Microrrelato 16 - Nunca sabes lo que te deparará el mañana
Había llegado el día. Tras diversos viajes cercanos, era el momento de dar el gran salto al mañana y por fin alcanzar el reconocimiento público, después de años de ostracismo y burlas.
Tenía todo preparado. Su equipaje, prácticamente inexistente, tan solo una navaja multiusos y caja con pastillas para el corazón. No necesita nada más, nada que corrompiese el futuro. El futuro estaba para ser la fuente de sus grandes descubrimientos.
Ulises entró en el cuarto de baño. Ulises entró en la bañera sin ni quitarse los zapatos. Su boca y nariz estaban cubiertos por una máscara unida a una pequeña bombona de aire comprimido. Desconocía la duración del viaje y no tenía la menor intención de ahogarse. La fecha de destino ya estaba tecleada. 21 de enero de 2218. Ahora solamente era cuestión de llegar hasta allí.
Accionó la palanca y el grifo comenzó a soltar un líquido amniótico mejorado científicamente. Ulises comprobó durante unos segundos que todo transcurría con normalidad antes de acostarse completamente en la bañera con las rodillas ligeramente dobladas por cuestión de espacio. El líquido siguió cayendo hasta cubrir en su totalidad la bañera y con ello el cuerpo de Ulises.
Ulises perdió la noción del tiempo. ¿Varios minutos? ¿Quizás una hora? Entonces, el líquido comenzó a filtrarse. Era la señal del final del viaje.
La puerta del baño se abrió tras empujarla con violencia. Ulises la había cerrado con llave. Juan se acercó a la bañera. Ulises seguía allí, la máscara seguía unida a una bombona de aire inexistente y su cuerpo seguía sumergido en líquido, un líquido que era agua y gel.