Relato 42 - Ajuste Perfecto

AJUSTE PERFECTO

 

Terminó el trabajo al despuntar la madrugada.

Sobre su mesa de trabajo, el semblante del viejo estaba tranquilo, a pesar del enorme esfuerzo que había necesitado para cerrarle los párpados. No había sido nada fácil borrar los manchones sobre el cuello que ya estaban tomando un tinte verdoso.

De no ser por las pintas rojas alrededor del iris y las manchas en la piel, cualquiera hubiera pensado que el viejo había muerto en paz en su cama, agradecido de encontrar la muerte cara a cara.

Nicole Olmedo no lo pensaba. Observó el cadáver desde el taburete quitándose los guantes de hule con destreza y comenzó a rasparse la uña del pulgar izquierdo con los dientes.

Lo había traído un joven militar pidiendo discreción. Debía entregarlo maquillado y vestido para el sepelio que se realizaría en la mañana. Tenía que hacerse de prisa, porque el cadáver venía del sur y había que enterrarlo rápido. Una pena que se haya suicidado, dijo el uniformado cuando lo trajo, le faltaba poco para el retiro.

Nicole terminó de vestir al viejo sin dejar de contemplarlo. Algunos cadáveres atraían su atención. Había aprendido a trabajar concienzudamente junto a su abuela en la funeraria que ella le había heredado. Hizo un conteo mental de los signos que había ocultado con el maquillaje en la piel del occiso. Había realizado un buen trabajo y eso le agradaba. De pequeña, antes de morir su abuelo, acompañándolo a trabajar al Cementerio Católico, había aprendido cuánto puede calmar el dolor de los deudos un buen maquillaje; sobre todo cuando las muertes no son tan diáfanas.

Una vez más, las formas y colores de las marcas desfilaron en su cabeza. El suicidio definitivamente no le cuadraba. Ni los zapatos burdeos, ni la textura añosa del uniforme, ni el número de estrellas en las jinetas con la edad del oficial que le había encargado este trabajo.

El viejo murió estrangulado, concluyó raspando con más fuerza la uña con sus dientes. Lo curioso, se dijo mientras le ajustaba la corbata, es que hubiera opuesto tan poca resistencia considerando el instinto natural de conservación, lo lógico habría sido que el hombre presentara marcas de lucha en todo el cuerpo. Tal vez aquel imperceptible puntito verdoso situado en el omóplato izquierdo del cadáver tuviera algo que ver con eso. Solo había una forma de constatar si había acertado en lo que sospechaba. Retiró el cuerpo de la mesa, lo acomodó en el ataúd y salió de prisa a la calle.

Volvió justo a tiempo para abrir la puerta al oficial que llegaba a recoger al occiso.

Buen trabajo le dijo él extendiéndole un cheque sin pedirle recibo y comenzó a empujar el carrito con el ataúd hacia la puerta. Nicole leyó el nombre del titular: José Medina. Se raspó la uña del pulgar observando con detención al oficial que retiraba el féretro en total silencio.

Nicole Olmedo interceptó al impostor antes de que llegara a la puerta. Aspiró hondo, obligando a las palabras a salir de su garganta.

—¿Por qué lo hizo?_ preguntó enseñándole un resultado de análisis microbiológico efectuado al tejido del cadáver.

El joven leyó el informe del laboratorio esbozando una tenue sonrisa: restos de succinilcolina.

—No habla mucho usted_ respondió mirándola por primera vez a la cara_ pero es bastante observadora. Supongo que se nota a leguas que no soy uniformado. ¿Podría explicarme cómo me descubrió?

Nicole asintió cruzando los brazos para evitar rasparse el pulgar entre los dientes y aspiró arrojando fuera un tropel de palabras entrecortadas:

—Sospechoso: Demasiado joven para teniente coronel. Color de calzado discordante al de la milicia. No exige recibo para rendición. Cadáver: presenta derrames en glóbulo ocular, putrefacción prematura y lividez cadavérica verdosa al inicio del cuello, sufusiones hemorrágicas en labios, manchas sobre área de pulmones e inicio temprano de putrefacción generalizada. Pinchazo en omóplato izquierdo. Marcas de resistencia en resto del cuerpo, escasas. Análisis microbiológico en tejido post-mortem: presencia de sustancia anestésico paralizante. Conclusión: asfixia por estrangulación.

—Lo dicho, es observadora usted. Tiene razón en todo_ el joven sonrió acariciando la cubierta del féretro_ Tuve mis razones. ¿Sabe? Crecí buscando justicia para mi padre. Nunca encontramos el cuerpo, pero sabíamos que lo mataron los militares. Hace diez años de eso. Usted es joven, seguro que no se acuerda ni le importa lo que nos hicieron estos desgraciados. Perros como este no respetaban nada ni nadie. Este estaba por retirarse y lo mandaron de vuelta al pueblo. Le dieron hasta una cabaña. No pudo soportar las culpas, supongo. Me buscó hace unos días el muy cabrón y me confesó en detalle como fue la cosa. Remató a mi padre de un tiro en la cabeza, y eso que eran amigos. Que fue por compasión, me dijo, para no dejarlo boqueando dentro del hoyo, para que no le palearan tierra encima mientras todavía respiraba. Fueron ordenes del teniente, me dijo llorando. Que estaba arrepentido me repitió y me abrazó creyendo que yo lo perdonaba cuando volví a verlo después de una semana.

—Entonces inyecta anestésico_ Nicole se clavó las uñas en los brazos resistiendo el incontrolable impulso de llevarse el pulgar a la boca.

—Sí, y después de tantos años le hice justicia a mi padre. Tal vez este hijo de puta estaba de verdad arrepentido, porque parecía irse liberando mientras se moría. Lo estrangulé con mis propias manos.

—Y lo trajo para ocultar las marcas.

—Ese era el plan, bien vestido y maquillado dentro del cajón, si alguien llegaba a llorar al perro, no habría sospechado nada _el joven golpeó un puño sobre el ataúd_ Lamentable que me haya descubierto, parecía un buen plan. Ahora, seguramente, va a entregarme a las autoridades.

Nicole Olmedo respondió rompiendo pausadamente el resultado del análisis frente al muchacho. Con la vista fija en el descenso de los trozos de papel que caían a sus pies, le abrió la puerta para dejarlo marchar.

No tenía intención de denunciarlo. En lo que a ella respectaba, el ajuste de cuentas era perfecto. A pesar de su corta edad, recordaba perfectamente por qué no tenía padres y por qué sus abuelos la habían criado.

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