¿Es la durabilidad de los e-readers un problema?

 

Parece extraño que, en un mundo tan volátil y con una tendencia a la caducidad, un objeto de gran resistencia pueda sufrir por esa misma causa. Esta sencilla paradoja parece haber afectado en los últimos tiempos a nuestras pequeñas máquinas.

 

Cuando los primeros e-readers llegaron al mercado, como cualquier otro aparato electrónico, no estaban libres de defectos. Pero pasó muy poco tiempo antes de que la tecnología se estabilizara y se consiguieran unos aparatos muy fiables y a un precio competitivo. ¿Cuántos casos conocéis de lectores que se hayan roto? Quitando algún problema de software o  accidente (Siempre estará en nuestro recuerdo uno que bien sirvió de cojín hace unos años en este mismo foro), prácticamente se podrían contar con los dedos de la mano los aparatos muertos en acto de servicio.

 

 

Y ahí llega el problema. Mientras que los móviles y tablets llevan una guerra continua de actualizaciones y enfrentamientos varios, con una vida útil cada vez más corta, nosotros, los agradecidos lectores, seguimos disfrutando de nuestro anciano aparato. Es verdad que los nuevos aparatos traen sus ventajas. Sin ir más lejos, nos encontramos con los nuevos Kindle, que disfrutan de un aumento de resolución de los 212 ppp del anterior modelo a unos 300 ppp. ¿Se lee mejor que con mi aparato de primera generación? Seguro. ¿Lo sustituiré? Lo dudo muchísimo. Hasta que un mal mayor le afecte seguiré unido a él, y tengo la impresión que la mayoría de los presentes reaccionará como yo.

 

 

Esta inmovilidad ocasiona que nos encontremos con un escaso flujo económico. Y también provoca que se detenga la innovación en la tecnología. Seguimos esperando el paso hacia delante de las pantallas a color y la tecnología mirasol que tanto sorprendieron, pero que apenas han vuelto a asomar la cabeza exceptuando algún caso aislado, como algún reloj inteligente. Esta falta de innovación es la que viene lastrando el mercado actual, que aunque haya una empresa fuerte, manteniendo su buque insignia con fuerza, parece irse apagando lentamente.

 

Tengo la confianza que los avances al final llegarán y nos “obligarán” a sustituir por buenas razones nuestros viejos cachivaches. Solo espero que en el camino no sigamos viendo más empresas caer, ya que la calidad nunca debería de ser un inconveniente en este mundo.

 

 


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Obra colectiva del equipo de coordinación ZonaeReader

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