su antigua nave. Sorprendida, se coloca el traje espacial y abre la compuerta, saliendo despedida hacia el extraño canal de la nave principal. Comienza a gatear a través de este, y escucha las voces de su familia, detrás de las paredes.

-¡No me canso de atravesar agujeros negros!-Exclama Jal, soltando una carcajada.

-Eso ya lo sabíamos…-Murmura Koshima, recordando haber tenido esa conversación anteriormente.

-Eso ya lo sabíamos…-Repite Pablo, bromeando con ella.

-Parad con las bromas…-Susurra la Almiranta, escondida en la ventilación.

-Parad con las bromas…-Dice Tom, concentrado.

-Hay que volver al estado de hibernación, familia. ¡Almiranta! ¡Esperamos sus órdenes!-Exclaman Tom y Koshima, al mismo tiempo. Entonces la ingeniera se tapa la boca, preocupada por si le han escuchado desde la mesa de reuniones, y recuerda que fue justo en ese momento cuando, unas horas antes, sospechó que había algo en los conductos de ventilación, pues oyó un extraño sonido procedente del techo.

-¡Muy bien! ¡En quince minutos os quiero a todas hibernando! Jal, prepara a las plantas del jardín para el sueñecito. Yo iré a comprobar la ventilación antes.-Dice la Koshima del pasado, sospechando que el sistema de ventilación se ha estropeado.

-¡Sí, Almiranta!-Exclaman todos, apurando la comida. Koshima se quita el casco, sigilosamente, escuchando a sus compañeros a través de las rejillas de ventilación. Entonces continúa arrastrándose por el conducto, y activa su reloj virtual.

-No puedo creerme que esté a punto de hacer esto…-Murmura, afligida.- Enviar el mensaje al sistema operativo de la nave Explorer Shorai X9000. Activar grabadora.-La grabadora del reloj se enciende:

-Saludos, Almiranta. ¿Hemos llegado muy lejos, verdad? A estas alturas puede que pienses que sigue siendo una broma de Jal… Vamos a convencernos de que no es así. Te encuentras revisando el transbordador, Koshima. Esto es algo que Jal conoce, como cualquiera del equipo de la Armada Espacial, ya que mientras comíais, les indicaste que revisarías el canal de ventilación de la nave. De modo que el hecho de que yo conozca tu ubicación no debería sorprenderte demasiado… ¡Recuerda que no debes hiperventilar, no nos queda mucho oxígeno! (…)

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