Relato 15 - Estrellas y cajas azules

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Mannssel
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por Mannssel »

Enhorabuena al autor.

De los relatos que llevo leídos (no tantos como me gustaría, la verdad) es el que más me ha gustado. Gran relato, en el que el autor nos muestra el ‘lado oscuro’ del espacio. Cuesta un poco meterse en la historia, pero una vez hecho el relato se hace ameno. Buenas descripciones, buen ritmo y personajes bien trabajados. Todo está donde debe de estar. La sucesión de acontecimientos prevén quizás un desenlace distinto, digamos que el final me ha dejado algo frío. Sin embargo, no penalizo por ello, los finales son algo muy subjetivo.

Enhorabuena otra vez y como dicen en el teatro: ¡Mucha mierda! ;-)

Puntuación 9
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Ijon T.
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por Ijon T. »

Un afectuoso saludo a todos. Bueno, pues una vez pasada la resaca del concurso, y habiendo felicitado tanto a finalistas como a organizadores (y cómo no, al resto de concursantes), como autor me atrevo a comentar algunos aspectos del relato ganador y, por supuesto, dejar abierto el hilo a cualquier comentario o critica que quisiera hacerse. No puedo por menos que sentirme tremendamente halagado de los comentarios habidos hasta ahora, algunos estratosféricos, pero lo mejor es que son sinceros (muy importante) debido al acertado planteamiento del concurso, que nos permite disfrutar –y digo disfrutar— del anonimato. Pero también dar la razón a los que, pese a gustarles más o menos, acertadamente apuntaron a un final, quizá demasiado precipitado.
Una breve reflexión: yo creo en que, las críticas, deben ser tomadas con todo respeto, y aceptarlas con toda deportividad, pues de ellas se debería aprender para intentar evitar caer una y otra vez en los mismos errores. “Bienvenidos sean los comentarios negativos, porque de ellos has de aprender a escribir”. Hay gente, y lo he visto en numerosas ocasiones (no precisamente aquí), que se las toman mal o tremendamente mal, y se afanan en defender su texto a capa y espada, o apelan a la incomprensión, e incluso a la discapacidad intelectual del lector. No, enseguida se dan a pensar en complots y envidias, y si pueden, a hacer piña con sus allegados del FB para apuñalar por la espalda al que osó hacer algún reproche a su texto. Esto es real. Y no, a mí gracias a Dios no me ha pasado nunca. Pero todos sabemos que sucede.
Eso habla muy mucho de la poca talla del escritor-a en cuestión, al que poco han de ayudar las lisonjas de amigos y conocidos si lo que quiere es depurar su técnica y prosperar. Escritores que se “pajean” mutuamente y así viven felices en su burbuja de mediocridad. Por eso no puedo por más que reiterar mis felicitaciones a los que aquí concurren. Yo, lo poco o mucho que mejoré, lo hice gracias a personas que se tomaron la molestia de leer y comentar mis numerosas faltas. Gente desconocida, que me aconsejaron a no abusar de los infinitivos, a poner bien los guiones de diálogo, a hacer las frases mucho más cortas, a estructurar mejor el texto, y a otras tantas cosas que son imprescindibles para que un día, puedas lograr llevarte una alegría en un concurso. Gracias a todos ellos, porque sin sus valoraciones, no lo hubiese conseguido. Porque no a todo el mundo tiene que gustarle lo que escribes o como lo haces, e incluso estar de acuerdo con el resultado de un certamen, bienvenidos sean siempre los comentarios negativos. Y ni el escritor más experimentado — incluso consagrado—, debe ser ajeno a ellos.
Dicho esto, prosigo ciñéndome al relato en sí:
Hay textos que se disfruta escribiéndolos más que otros, y este fue uno de ellos. Un relato que se fue cocinando sobre la marcha, es decir, sin seguir un guión previo. A partir del primer párrafo (siempre el más difícil de escribir, y fundamental para crear un rápido enganche con el lector), el texto fluyó rápidamente y me permitió regodearme en aquellos aspectos de la ciencia ficción que a mí particularmente más me apasionan. En este escenario hay influencias y pequeñas pinceladas de “Alien-aliens”, “The Thing”, “Pitch Black”, “Even Horizon”, y “Dead Space” entre otros. El nexo o idea original que en que centraría la historia la encontré, tras darle algunas vueltas, en el zoo espacial. Ello serviría de excusa para meter bichos y crear el ambiente de desasosiego sin tener que liarme la manta a la cabeza y discurrir complicadas misiones, arriesgándome a caer en clichés e ideas ya manidas, porque en ciencia ficción no es tan sencillo innovar y sorprender. El tono decadente, escatológico e híper-realista de la historia que me permitió elaborar nuevas sub-tramas y definir a los protagonistas, me lo proporcionó la lectura casual de un libro. Un libro del todo desaconsejable no ya para estómagos delicados, sino simplemente para mantener un buen equilibrio mental. Se trata de “VACAS”, de Matthew Stokoe. Si por casualidad lo habéis leído, probablemente estéis de acuerdo conmigo en que es el libro más asqueroso y enfermo del mundo. Pero me hubiese encantado estar en su día en las presentaciones del libro y escuchar los argumentos que utilizaba el autor para justificar la escritura de tal aberración sin parecer un psicópata o un enfermo mental. No obstante, y aun no pudiendo terminarlo de leer, te deja impresa tal huella que es imposible no ceder a su influencia. “ESTRELLAS Y CAJAS AZULES” (y en menor medida otro par de relatos que tengo por ahí) se benefició de ello, y aun asumiendo el riesgo de incomodar más de la cuenta y producir rechazo, me pareció que era un buen punto de enganche para el lector, presentando un escrito de un estilo escatológico poco acostumbrado en ciencia ficción (aunque recuerdo la obra “LOS OSCUROS AÑOS LUZ de Brian W. Aldiss). Otro escritor español, Alejandro Castroguer y su durísima novela “EL MANANTIAL” también reconoce una enorme influencia en su escrito de dicho libro.
Por otra parte, me auto impuse una premisa para la confección de la historia: no superar las ocho mil palabras, límite que yo considero como el más acertado para un relato corto. De hecho, este relato tiene esas ocho mil palabras justas, si mal no recuerdo. A medida que me acercaba a las cinco mil palabras, fui pensando que todas las tramas debían ir cerrándose, y no tenía una idea de cómo hacerlo. Porque había ganas de seguir escribiendo más y más, pero es mejor evitar empezar a ser redundante, evitar repetirse, aflojar el ritmo de la historia, o a meter la pata introduciendo un error (un “Jar-Jar Binks”, como yo lo defino) en cualquier punto y que se desvirtué todo el trabajo anterior. Yo estoy más habituado a escribir terror, pero me encanta la ci-fi y siempre que puedo la retomo, porque pienso sinceramente que la ciencia ficción es menos laxa, más crítica, y menos permisiva con los errores. La gente ha leído mucho, y muy bueno, pero también está de vuelta de todo. En definitiva, es todo un reto. No es fácil complacer a un lector de ciencia-ficción curtido, y por desgracia en este género casi todo está ya inventado. Así que, es cierto, el relato se va apelotonando hacia el final. Había un límite, un tope que no deseaba traspasar, y aunque introduciendo el recurso del simulacro de evacuación aún a una prudente distancia del final y dando una pequeña pista de por dónde podían ir los tiros, pues no deja de ser un cierre de circunstancias, un tanto abrupto y si se quiere, desangelado. Pero tampoco quería dedicar tres mil palabras a describir escaramuzas y persecuciones a ritmo trepidante por los recovecos de la nave, principalmente porque hubiese sido lo más fácil, y también, lo más predecible de todo. Así que decidí, dentro del tono pesimista de la historia, cerrarla dándole una oportunidad y una esperanza al único que se lo merecía, porque hay también una carga implícita, una crítica contra la sociedad y los tiempos que corren, cargados de decisiones inútiles en el mejor de los casos, y a menudo corrosivas contra los estratos más bajos, representados aquí en el “bajo vientre” de la nave.
Ya voy acabando, y para no parecer un pedante o un pesado insoportable, cierro diciendo que soy un defensor a ultranza del relato corto, y para los que nos animamos a escribir de vez en cuando aun de manera amateur, la mejor manera posible de mejorar y a la larga encontrar resultados positivos. Este formato está un poco denostado y casi todo el mundo tiene prisa por lanzarse a escribir una novela para decirse escritor, porque sienten que el relato es más de principiantes. Pero ninguna novela te puede dar la intensidad de un buen relato, por muy buena que esta sea. En el relato no se puede (debe) meter paja, se va al grano, se es más conciso en las descripciones y el escritor tiene un buen control sobre todo el texto. Vivan los concursos de relato corto, y espero no pecar de empalagoso si agradezco de nuevo a los organizadores poner su esfuerzo a disposición nuestra regalándonos esta estupenda plataforma. A ver si cunde el ejemplo…
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Saboteadora
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por Saboteadora »

Gracias por tu comentario Ijon, y por todas las reflexiones tan acertadas que haces en él. :QUE SI :clap
¡Y enhorabuena de nuevo! :bieen

¡Saludos!
Pienso, luego insisto.
Leyendo: El juego del susurrador
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gloin
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por gloin »

¡Enhorabuena de nuevo!

Muchas gracias por contarnos el origen del relato y, de paso, comentar algún libro que parece interesante (y que no he leído :bieen ).

Saludos
Lector: Kindle WiFi
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ecodram
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por ecodram »

Buenas Ijon-T, la razón de mi comentario no es precisamente para felicitarlo por su relato porque me parece de una mediocridad extremada, con una valoración por mi parte muy por debajo del 5, sino por el comentario que acaba de poner.

Una breve reflexión: yo creo en que, las críticas, deben ser tomadas con todo respeto, y aceptarlas con toda deportividad, pues de ellas se debería aprender para intentar evitar caer una y otra vez en los mismos errores. “Bienvenidos sean los comentarios negativos, porque de ellos has de aprender a escribir”. Hay gente, y lo he visto en numerosas ocasiones (no precisamente aquí), que se las toman mal o tremendamente mal, y se afanan en defender su texto a capa y espada, o apelan a la incomprensión, e incluso a la discapacidad intelectual del lector. No, enseguida se dan a pensar en complots y envidias, y si pueden, a hacer piña con sus allegados del FB para apuñalar por la espalda al que osó hacer algún reproche a su texto. Esto es real. Y no, a mí gracias a Dios no me ha pasado nunca. Pero todos sabemos que sucede.


Pienso que el éxito obtenido se le ha subido a la cabeza. ¿Cómo se atreve usted a denostar a otros autores que se han esforzado, al igual que usted, en escribir y presentar su relato al concurso? Su actitud me parece tan soberbia como deprimente. Los autores tienen todo el derecho del mundo en no quedarse de brazos cruzados y defender algo que es suyo. En esta web esto es algo prohibido y así tuve que romper una lanza en el derecho de mi libertad de expresión para que mis relatos se eliminaran del concurso.

Eso habla muy mucho de la poca talla del escritor-a en cuestión, al que poco han de ayudar las lisonjas de amigos y conocidos si lo que quiere es depurar su técnica y prosperar. Escritores que se “pajean” mutuamente y así viven felices en su burbuja de mediocridad. Por eso no puedo por más que reiterar mis felicitaciones a los que aquí concurren. Yo, lo poco o mucho que mejoré, lo hice gracias a personas que se tomaron la molestia de leer y comentar mis numerosas faltas. Gente desconocida, que me aconsejaron a no abusar de los infinitivos, a poner bien los guiones de diálogo, a hacer las frases mucho más cortas, a estructurar mejor el texto, y a otras tantas cosas que son imprescindibles para que un día, puedas lograr llevarte una alegría en un concurso. Gracias a todos ellos, porque sin sus valoraciones, no lo hubiese conseguido. Porque no a todo el mundo tiene que gustarle lo que escribes o como lo haces, e incluso estar de acuerdo con el resultado de un certamen, bienvenidos sean siempre los comentarios negativos. Y ni el escritor más experimentado — incluso consagrado—, debe ser ajeno a ellos.


Oiga caballero, observe las frases en negrita y recapacite sobre lo que está diciendo. Usted está echando por tierra a todos los autores que han participado en este concurso, y parece que solo existe usted. NO se eche usted flores con el aprendizaje adquirido (frases subrayadas), porque en los autores que participan en los concursos de esta web, no he visto esa clase de faltas de las que dice usted que adolecía. Por cierto, vaya usted rectificando la frase que precede a los dos puntos (Una breve reflexión: yo creo en que,) porque le sobra la preposición. Este error es tan de parvulitos que pienso que usted es un impostor de la literatura, que pretende marear al respetable con mucha palabrería. No, no se me subleve que se lo explico más adelante.

Por otra parte, me auto impuse una premisa para la confección de la historia: no superar las ocho mil palabras, límite que yo considero como el más acertado para un relato corto. De hecho, este relato tiene esas ocho mil palabras justas, si mal no recuerdo. A medida que me acercaba a las cinco mil palabras, fui pensando que todas las tramas debían ir cerrándose, y no tenía una idea de cómo hacerlo. Porque había ganas de seguir escribiendo más y más, pero es mejor evitar empezar a ser redundante, evitar repetirse, aflojar el ritmo de la historia, o a meter la pata introduciendo un error (un “Jar-Jar Binks”, como yo lo defino) en cualquier punto y que se desvirtué todo el trabajo anterior. Yo estoy más habituado a escribir terror, pero me encanta la ci-fi y siempre que puedo la retomo, porque pienso sinceramente que la ciencia ficción es menos laxa, más crítica, y menos permisiva con los errores. La gente ha leído mucho, y muy bueno, pero también está de vuelta de todo. En definitiva, es todo un reto. No es fácil complacer a un lector de ciencia-ficción curtido, y por desgracia en este género casi todo está ya inventado. Así que, es cierto, el relato se va apelotonando hacia el final. Había un límite, un tope que no deseaba traspasar, y aunque introduciendo el recurso del simulacro de evacuación aún a una prudente distancia del final y dando una pequeña pista de por dónde podían ir los tiros, pues no deja de ser un cierre de circunstancias, un tanto abrupto y si se quiere, desangelado. Pero tampoco quería dedicar tres mil palabras a describir escaramuzas y persecuciones a ritmo trepidante por los recovecos de la nave, principalmente porque hubiese sido lo más fácil, y también, lo más predecible de todo. Así que decidí, dentro del tono pesimista de la historia, cerrarla dándole una oportunidad y una esperanza al único que se lo merecía, porque hay también una carga implícita, una crítica contra la sociedad y los tiempos que corren, cargados de decisiones inútiles en el mejor de los casos, y a menudo corrosivas contra los estratos más bajos, representados aquí en el “bajo vientre” de la nave.


Si usted dice que se impone la premisa de no superar las 8000 palabras, es porque usted no es escritor, sino un advenedizo que juega con su verborrea. Usted no escribe lo que siente sino lo que le predican las circunstancias. Yo tengo muchos relatos escritos que no he presentado a concurso porque superan las 8500 palabras, y no pienso quitarles ni una coma, porque yo no soy ningún advenedizo. Así viene manifestándose usted sobre cerrar tramas y demás. Todo muy artificial.

Este formato está un poco denostado y casi todo el mundo tiene prisa por lanzarse a escribir una novela para decirse escritor, porque sienten que el relato es más de principiantes. Pero ninguna novela te puede dar la intensidad de un buen relato, por muy buena que esta sea. En el relato no se puede (debe) meter paja, se va al grano, se es más conciso en las descripciones y el escritor tiene un buen control sobre todo el texto.


Llegados a este punto ya me tengo que reír. Usted no sabe con quién está hablando. Mire lo que le digo, un relato corto (8.500 palabras) y una novela (mas de 40.000 palabras, tengo tres escritas) son dos mundos diferentes que no se pueden comparar. A pesar de sus palabras a su relato le sobran las primeras 3.900 palabras. Su introducción se hace insoportable. El resto, cabalga usted en su verborrea, que es lo único que tiene, llevando mil cosas a la vez. Su relato no es de ciencia-ficción, sino solo ambientado en este tema. ¿Usted sería capaz de elaborar una sinopsis de su relato? Se lo pregunto porque tengo mis dudas. Usted no me parece que sea escritor, y lo que ha practicado en este relato es lo que se llama “Escritura automática” ¿Sabe usted lo que es eso? No se lo voy a explicar, pero alguien con algo de verborrea lo puede hacer con infinidad de métodos, todos ellos artificiales.

Si usted mete este relato en la web en la que me encuentro ahora comentado relatos de 300 páginas, se lo mandan al tercer mundo. ¿Usted ha leído el relato de este concurso “La puerta de Candor”? Supera con creces el suyo. ¿Usted ha leído el relato ganador del anterior concurso de terror? Supera con creces el suyo. No, usted no ha leído nada, porque en su soberbia no ha puesto ningún comentario. Usted ha despreciado al resto de autores que han participado en esta web, quienes sin embargo, lo ovacionan. Vivir para ver, y aprender.
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Ijon T.
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por Ijon T. »

Una opinión totalmente respetable, desde luego. De todo se aprende, incluso de sus comentarios, señor Ecodram. Tiene toda la razón en decir que no comenté ni valoré ningún otro relato. Es cierto. Y también cierto es que, recién ingresado en el foro, sin siquiera haberme presentado, sentí apuros en hacerlo. Principalmente ingresé para participar, para probar suerte. Descubrí el concurso en la página de STARDUST, lugar que suelo consultar con frecuencia. Pero para el próximo certamen —al que si me es posible me presentaré—, espero poder ayudar en algo con mis opiniones y valoraciones. De ahí, a decir que yo quito méritos al resto de concursantes… en absoluto. Creo que todos habrán participado en este certamen con la misma ilusión con que yo, o usted, lo hicimos, y cada cual habrá puesto lo mejor de sí mismo en sus historias. Todos los escritos tienen sobrados méritos, cada cual en mayor o menor medida, y todos conllevan un esfuerzo que no cae en balde. Son peldaños. Peldaños que sirven para avanzar y aprender si de verdad te gusta escribir. Yo me he presentado a decenas de concursos, y como es lógico, he perdido en casi todos. De hecho, este es mi primer logro en solitario, y a buena fe que me ha inyectado esa fuerza y esas ganas que a veces parece que nos falta para seguir escribiendo. Ahora sé que no dejaré de hacerlo.
Lo más probable, es que esto mismo sea refrendado por otro concursante en el próximo certamen. Aquí hay gente que escribe aceptablemente bien y lo más importante, que tiene cosas que decir; tanto, que algunos ya han estado muy cerca siendo finalistas en otras ocasiones. Quizá la próxima vez, sea la oportunidad que estaban esperando. Ojalá. Quizá gane usted mismo, señor Ecodram. Capacidades seguro que tiene, pero recuerde que hay que ser buenecito y respetar las bases como hace todo el mundo. Disculpe, pero no me parece coherente invertir tanto esfuerzo presentando cuatro relatos nada menos, para estropearlo después, si me permite decirlo, de una manera un tanto absurda. Máxime, cuando podía esperar al final del concurso, donde por haber, hay hasta un periodo de reclamaciones. Este detalle, reconozcámoslo, hace de este concurso un lujo.
Sé que hacer un comentario o reseña de tu propio trabajo lleva implícita una carga de soberbia, pero para nada va con mi forma de ser. Aprecio muchísimo las cualidades de discreción y humildad en una persona, se lo aseguro. No obstante, no creo que sea pecado estar contento y orgulloso de haber ganado un concurso, y todo —ahí es nada— gracias a las valoraciones de otros lectores y escritores. Comentar brevemente mi trabajo justo en el propio hilo del relato, me parece más adecuado y cortés que desaparecer del foro hasta la próxima. De hecho, los administradores creo que nos animan a participar hablando y comentando los relatos (yo no he sido el primero ni seré el último), y a mi ritmo, pienso leer los que pueda de los que quedaron pendientes entre los diez primeros, y comentar lo que crea oportuno bajo mi modesto punto de vista, y siempre desde el respeto, jamás mostrando una arrogancia que en absoluto poseo.
Dice usted no quita una coma a uno de sus relatos de más de 8.500 palabras. Con ello presupongo que ya los considera perfectos, redondos. Estupendo. Ojalá yo tuviese la capacidad de decir tal cosa. A mí no me duele “podar” cuanto fuere necesario de un escrito. Yo repaso lo que escribo (dentro de mis limitadas capacidades) tropecientas mil veces. Lo hago hasta que acabo al punto de odiarlo. Y cada vez que lo he hecho, he cambiado algo. Tengo la necesidad de presentar lo que escribo de la mejor forma posible, y eso, amigo mío, no es escritura automática. Lo que más lamentaría es causar indiferencia y dejar la sensación en el lector de haberle hecho perder el tiempo (viendo las valoraciones, puedo decir que lo he conseguido, y esto es lo que me importa. ¿Puede usted hacer una sinopsis de sus valoraciones hasta que fue expulsado? Nah, es broma). Hace un montón que no releo este relato, pero estoy seguro que si lo hiciese ahora, aparte de corregir alguna errata, cambiaría bastantes cosas más que una simple coma. Y cuando leo una opinión en este foro, que del primer certamen a este ha subido el nivel de calidad, no puedo por menos que sentirme orgulloso de haber participado de ello.
Ahora bien, sinceramente le digo que un escritor de tan altos propósitos y que hace alarde de manejarse en tan altas esferas “escritoriles” (no se me enfade, esto sólo es un intento de parecer sarcástico —léase: web en la que comentan relatos de 300 páginas) pierda el tiempo danzando en modestos concursos, y cuyo objetivo principal, creo, es divertirse leyendo, comentando —si se tercia—, y pasarlo bien entre todos sin tomarse la vida tan a la tremenda.
No viene muy al caso, pero ya que lo menciona, debo decirle que cuarenta mil palabras no hacen una novela, y usted presume que tiene tres escritas. Estupendo. Pero eso, que yo sepa, es relato largo. Ochenta mil es novela corta, si no me equivoco. Le queda un buen trecho, a no ser que encadene una tras de otra. Y aun así, su novela será considerada “corta” por una editorial. Claro que una novela no puede compararse a un relato, ya está dicho. Pero me anima pensar que mis principales referentes literarios, clásicos y modernos, crearon escuela precisamente cultivando el relato corto.
Lamentablemente no sé con quién estoy hablando, es cierto. Presumo que con una autoridad en la materia, o al menos, con un profundo conocimiento del tema. Lo celebro. Ojalá algún día pueda yo decir que recibí una valoración, aun siendo muy negativa (nada que objetar), de alguien relevante en las letras. De momento ignoro si esto es así. Debo aún agradecerle su tiempo en contestar. De veras. De todo se aprende, y no es coña. Hay algunos aspectos sobre los que me ha hecho reflexionar, y ciertamente los he sopesado. Sobre otros, más personales, se equivoca bastante. No obstante, apuntar que algunos comentarios hechos quizá con poco tacto, no han hecho mella alguna en mi ánimo. No soy tan pardillo, y en mi breve recorrido, he conseguido atesorar un pequeño currículum del que me siento profundamente orgulloso. Y eso no puede arrebatármelo usted. No procede exponerlo aquí, por supuesto, y humildemente, tampoco es para tanto. Para eso ya está la web de LA TERCERA FUNDACIÓN.
Un saludo cordial, señor Ecodram. Al menos celebro haberle hecho reír. Que sepa que en cierta manera, lo admiro, pero no me resisto a dejar de poner cierre con una fábula de Iriarte. Y es que, vivir para ver, de todo se aprende:
“El sapo y el mochuelo

Escondido en el tronco de un árbol
estaba un mochuelo,
y pasando no lejos un sapo,
le vio medio cuerpo.
«¡Ah de arriba, señor solitario!
Dijo el tal escuerzo:
saque usted la cabeza, veamos
sí es bonito o feo.»
«No presumo de mozo gallardo;
respondió el de adentro:
y aun por eso a salir a lo claro
apenas me atrevo;
«Pero usted, que de día su garbo
nos viene luciendo,
¿no estuviera mejor agachado
en otro agujero?»
¡Oh qué pocos autores tomamos
este buen consejo!
Siempre damos a luz, aunque malo
cuanto componemos,
y tal vez fuera bien sepultarlo;
pero ¡ay, compañeros!
Más queremos ser públicos sapos
que ocultos mochuelos.”

Hay pocos que den sus obras a luz con aquella desconfianza y temor que debe todo escritor que no esté poseído de vanidad.
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Fialia
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por Fialia »

Me alegra que nuestro buen Ijon T. haya respondido pronta y sabiamente a los injustificados ataques contra su obra y su persona.
He estado a punto de incumplir mi promesa de no perder tiempo predicando en el desierto. Gracias al flamante y merecidísimo ganador de este certamen (gracias a los votos de la mayoría, como debe ser en una democracia -las decisiones unilaterales y la tiranía del egocentrismo se llaman dictadura- y seguirá siendo), no tendré que perder los estribos y que me releguen al foro Off Topic otra vez. Gracias mil, por tu obra (que sí, sí, nos ha encantado a la mayoría), por molestarte en contestar a nuestros comentarios y explicar tus motivos para escribir, y también por la humildad de haberte expuesto a nuestras críticas. Por favor, sigue participando en estos concursos y en este foro. Esperamos ansiosos tus comentarios en el próximo certamen de relatos de terror, compañero.
Un fuerte abrazo.
snatcho
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Re: Relato 15 - Estrellas y cajas azules

Mensaje por snatcho »

Reconozco que leído lo leído en otros foros y ocasiones, no entendía del todo la expulsión de ecodram en el hilo de "Resultados del concurso...". Hasta que he leído este hilo, claro.

No creo haber leído mayor sarta de ..., bueno, vale, me corrijo, no creo haber leído mayor serie de despropósitos en un comentario desde que pueda recordar. Un autor aparece educadísimamente dando las gracias, explicando su proceso creativo y demás y se le acusa de todo lo que no ha hecho... Se me vienen a la mente refranes de sartenes y cazos, pero esa es otra historia.

Gracias por tu comentario. Está al nivel del relato y al nivel de un ganador de un concurso (búsquense otros sitios para concursos de egos, por favor). Ya he comentado anteriormente que el relato no me parece perfecto, aunque buscar la perfección en un escrito es tarea tan imposible como absurda. En cualquier caso la utilidad de descalificar un relato (como se ha intentado con el tuyo) es nula, se trata de aportar visiones externas que puedan como perfectamente dices ayudarnos a evolucionar o mejorar como escritor (o incluso mejor, como persona que escribe, para no darnos importancia). En mi caso ya expliqué que las poquísimas posibles mejoras que veía iban por el ritmo del final y eso lo has explicado de sobra. Quizá recalcaría que yo en mi caso pondría por encima el ritmo, especialmente en un punto tan crucial como el final, antes que un límite auto-impuesto de palabras. Pero en cualquier caso es sólo mi opinión y soy muy atrevido por aconsejar.

Reitero mi enhorabuena. Con tu nivel escribiendo y tu talante estás en un camino excelente.

pd: si algún vanidoso sapo se encuentra en el camino, no dude en ulularle sabias palabras por su bien y el de todos
  "It's a classic... something that everybody wants to have read and nobody wants to read." - Mark Twain
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